“La sanidad pública no se vende, se defiende” decía el reivindicativo cartel que, a lo largo de varios años, estuvo fijado en la puerta de la consulta del que fue durante mucho tiempo mi médico de familia, un ferviente defensor de la sanidad pública que sabía empatizar con los enfermos y que desarrolló su trabajo, con una gran profesionalidad, en medio del vendaval generado por quienes hicieron y hacen efectivos los recortes, las privatizaciones y la merma en la calidad del sistema sanitario gallego. Desde su jubilación en junio de 2020, sus pacientes quedamos a la deriva de una desastrosa gestión; el número de facultativos que pasaron por su consulta a lo largo de estos últimos 15 meses parece no tener fin. Estas últimas semanas, la doctora que lo sustituye actualmente y un compañero se están haciendo cargo de la agenda otros tres médicos; es decir dos médicos de familia, desbordados por la atención a sus propios pacientes, están asumiendo, y sumando, el trabajo de otros tres profesionales.
Con bajas por depresión, sin coberturas vacacionales, sin que se cubran sus jubilaciones, muy frecuentemente con dos citas a la misma hora, no pudiendo atender las enfermedades crónicas y con las enfermedades emergentes desatendidas… Los médicos de familia se enfrentan a un día a día desolador. En la otra cara de esta moneda está grabado el rostro de los pacientes…
Un reciente estudio de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria pone el dedo en la llaga de la herida abierta y sangrante que suponen los escasos y ridículos tiempos de consulta en atención primaria; el estudio se hace eco de la reflexión del médico británico Julian Tudor Hart, referente mundial de la atención primaria: «Consultas de 5 minutos son más propias de la atención veterinaria que de la atención médica. Supone tratar a las personas como si fueran ganado”.
La reducción de personal supone una clara merma de la actividad asistencial. Los profesionales de atención primaria en Galicia alertan de que no hay médicos de familia ni pediatras, la Consellería de Sanidade admite la debacle pero no toma las medidas adecuadas para ponerle freno.
Antes de la pandemia la atención primaria gallega estaba al borde del colapso, hoy está al borde del precipicio aquejada de una sobrecarga inadmisible. El colectivo de profesionales de Atención Primaria, integrantes de la Comisión de Atención Primaria del Área Sanitaria de A Coruña y Cee, volvió a salir a la calle para reclamar una solución a su insostenible situación; tienen previsto salir todos los jueves a las puertas de sus centros de salud para seguir protestando por el lamentable estado de la atención primaria en Galicia y para exigir al Sergas (Servizo Galego de Saúde) una solución inmediata.
Gonzalo Caballero, secretario general del PsdeG, en unas recientes declaraciones acusó a Feijóo de utilizar la «telemedicina para esconder el fracaso de la gestión del PP en la sanidad pública”, denunciando ante los medios de comunicación que detrás de la cortina de las consultas telefónicas se esconden la saturación, la falta de personal y las listas de espera.
La Xunta asegura que la situación es preocupante y admite el desastre pero mira para otro lado como si la responsabilidad de lo que está ocurriendo no fuese suya; mientras tanto, Feijóo, al más puro estilo trilero nos promete, a bombo y platillo, un 60% de citas presenciales en los centros de salud, obviando que detrás de su engañosa oferta se esconde que un 40% de gallegos y gallegas que necesiten acudir a su médico de familia no podrán hacerlo.