El pasado día tres de julio, un vagón de un convoy del Metro de Valencia descarriló volcando y causando 41 fallecidos y heridos de diversa consideración. Un «accidente fortuito» se apresuraron a calificar este hecho las autoridades locales. Nada menos ni nada más que un accidente, pero que ha causado un daño irreparable a numerosas […]
El pasado día tres de julio, un vagón de un convoy del Metro de Valencia descarriló volcando y causando 41 fallecidos y heridos de diversa consideración. Un «accidente fortuito» se apresuraron a calificar este hecho las autoridades locales. Nada menos ni nada más que un accidente, pero que ha causado un daño irreparable a numerosas familias. Todos sabemos que nadie tenía intención de causar esas muertes, pero que sea un hecho accidental no impide que se depuren las correspondientes responsabilidades jurídicas y políticas.
Sobre las probables responsabilidades penales esperemos que los jueces y fiscales que intervengan en el asunto puedan o quieran tramitar hasta el final el sumario, y que no ocurra como en el caso del buque ‘Proof Spirit’, accidente en el que murieron 18 trabajadores en el puerto de Valencia, justo nueve años antes, el 3 de julio de 1997, cuyo juicio se celebró tras ocho años de un pésimo y lento proceso judicial1 y con unas condenas muy leves para los directivos de la empresa.
Las responsabilidades políticas son aún más difícil de depurar, en la Comunidad Valenciana gobierna el PP con mayoría absoluta, además cuenta con una oposición débil por parte del PSOE, ya que también tiene ciertas responsabilidades en el mal funcionamiento de los servicios públicos valencianos.
Este accidente no ha sido más que el peor síntoma de una política sistemática de abandono de los servicios públicos, en especial aquellos más importantes para las clases sociales más desprotegidas: Transporte, Salud, Servicios Sociales y Educación.
Sólo hay que hacer un rápido repaso a las hemerotecas para comprobar tal aseveración. Por ejemplo, este accidente que ha sido el más grave en la historia del Metro en el Estado Español (a pesar que Madrid y Barcelona cuentan con redes más amplias y mucho más antiguas) y el cuarto más grave del ferrocarril metropolitano en todo el mundo, vino precedido el año pasado por otro incidente en la misma línea 1 que causó 42 heridos, aunque el accidente fue ocasionado por un doble fallo (humano y mecánico2), sólo se castigó al trabajador sin que ningún directivo fuera apartado de su cargo por el accidente. La línea 1 del Metro fue la primera en ponerse en funcionamiento sin que desde su inauguración en 1988 se hayan hecho inversiones visibles en las estaciones o en los trenes, los que eran criticados por sus usuarios por ser su incomodidad y deterioro. La versión oficial de los hechos solo hace mención al «exceso de velocidad» del tren, el maquinista ha muerto y no puede defenderse, se trataba de un trabajador con contrato eventual y una escasa formación.
En todo caso, una convoy moderno de metro no parece que pueda depender de la pericia de una sola persona, existen sencillos mecanismos para evitar este tipo de accidentes, de hecho las otras líneas de Metro Valencia están dotadas de ellos y parece improbable que pudiera suceder en ellas un accidente similar. El sistema de frenado automático por balizas que era el utilizado en esta linea demostró no ser operativo en el anterior choque de trenes en esta linea sin que se haya hecho ningún cambio desde la fecha del anterior accidente.
Mientras tanto, tanto al PP como al PSOE solo parecen interesarles el Tren de Alta Velocidad, acelerando las obras con ingentes cantidades de dinero público para que «cuanto antes» una Madrid con Valencia por dos rutas diferentes. Los trenes de cercanías y el metro parece que no formar parte de las prioridades de los partidos mayoritarios.
Pero no solo el transporte público tiene este tipo de problemas, en los últimos meses dos residencias de ancianos han sufrido incendios, el pasado día 28 de marzo cinco enfermos mentales fallecieron en el incendio de una residencia geriátrica de Massamagrell (Valencia) que no estaba autorizada para acoger a disminuidos psiquiátricos3. Seguidamente y en el plazo de un mes, cuatro ancianos fueron rescatados por los bomberos con síntomas de intoxicación por humo en el incendio declarado residencia de la tercera edad de Utiel, que obligó a evacuar a unas 90 personas, entre residentes y trabajadores4.
También la sanidad valenciana sufre continuos accidentes debido a lo precario de sus instalaciones, el pasado día 28 de junio tuvo que ser desalojada la planta séptima del Hospital Clínico de Valencia por otro incendio5. Tanto este hospital, como el resto de hospitales públicos de la capital presentan un estado de deterioro visible y lamentable.
En el ámbito educativo, existen en esta autonomía más de 2.000 barracones donde unos 40.000 escolares reciben sus clases, todos ellos en la escuela pública 6.
A pesar de este estado de los servicios públicos, la Comunidad Valenciana es la primera en endeudamiento público por habitante, entonces ¿el gobierno valenciano donde gasta el dinero público? La respuesta también la encontramos en cualquier diario, radio o TV: en la visita del Papa, en la Copa América, en Terra Mítica o en la Ciudad de las Ciencias, proyectos que al final doblan su presupuesto inicial por numerosos sobrecostes, algunos de ellos ya investigados judicialmente, por la sospecha que detras de tanto monumento y cemento se esconde el enriquecimiento personal de empresarios y políticos del partido gobernante.
1http://www.elpais.es/buscadores/articulo/20050219elpval_1/Tes/elpepiautval/
2 http://mnm.uib.es/gallir/posts/2005/09/10/418/
3 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=240886
5http://www.20minutos.es/noticia/135730/0/desalojan/psiquiatrico/incendio/
6http://www.levante-emv.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=3116&pIdSeccion=19&pIdNoticia=188216&rand=1152038901359