La represión de la disidencia Este martes 24 de enero serán juzgados cuatro ciudadanos republicanos con motivo de la manifestación en la Puerta del Sol de Madrid el día de la coronación del Borbón Felipe VI. El origen del incidente: portar la bandera republicana. Sin embargo, la bandera tricolor está presente en actos públicos en […]
La represión de la disidencia
Este martes 24 de enero serán juzgados cuatro ciudadanos republicanos con motivo de la manifestación en la Puerta del Sol de Madrid el día de la coronación del Borbón Felipe VI. El origen del incidente: portar la bandera republicana. Sin embargo, la bandera tricolor está presente en actos públicos en la capital de Francia y en otros lugares del mundo.
La Fiscalía pide severas penas que suman más de seis años de cárcel para los tres procesados: Jorge Vestringe (tres años y medio), Ivan Torrico (dos años), Manuel Prada (ocho meses).
El colectivo de militares ANEMOI, al que me honro en representar, se solidariza con los compañeros republicanos represaliados y condena todo intento de violentar la libertad de manifestación, cuya finalidad no es otra que meter miedo para que no se salga a la calle.
Los colores de la dictadura
Como todo el mundo sabe, la bandera bicolor de la monarquía trae recuerdos lúgubres para todo demócrata. Fue además un símbolo impuesto durante la Transición por una jerarquía militar corrupta, brazo armado de una oligarquía que asentó su dominio mediante una dictadura genocida. La misma oligarquía de banqueros, terratenientes y clérigos que doblegó a los pueblos de España a tiro limpio, apoyados militarmente por Adolf Hitler y Benito Mussolini, primera fase de la agresión nazi-fascista a los pueblos de Europa.
Siguen estando ahí, son los que mandan, pero no se presentan a las elecciones. ¡Menuda legitimidad la de este Régimen!
Ambos, el rey Borbón y su bandera bicolor, son símbolos anclados en un pasado cruel que es necesario superar. Cuatro largas décadas que dejaron un saldo aterrador: más de cien mil desaparecidos forzosos, cuyos restos emergen hoy reclamando justicia. De ahí su burdo intento de acallar el clamor de las víctimas: ¡Nada de memoria histórica, que reabre las heridas! Frente a esta indecente pretensión sigamos ondeando nuestra honrosa bandera tricolor, símbolo de memoria, libertad y progreso.
La situación que afrontamos
La situación por la que atravesamos requiere de un esfuerzo conjunto civil y militar, de todos los ciudadanos desde sus diversos ámbitos y estamentos.
La situación que afrontamos es fruto de la herencia franquista-dictatorial. Implica, entre otras cosas, a día de hoy:
– Monarquía ilegítima.
– Corrupción-delito.
– Empobrecimiento de la población.
– Recorte de derechos sociales y libertades; en general, derechos humanos.
– Represión.
– Abusos, castigos, penas, expulsión física del país de miles de ciudadanos, exclusión social.
La situación que rechazamos requiere -para su comprensión, esclarecimiento y superación- de la denominada memoria histórica, claramente actual, ya que continúan:
– El delito y la impunidad.
– La represión de los pueblos de España y de sus ciudadanos no conformes con el golpe de estado, el régimen dictatorial y los pactos reformadores y no rupturistas con el régimen, que se cerraron de manera entreguista durante la Transición (por la puerta trasera, con amenazas y engaños y sin el consentimiento y consenso del conjunto del pueblo español). Dichos pactos no pueden hipotecar nuestro futuro ni comprometer a las presentes y futuras generaciones.
– La dependencia del poder judicial del poder político bipartidista domesticado y de los lobbies enraizados en el franquismo.
– La represión de libertades, incluidas la de expresión.
– La represión y castigo de los denunciantes de la corrupción con su muerte civil y hasta física: estigmatización, culpabilización, exclusión laboral, etc.
– La propia corrupción.
– Los crímenes del franquismo y posfranquismo sin juzgar. Se siguen cometiendo delitos en los descendientes y luchadores antifranquistas.
– La culpabilización de las víctimas del franquismo, su maltrato, ninguneo, burla, falta de respeto, revisionismo, etc. Gravísimo, sobre todo si se sigue alentado desde la Jefatura del Estado y desde sectores de la extrema derecha militar y del clero.
– Los modos de operar franquistas -que impregnan y conforman la cultura, sociedad, mundo laboral, etc.- suponen: control de la población, castigo y represión, maltrato de género, conductismo, intentos de reeducación mediante los medios de comunicación de masas, mayoritariamente al servicio de la ideología franquista y/o de los intereses surgidos a raíz de los pactos de Transición, que a su vez han implicado silencio e impunidad…
Superación del franquismo y su monarquía
La situación que hay que superar y revertir requiere:
– Ruptura con el franquismo y su herencia, incluida la monarquía.
– Anulación de leyes impuestas en un momento de máximo peligro y falta de libertades y amenazas directas, asesinatos, 23-F, etc. urdidos por el poder para perpetuar el régimen en su esencia. En particular anulación de la ley de amnistía, que es una ley de punto final.
– Anulación, mediante ley, de las sentencias franquistas.
– Fin de la impunidad.
– Proceso constituyente republicano.
– Construcción de una sociedad, igualitaria, laica y de Derecho, con Justicia, Verdad y Reparación e inclusión de todos los ciudadanos con igualdad de oportunidades real.
– Configuración del nuevo modelo de convivencia de acuerdo y con el respeto a la diversidad de los pueblos.
– República de pueblos, acogedora y fraterna.
– Separación real de poderes.
En definitiva:
– Revertir el sistema corrupto.
– Restauración de la legitimidad republicana. Salida de la Monarquía ilegítima. Y todo lo nombrado e instalado por el antiguo régimen.
A nuestro juicio, es importante tener en cuenta que:
Cualquier proceso que eluda el franquismo vivo y sus crímenes pasados y presentes es una aparente normalidad y solo contribuye a un continuismo de una situación a la que se pone parches.
Cualquier paso adelante sin memoria y ruptura, sin una clarificación de la historia y del presente, es un paso en falso.
Cualquier futuro con monarquía, delito y sin respeto a la libre decisión de sus ciudadanos nos condena a un estado fallido, a la regresión que intentan imponernos y nos aboca a un conflicto social y político, a una regresión en la historia, a un empobrecimiento, a una nueva forma de dictadura económica, cultural y a un paso atrás de civilización. Supone cerrar los ojos a crímenes de lesa humanidad, a la explotación actual, a la mafia, a la violencia de género y marginación de la mujer, a la desigualdad.
Cualquier caso aparentemente particular no lo es, hay muchas personas afectadas por lo que ocurre, son una mayoría. Hay que contrarrestar la atomización que pretende lograrse. Está en relación con la culpabilización de las víctimas, o de quienes han dado un paso al frente. La represión y persecución por la lucha contra el delito debe rechazarse conjuntamente, es lucha colectiva y no particular. No hay que poner el acento en la victimización, pretendida por los que están señalados por la corrupción y ven así -haciendo sufrir a su denunciante- cumplido en parte su objetivo de castigo. No facilitemos su estrategia indecente de amedrentar a posibles denunciantes.
Cualquier intento loable de dulcificar lenguajes y modos, no lleva a ningún sitio al final. No hablar de República y eludir lo principal sería versión dos de transición sin sustancia y con los errores repetidos. Acabaría provocando un nuevo «desencanto» que abriría las puertas al fascismo: el viejo fantasma que recorre Europa.
Cualquier futuro sobre bases sólidas y progresistas no es posible sin República.
Cruzando el abismo
Por todo ello, compañeros y compañeras, os pido que crucemos decididamente -junto a nuestros hermanos catalanes, unidos al conjunto de pueblos de nuestra patria- el abismo que nos separa de un tiempo nuevo lleno de esperanza.
Sin miedo, pues no hay vuelta atrás.
Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío de la Armada, coordinador del colectivo Anemoi.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.