Tras años de lucha contra la subestación eléctrica de Iberdrola en Patraix, la explosión del 15 de mayo no ha hecho otra cosa que dar más fuerza a las protestas vecinales.
Hace más de dos años empezó a forjarse un movimiento ciudadano muy variado en el barrio valenciano de Patraix, para conformar una Plataforma por el traslado de la Subestación Eléctrica (ST) de Iberdrola.
La manifestación del 1 de junio de 2005 fue un momento crucial a partir del cual el movimiento cobró cada vez más fuerza. Cacerolazos, intervenciones en los plenos del Ayuntamiento, investigaciones sobre los efectos de la radiación electromagnética, acciones judiciales y demandas, manifestaciones y otros actos de diversa índole han caracterizado la intensa lucha del barrio. A pesar de todo ello, el pasado diciembre el Ayuntamiento de Valencia le concedió a la ST una licencia como actividad inocua.
La explosión provocó la fuga de hexafluoruro de azufre, un gas tóxico que se evapora rápidamente creando un alto riesgo de asfixia en el aire saturado, además de ser un gas de efecto invernadero que favorece el cambio climático. El Ayuntamiento clausuró inmediatamente la subestación por riesgo catastrófico, que es la base legal de la clausura. El 31 de mayo se realizó, como consecuencia de la explosión, un pleno extraordinario en el Ayuntamiento con presencia de representantes ciudadanos. En éste se acordó la ratificación del cierre de la ST, así como plantear la disposición a negociar su traslado entre las autoridades y las empresas.
Un cable de 220.000 voltios
El 19 de junio varios vecinos presenciaron la entrada de maquinaria (ocultada bajo una lona) al recinto de la subestación por lo que se deduce que continúan trabajando a pesar de los acuerdos y de las declaraciones contrarias de Red Eléctrica Española. Además, a día de hoy las autoridades siguen sin reunirse con las empresas para negociar las condiciones del traslado que es la preocupación y la exigencia principal de la ciudadanía. La ST de Patraix se encuentra a 13 metros de las viviendas del barrio y a cinco metros de distancia de éstas se ubica el cable de alta tensión de 220.000 voltios que le lleva la electricidad.