¿Habremos aprendido, que ante una pandemia como la que estamos viviendo, nadie estaba preparado, pero que no es lo mismo enfrentarse a esta crisis con una sociedad equilibrada, sin bolsas de pobreza ni grandes desigualdades, que con una sociedad con niños por debajo el umbral de la pobreza, con desahuciados y trabajadores/se en precario? ¿Que cuando una sociedad está ya al límite cualquier susto es mucho más grave? ¿Que para afrontar males sobrevenidos es mucho más fácil hacerlo cuando toda la población está en condiciones vitales dignas?
¿Habremos aprendido que los recortes en sanidad, educación y servicios sociales nos están pasando factura? ¿Habremos aprendido que cuando toca dar respuestas rápidas y eficaces, la sanidad pública es la única que responde? ¿Que hay que cuidar, mimar y sobre todo financiar una buena y amplia sanidad pública, para poder afrontar crisis como el actual? ¿Que hacen falta trabajadoras y trabajadores del ámbito sanitario público, bien pagados y en condiciones laborales justas, para que puedan hacer bien su trabajo que es, nada más y nada menos, la de curarnos y no dejarnos morir?
¿Habremos aprendido que una sociedad que abandona a sus abuelos y abuelas es una sociedad fallida e inhumana? ¿Que lo que ha pasado en las residencias de la tercera edad, mayoritariamente en manos de empresas privadas, es un escándalo que no se puede volver a repetir? ¿Que hace falta que todo el cuidado de los mayores esté gestionado públicamente, buscando la mejor solución para cada persona: residencia, hospital, atención domiciliaria, apartamentos asistidos, etc.?
¿Habremos aprendido que tenemos una educación totalmente segregada por clase social que hace imposible la igualdad de oportunidades? ¿Habremos aprendido que necesitamos un sistema educativo único, público y gratuito, de calidad para todo el mundo? ¿Que los centros privados concertados no tienen razón de ser y sólo son fuente de desigualdad educativa? ¿Que la educación a distancia no es lo mismo para el alumnado que vive en condicionas sociales y económicas buenas que para el alumnado que vive en precario? ¿Que la educación presencial es absolutamente necesaria y la tarea del profesorado va más allá de hacer una conferencia virtual o pasar una app o un programa informático?
¿Habremos aprendido que parar y no poder salir de casa puede tener cosas buenas? ¿Que el estrés diario, los viajes interminables para ir al trabajo, los horarios que no permiten la conciliación, hacen que nuestra vida pase sin darnos cuenta? ¿Que jugar con hijos e hijas, conversar con ellos y ellas, cuidar de los más pequeños, inventar juegos y actividades para hacer sin salir de casa, es también un muy buen aprendizaje? ¿Que ahora tenemos la ocasión de reflexionar con los mayores sobre qué está pasando, porque pasa, qué consecuencias puede tener, para nuestra familia, para las familias más precarias, para las personas que están solas, para las personas que no tienen papeles?
¿Habremos aprendido que la soledad no es tan mala si tienes gente con quién comunicarte (virtualmente), si tienes actividades que te gusta hacer, si tienes intereses intelectuales, sociales, artísticos, literarios… que te hacen la vida agradable? ¿Que siempre hay cosas nuevas por hacer y descubrir? ¿Que seguro que tienes algunas capacidades que nunca has podido ejercitar?
¿Habremos aprendido que el sistema en el que vivimos nos está matando? ¿Que tener una sociedad organizada sólo en beneficio de unos cuántos es una barbaridad? ¿Que la competitividad de todos contra todos nos está destruyendo como humanos y está destruyendo los recursos de este planeta nuestro que es el único que tenemos? ¿Que si no somos capaces de cambiar las normas del juego volveremos a la barbarie?
¿Habremos aprendido que nos necesitamos los unos a los otros? ¿Que sólo podemos salir de esta crisis sanitaria, y de la económica que vendrá después, si buscamos soluciones para todos y todas y no dejamos a nadie en la miseria? ¿Que cuando vienen malos tiempos es la solidaridad y la ayuda mutua lo único que nos puede salvar?
¿Habremos aprendido que no podemos salir de la crisis igual que lo hicimos al anterior? ¿Que no son los bancos y las grandes corporaciones a quienes tenemos que dar el dinero? ¿Que por culpa de haber primado los beneficios de los que más tenían en la anterior crisis, ahora estamos en peores condiciones para enfrentar el actual? ¿Que los políticos tienen que estar al servicio de la gente y no de sus intereses particulares o los de su partido?
¿Habremos aprendido que lo que es común y público, igual para todo el mundo, es nuestra única salvación? ¿Que todo el dinero público tiene que ir a los servicios gestionados públicamente? ¿Que se tienen que acabar los recortes, las privatizaciones y las externalizaciones de todos los servicios esenciales? ¿Que la sanidad, la educación, los servicios sociales, los cuidados y la atención a la gente mayor no pueden estar en manos de empresas privadas? ¿Que nos es imprescindible una banca pública y renta garantizada que asegure que nadie vive en la miseria?
¿Habremos aprendido que «el mercado» es incapaz de dar soluciones y menos en tiempos de emergencias? ¿Que las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras tienen que estar aseguradas? ¿Que la globalización tiene que estar al servicio de las personas y no del capital? ¿Que las migraciones han existido desde que los humanos somos humanos? ¿Que negar los derechos a las personas según dónde han nacido va en contra de la misma humanidad?
¿Habremos aprendido que la ternura y la preocupación por los demás nos hace más humanos?
En definitiva, ¿habremos aprendido que tenemos que cambiar el rumbo de nuestra sociedad si queremos que la vida valga la pena vivirla?
Rosa Cañadell. Licenciada en Psicología. Profesora jubilada. Ex-portavoz de USTEC·STEs (IAC).