Escritores de Cuba y Argentina se convirtieron ayer en los máximos ganadores del Premio Casa de las Américas 2005 en novela, teatro y literatura para niños y jóvenes, seguidos por Colombia y Brasil en otros géneros. La narradora y poetisa cubana Marilyn Bobes conquistó por unanimidad el galardón en novela con Fiebre invernal, un libro […]
Escritores de Cuba y Argentina se convirtieron ayer en los máximos ganadores del Premio Casa de las Américas 2005 en novela, teatro y literatura para niños y jóvenes, seguidos por Colombia y Brasil en otros géneros.
La narradora y poetisa cubana Marilyn Bobes conquistó por unanimidad el galardón en novela con Fiebre invernal, un libro de gran complejidad textual, tras su aparente sencillez, portador de un universo crítico e inquietante, en opinión del jurado.
La única mención especial en esa categoría fue para el argentino Claudio Ingratta por Ediciones amarillas del corazón, que sobresalió por su aliento poético y un pulso sostenido en el abordaje de un Buenos Aires sórdido y desencantado.
En teatro, el premio correspondió a otro autor argentino, Víctor Winer, quien lo mereció unánimemente por Postal de vuelo, pieza de constante tensión dramática y profundidad simbólica escrita con elementos cercanos a lo grotesco.
La mención la conquistó su coterráneo Kevin Nelson Valente, con Superficies, un volumen destacable por la sólida concepción de los personajes y el nivel de sugerencia y posibilidades para su puesta en escena.
El colombiano Carlos Jáuregui se agenció, en tanto, el lauro de ensayo artístico-literario por Canibalia. Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina.
A juicio del jurado, el texto «traza con aliento y autoridad las recurrencias de la figura del caníbal en la cultura latinoamericana, desde Cristóbal Colón hasta Caetano Veloso».
Uno de sus méritos reside -según el acta- en la capacidad de mover la discusión de lo estético a lo social y político, y llevar la metáfora al plano de la venta de órganos en los países pobres.
La literatura brasileña tuvo como ganador a Alberto Mussa, con O enigma de Qaf, novela de notable originalidad en la exploración de estrategias narrativas, que rescata con una buena dosis de humor la vieja técnica de contar historias.
Se concedió una mención a Trinca dos traidos, de Iazyr Andreson Freitas, por sus 24 cuentos de alta calidad, con un eje común: el tema de la traición tratado desde perspectivas diferentes e inusuales.
Cuba reinó en la categoría de literatura para niños y jóvenes en la que alcanzó el galardón principal con Perro viejo, de Teresa Cárdenas Angulo, sobre la trata de esclavos, a partir de un personaje rebosante de matices y contradicciones.
Calificada como una novela de aprendizaje que el protagonista va escribiendo con su vida, el jurado ponderó su estilo impecable, la riqueza y sobriedad de las imágenes y un ritmo narrativo sin pausas ni concesiones a lo melodramático.
Las menciones fueron a parar a manos de otros tres autores cubanos: la primera la obtuvo Luis Caissés Sánchez por Cuentos de viajes y de viejitos, que recoge lo mejor de la tradición oral campesina, al margen del fácil coloquialismo y los clisés verbales.
Las otras dos se adjudicaron, en forma compartida, a Félix Guerra por el poemario El invitado soy yo, y Ariel James Figuerola por El color de la yagruma (poesía).
Inaugurado el pasado 17 de enero, en el XLVI Premio Literario Casa de las Américas compitieron 582 obras.