Disponer de información y distribuirla correctamente en caso de desastre es una forma vital de ayuda, recuerda Cruz Roja, que pone como ejemplo al Gobierno cubano. Frente a éste, y en negativo, el informe anual de Cruz Roja alerta de la propagación, a veces interesada, de mitos tras desastres naturales como los recientes Tsunami y Katrina
La Federación Internacional de la Cruz Roja pone como ejemplo a Cuba y su capacidad de respuesta en su informe anual sobre desastres naturales.
El secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Markkus Niskala, recordó que disponer de información y distribuirla correctamente en caso de desastre natural es una forma vital de ayuda. «La alerta temprana es el mejor ejemplo de que una información precisa y oportuna puede salvar vidas», afirmó Niskala, quien destacó que en la isla caribeña la instrucción sobre desastres forma parte del programa escolar y todos los años se hacen ejercicios de evacuación antes de que empiece la temporada de huracanes.
«En Cuba la gente sabe muy bien lo que hacer en caso de huracán gracias a la instrucción en las escuelas y los ejercicios anuales de evacuación, así como por la movilización de los medios de comunicación antes de que llegue el ciclón», añadió.
En 2004, el huracán Charley provocó la evacuación de 224.000 personas en Cuba y causó 4 muertos, mientras que Jeanne, a su paso por Jamaica mató a 2.000 personas y no hubo alerta de evacuación. Niskala comparó la respuesta cubana con la jamaicana, pero el reciente huracán Katrina hace posible establecer una comparativa entre la respuesta de Cuba y la de su gran enemigo, y primera potencial, EEUU.
Los expertos recuerdan que la buena información no solo salva vidas sino que «alivia el sufrimiento» tras el desastre.
Los expertos indicaron que tras el Tsunami de diciembre, «muchos en Sri Lanka pensaban que el maremoto era una especie de castigo divino. Los equipos de la Cruz Roja explicaron las causas científicas para acabar con la superstición y aliviar el sentimiento de culpa entre los supervivientes».
Mitos interesados
Pero también señalaron que después de un desastre natural «circulan muchos mitos», uno de ellos «el que dice que los cadáveres causan epidemias», algo que no dejó de oirse, por ejemplo, durante el paso del Katrina por Luisiana, Misisipi y Alabama en EEUU. «En realidad los gérmenes sobreviven muy poco tiempo a la muerte del organismo que los aloja».
En Aceh, ocupada por Indonesia, «ese mito fue propagado por el Gobierno y la prensa. Miles de cadáveres fueron enterrados en fosas comunes, lo que agravó la congoja de los supervivientes», precisaron.
Peor aún, porque «no sólo la tradición exige un funeral decente, sino también porque sin certificados de defunción es muy complicado solicitar una indemnización».
Otros mitos se refieren a principios como que «toda ayuda es útil». Tras el Tsunami del Indico, organizaciones y particulares mandaron ayuda inútil, como ropa de invierno o medicamentos inapropiados, abarrotando almacenes y aeropuertos.
En 2004 los desastres dejaron un saldo de 250.000 muertos y 146 millones de damnificados, además de daños económicos por 145.000 millones de dólares.