No es la primera vez que Cuba da un ejemplo de solidaridad al mundo. Lleva haciéndolo desde el triunfo de la Revolución. Tampoco es la primera vez que los médicos y el personal sanitario cubanos dan un paso al frente y acuden a prestar sus servicios a los lugares más recónditos del planeta. Pero, esta vez, los grandes medios de comunicación no pueden ocultarlo porque es la rica Europa, el mundo desarrollado, quien pide ayuda a la medicina cubana, al Gobierno Revolucionario, a los apestados comunistas. Cuba es una potencia mundial en medicina y en investigación científica.
Los médicos chinos han utilizado un médicamento cubano, el INTERFERÓN ALFA2 B, para paliar los efectos de la enfermedad y 15 países lo han solicitado a las autoridades cubanas. Sin embargo, hasta ahora, este esfuerzo tremendo de un país pequeño y bloqueado durante sesenta años por la primera potencia mundial, ha sido ignorado y ocultado por las multinacionales de falsimedia. Durante décadas, el ejercito de batas blancas de Cuba ha acudido a brindar sus conocimientos, su Humanidad y su amor, a los pobres de la tierra. Pero eso no trascendía, no era importante. Ahora ya no se puede tapar el sol con un dedo: médicos cubanos en Italia o Andorra y Cuba salva a los cruceristas del barco británico al que sus principales aliados habían condenado a una muerte segura. Tanto es así, que el esperpéntico presidente de los EE.UU, Donald Trump, ha intentado denostar la colaboración cubana, señal inequívoca de que le escuece la repercusión mundial que está teniendo.
Cuba y su Revolución, este pequeño país de recursos limitados, de inmensas dificultades y carencias por causa del bloqueo de EE.UU, sigue siendo la esperanza de la Humanidad, un ejemplo para el mundo. Y todo esto lo hace sin descuidar la protección de la población, tomando todas las medidas para que que la epidemia no se expanda dentro del país. A fecha del 25 de marzo, hay 57 casos confirmados de Coronavirus en Cuba, todos importados, dos de ellos en estado crítico por padecer patologías previas como diabetes, cardiopatías, hipertensión… Uno de los primeros casos, un turista italiano, no pudo superar la enfermedad y falleció a causa de su avanzada edad y de otras patologías. No existe, por el momento, transmisión local. Pero esta cifra puede aumentar porque 1.479 personas se encuentran en vigilancia epidemiológica y, de ellas 632, son sospechosas de sufrir la enfermedad. Ante esta situación, de aumento de casos importados, se ha tomado una serie de medidas que entraron en vigor el día 24.
Se ha cancelado toda la entrada de turistas al país. Sólo pueden llegar los cubanos que se encuentren en el exterior y los extranjeros que residen en Cuba. Todos son trasladados, directamente, desde el aeropuerto a centros de aislamiento para guardar una cuarentena de 14 días. Los que entraron antes de esa fecha, como es mi caso, si no presentan síntomas, guardan cuarentena en sus casas y también están siendo seguidos por los consultorios médicos correspondientes. De ahí el número de casos en vigilancia epidemiológica. Los turistas que todavía permanecen en Cuba, porque aún no han podido ser repatriados a sus países de origen, no pueden salir de los hoteles. Igual medida para los que se encuentran en casas particulares de alquiler. En este caso y en algunas zonas, están siendo trasladados, de forma paulatina, a diversos hoteles manteniéndoles el mismo precio que pagaban en las casas de alquiler.
Se suspende todo el transporte aéreo, marítimo, ferroviario y por carretera entre provincias, salvo por causas humanitarias. Se cierran todas las piscinas, incluidas las de las instalaciones hoteleras. También se cierran discotecas, salas de fiesta, teatros, museos, cines, gimnasios, áreas recreativas… Se mantienen abiertos los restaurantes, pero limitando el número de mesas para establecer la distancia mínima de seguridad. Todos los comercios y restaurantes deben tener a la entrada una solución desinfectante a disposición del público que está obligado a utilizarla antes de entrar en el establecimiento. Por eso se ha incrementado la producción de lejía, con la que se prepara la solución, y se ha incrementado el número de puntos de venta. Se suspenden las clases de todos los niveles y se pone en marcha, a través de la TV, una programación especial para que los estudiantes puedan seguir con la rutina curricular. Sólo permanecen abiertos los círculos infantiles, dejando a voluntad de los padres la asistencia de sus hijos.
La mayor dificultad está en el transporte urbano, sobre todo en la capital, históricamente masificado. En este caso, se va a limitar la circulación de los autobuses articulados o “camellos”. Se ha dado instrucciones a los chóferes para que lleven mascarilla y para que, después de cada recorrido, desinfecten el vehículo. Se hace un llamamiento a la población para que no salga de sus casas salvo que sea por extrema necesidad y se pide que utilice las mascarillas dentro de las guaguas. Otro problema importante es el de las clásicas colas para adquirir los productos de primera necesidad que escasean a consecuencia del recrudecimiento del bloqueo de EE.UU. Por eso se pide constantemente a la población que no se amontonen y que guarde la distancia de seguridad, además de utilizar mascarillas. Pero también se están estudiando otras medidas para acercar los productos al ciudadano.
La fabricación de mascarillas o “nasobucos”, como les llaman aquí, se está llevando a cabo por el Estado pero también por talleres de costura y de artesanos y por particulares que con cualquier pedazo de tela y una máquina de coser, los fabrican y distribuyen entre familiares, amigos y vecinos. Una iniciativa solidaria que demuestra el nivel de este pueblo. A todos los trabajadores que puedan realizar sus funciones desde casa se les mantendrá el cien por cien del salario y a los autónomos que vean reducidos sus ingresos o que tengan que cesar en su actividad, no se les cobrarán los impuestos.
Todas estas medidas que entraron en vigor el día 24, tienen vigencia por un mes que puede ser prorrogable de acuerdo a cómo evolucione la epidemia. No obstante, las autoridades se lamentan de que todavía no existe en la población la suficiente percepción de riesgo, sobre todo entre los jóvenes, por lo que se ofrece una constante información en los medios de comunicación con llamamientos a la responsabilidad.
En cualquier caso, este pueblo y su Revolución están curtidos en mil batallas y tiene una amplia experiencia organizativa para enfrentar catástrofes y situaciones de emergencia. Como dice el presidente Miguel Díaz Canel: vivirá y vencerá.
Fuente: https://miraicrida.blogspot.com/2020/03/cuba-el-amor-en-tiempos-de-pandemia.html