A pesar de la pésima arrancada del turismo, el ministro de Economía insiste en las metas de crecimiento del PIB y en el proyecto de dar mayor participación a las formas privadas, incluidas las micro, pequeñas y medianas empresas (mypimes).
El ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, todavía confía en que la economía del país crezca un 6 por ciento en 2021, a pesar de que no muestra mucha fe en una recuperación inmediata del turismo, sostén fundamental de ingresos externos y mercado cómodo para numerosas industrias nacionales.
La meta que el gobierno sostiene desde diciembre apenas repondría alrededor de la mitad del retroceso del producto interno bruto el año pasado. En 2020 la economía descendió un 11 por ciento. La crisis económica global causada por la pandemia se sumó a las sanciones anticubanas que Donald Trump legó, y la imposibilidad de La Habana para acceder al FMI y demás fuentes financieras internacionales.
“Si crecemos un 6 por ciento en 2021 y alrededor del 6 por ciento en el próximo año –explicó, el 20 de mayo, el viceprimer ministro y titular de Economía– se estaría recuperando, al cierre de 2022, el mismo nivel de PIB con que se cerró el 2019, calculado a precios constantes, en unos 56.900 millones de pesos”.
Turismo en baja
La soñada recuperación del turismo se ha visto frenada este año por el rebrote de la covid–19, con un escalamiento que frenó la vuelta a los hoteles. En los primeros cuatro meses del año, apenas visitaron la mayor de las Antillas 64.712 turistas extranjeros, el 6 por ciento de los que llegaron en igual período del año anterior, según reporte de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
El propósito de recibir 2,2 millones de visitantes parece difícil tras la pésima arrancada del año, justo en los meses de la temporada alta.
Al analizar en conferencia de prensa los costos de la covid-19 para una economía dependiente del turismo de múltiples maneras, Gil observó que “la pandemia tiene impactos que se pueden calcular, porque son erogaciones, pero hay otros derrames indirectos que no se pueden apreciar con exactitud y que son mayores”.
Aludió al efecto sobre un sistema productivo que tiene en el sistema hotelero un mercado que compensó durante muchos años el déficit nacional de exportaciones. El cierre de actividades alcanzó a un sector no estatal estructurado en torno a la industria del ocio -arrendamiento de viviendas y actividad de restaurantes y bares.
Las pequeñas formas de gestión privada sostienen en Cuba la cuarta parte de las capacidades de alojamiento. De acuerdo con datos ofrecidos por Cuba en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur 2021), las cadenas hoteleras nacionales, mixtas y extranjeras disponen de 76.000 habitaciones, y las casas por cuenta propia poseen 25.000.
Localidades con marcada dependencia de la actividad hotelera privada, como Viñales, Trinidad y Baracoa, han sentido más el impacto económico de la pandemia. Es, reconoció Gil, “un costo que están sufriendo las familias y la economía”.
Sobregastos sanitarios y otras opciones
Para enfrentar la pandemia, Cuba se ha visto obligada a desembolsar 300 millones de dólares para adquirir pruebas de PCR e instalar laboratorios de biología molecular. Con destino a otros gastos como la atención en áreas de aislamiento, “el presupuesto del Estado ha erogado casi 2 000 millones de pesos cubanos”, dijo el ministro. Pero como reconoció ha existido un déficit de otros medicamentos, “asociado a la prioridad que ha tenido el enfrentamiento a la pandemia”.
Las esperanzas descansan ahora en la vacunación contra la covid-19, que se encuentra en sus preámbulos en Cuba, con cinco candidatos nacionales, mientras avanza también la aplicación de vacunas en mercados emisores principales de Europa y Canadá.
A pesar de la tormenta, extendida hasta el presente año, Gil comentó que el gobierno mantiene metas generales a cuenta de otros sectores, como el níquel, favorecido por un alza sostenida de precios en el mercado internacional.
Este mineral ascendió hasta 18 000 dólares por tonelada en los primeros cuatro meses, luego de cotizarse en 12 000 dólares un año antes. La industria minera cubana, que produjo 50 300 toneladas en 2020, aspira a crecer este año un 4,6 por ciento, hasta 52.600 toneladas.
“También tienen un buen desempeño los servicios de telecomunicaciones”, dijo el ministro al evaluar resultados que compensan la baja del turismo y respaldan el plan del PIB en 2021.
Esperanza en las reformas
La reforma económica que evidentemente el gobierno intenta acelerar desde el año pasado, con el ordenamiento monetario como plato principal y más complejo, abre otra esperanza a los planes de recuperación. Entre las áreas que pueden cosechar beneficios se encuentran la producción agropecuaria, las inversiones extranjeras y nacionales, y las alianzas en marcha entre el sector estatal y no estatal.
Entre las medidas aprobadas este año, más de 60 apuntan al incremento de alimentos, incluida la eliminación de trabas y monopolios que detentaban empresas estatales, a fin de que los productores cooperativos y privados comercialicen sus cosechas y productos más libremente, con menor costo para los consumidores.
En contraste, el ministro aludió a 15 nuevas medidas para fortalecer la empresa estatal socialista, mediante el otorgamiento de mayor autonomía de gestión. “Que cada vez la dirija más el director, con menos intervención de los ministerios”, dijo.
Una medida que se ha dilatado apunta a la entrada en escena formalmente de las empresas privadas. Actúan bajo el cartel de cooperativa o de trabajadores por cuenta propia. “No hemos renunciando -prometió Gil en la conferencia de prensa- tanto al diseño del trabajo por cuenta propia como a la generalización de las cooperativas no agropecuarias y a la creación de las mipymes (micro, pequeña y medianas empresas)”.
Fuente: https://www.ipscuba.net/espacios/cuba-no-abandona-sus-planes-de-crecimiento-economico/