A última hora de la tarde de ayer un grupo de antimilitaristas llevó a cabo una Acción Directa No violenta en apoyo y solidaridad a las personas cuyos derechos y cuyas mismas vidas están siendo pisoteadas y aniquiladas por las policías y ejércitos del Estado Español y de Marruecos. En esta acción, organizada por el […]
A última hora de la tarde de ayer un grupo de antimilitaristas llevó a cabo una Acción Directa No violenta en apoyo y solidaridad a las personas cuyos derechos y cuyas mismas vidas están siendo pisoteadas y aniquiladas por las policías y ejércitos del Estado Español y de Marruecos.
En esta acción, organizada por el Espacio Horizontal contra las Guerras, cuatro antimilitaristas saltaron la valla del monumento al soldado desconocido de Madrid, en un claro gesto de dar legitimidad al salto que las personas migrantes intentan dar a la valla en la frontera con la esperanza de huir de la miseria y la guerra.
Una vez dentro del recinto del monumento mientras dos personas desplegaban una pancarta con el lema de la acción «Saltamos la Valla», las otras dos, provistas de extintores procedieron a apagar la llama que homenajea al soldado desconocido. Con este gesto pretendían apagar simbólicamente la llama de los ejércitos y las guerras que tan terribles consecuencias provocan en la vida de las personas de los países pobres.
El soldado desconocido icono del militarismo, del poder de la fuerza, de quienes tienen el dinero y las armas más poderosas. El soldado desconocido es el guerrero sin rostro, es la injusticia y la opresión para los/las débiles. Apagar su llama es apostar por otra sociedad.
Manifiesto de la Acción: Saltamos la valla
El fenómeno migratorio es una cuestión social y política y como tal debe ser tratado. No hay vallas ni ejércitos que puedan parar a quienes huyen de guerras, hambrunas constantes, gobiernos corruptos y SIDA pandémico. En nombre de la globalización, Occidente planteó a África que las fronteras no debían constituir un obstáculo para la libre circulación de mercancías y capitales, clave de un hipotético progreso que jamás asomó por el continente negro.
Ahora sabemos que todo era un cuento y aparece ante nuestros ojos una terrible pesadilla: expolio de sus recursos, enfermedades y miserias para la mayoría de sus habitantes. Europa roba la comida que podría paliar las hambrunas que padecen 2 millones de personas, mientras en África se cocinan las sobras, aquello que los europeos tiramos al cubo de la basura, como refleja el documental «La Pesadilla de Darwin». Los gigantescos aviones de carga con destino África recogen el pescado del lago Victoria o los diamantes de Debswana, pero el viaje de ida no lo hacen de vacío. Llevan armas. Armas que ayudan a perpetuar todo tipo de guerras, tan lucrativas para la industria armamentística.
Una mínima parte de la población africana es la que toca a nuestras puertas, detrás de las cuales existe un relativo bienestar construido a costa suya. Si hay libre circulación para las mercancías y los capitales, ¿cómo es posible que los seres humanos no dispongan de esa misma posibilidad, la de desplazarse hacia allí donde puedan encontrar trabajo? ¿Por qué no se permite la libre circulación de las personas? En la frontera los inmigrantes son acosados por perros amaestrados, golpeados y tiroteados, sin que a nadie parezca importarle demasiado. No son muertes, son asesinatos. Marruecos además condena a los inmigrantes a una muerte anunciada al colocar a los inmigrantes en el desierto argelino sin ningún miramiento, independientemente de su procedencia. Nadie debe extrañarse porque un inmigrante declare que prefiere arriesgarse a morir en aguas del Estrecho a caer en manos de la policía marroquí.
Continúa la desobediencia en Ceuta y Melilla, a las puertas de la europa fortaleza. Nosotras y nosotros, antimilitaristas y desobedientes, también saltamos la valla, para gritar una vez más que ningún ser humano es ilegal. No hay monumentos al inmigrante desconocido, pero sí a los soldados que dicen proteger la europa fortaleza y la «unidad de España». Esta acción es un paso más en nuestro trabajo de denuncia sobre las consecuencias del militarismo y las guerras.
No al expolio de África. No al comercio de armas. No a las guerras.
Desobedece las guerras, Apaga el militarismo.