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Cuba revolucionaria en la Argelia de Ben Bella

Fuentes: Rebelión

El pasado 11 de abril falleció en Argel Ahmed Ben Bella, Tenía 96 años y, durante algo menos de tres -le derrocaron el 19 de junio de 1965 mediante un golpe de Estado-, fue Primer Ministro de Argelia; el primero tras la consecución de la independencia. En el transcurso de su corto mandato -desde antes, […]

El pasado 11 de abril falleció en Argel Ahmed Ben Bella, Tenía 96 años y, durante algo menos de tres -le derrocaron el 19 de junio de 1965 mediante un golpe de Estado-, fue Primer Ministro de Argelia; el primero tras la consecución de la independencia. En el transcurso de su corto mandato -desde antes, incluso- Ben Bella supo de la altruista ayuda de un pueblo hermano: el cubano. Cuba revolucionaria siempre apoyó la causa argelina, y la hizo suya en las Naciones Unidas. El 27 de junio de 1961 fue el único país del hemisferio occidental que reconoció al gobierno argelino en el exilio. Pero la solidaridad de los cubanos para con aquel pueblo llegó mucho más lejos, como se podrá observar a lo largo del presente texto. La ofrecida por Cuba revolucionaria a la Argelia de Ahmed Ben Bella fue, además, el inicio de la ingente y desinteresada ayuda prestada a buena parte del continente africano, tanto en lo civil -envío de médicos, constructores, maestros…- como en lo militar -Congo, Angola, Guinea Bissau, Etiopia…-.

Todo comenzó con el viaje de Jorge Ricardo Masetti [1] a Túnez. Enviado por Cuba, en octubre de 1961, con un mensaje que ofrecía ayuda al Frente de Liberación Nacional, éste mensajero se reunió con los líderes rebeldes que luchaban por la independencia de Argelia desde 1954. Como resultado de la reunión se convino que Cuba enviara armas. Efectivamente, en diciembre del mismo año el barco cubano Bahía de Nipe zarpó de La Habana con abundantes armas para desembarcarlas en Casablanca. Desde esta ciudad marroquí, en enero de 1962 fueron transportadas al campamento del FLN, próximo a Oujda, cerca de la frontera argelina. De regreso a La Habana, el Bahía de Nipe levó anclas con 78 guerrilleros heridos y veinte niños de campamentos de refugiados, huérfanos en su mayoría. Pocos meses más tarde, el 3 de julio de 1962, Argelia consiguió su independencia de Francia.

Después, ya como Primer Ministro de Argelia -fue elegido por la Asamblea Nacional el 26 de septiembre- y aprovechando su estancia en Nueva York para asistir a la ceremonia de admisión de su país en las Naciones Unidas, Ahmed Ben Bella viajó a Cuba. Esta visita se realizó el 16 de octubre de 1962 y llegó desde Estados Unidos a bordo de un avión cubano, tras entrevistarse con Kennedy que lo recibió en Washington. Contrastando a los dos países y a sus respectivos habitantes, el líder argelino hizo estas simpáticas declaraciones:

«Lo que más extrañé en Estados Unidos fue la calidez de la compañía humana. Estados Unidos es un muro… un muro que separa a las personas. Lo que falta es comunicación entre la gente… Me sorprendió la ausencia de ese calor humano que es, para nosotros los argelinos, un elemento esencial de la vida sin el que no podemos respirar.

Con qué deleite nos sumergimos, en cuanto abordamos el avión, en la cordialidad de los cubanos. Acabábamos de sentarnos cuando sirvieron un excelente cafetico, muy fuerte, muy dulce, muy fragante, que fue un cambio bienvenido después del pálido brebaje que en Estados Unidos llaman café. Comenzamos a hablar enseguida, no sé en qué idioma porque ellos no hablaban árabe y yo sabía sólo un poquito de español… Pero la amistad lo vencía todo… Entre cubanos y argelinos la comunicación demostró ser inmediata y profunda».

Obviamente también hizo otro tipo de comentarios. Ensalzó la heroica gesta del Ejército Rebelde al derrocar a la tiranía de Fulgencio Batista y la posterior victoria en Playa Girón; agradeció a Cuba la ayuda prestada; demandó a Estados Unidos la devolución de la base naval de Guantánamo, y apoyó vivamente a la, por aquel entonces, todavía joven Revolución -«Al igual que Cuba estuvo con Argelia en todo momento, Argelia está y estará con Cuba», expresó Ben Bella-. Valientes comentarios y valiente viaje que, como cabía esperar, no agradó ni un ápice al inquilino de la Casa Blanca. Recordemos que aquellos fueron momentos muy tensos entre Cuba y Estados Unidos, y que un día después de la mencionada visita se desató la Crisis de Octubre, la de los famosos misiles. Fidel le dio la bienvenida recordando semejanzas entre las dos revoluciones, y resaltó el gesto valiente y noble del líder argelino diciendo:

«Visitar Cuba cuando el rico y poderoso imperio yanqui redobla su hostilidad y odio hacia nosotros y, por medio de amenazas y chantajes intenta imponer un criminal bloqueo económico y comercial [éste finalmente se impuso, y dura ya más de 50 años] con la esperanza de aplastar a la Revolución por hambre, visitar Cuba cuando los imperialistas yanquis amenazan también con atacar nuestro país en cualquier momento y con ahogar en sangre el trabajo creador de nuestro pueblo es, por su parte, señor Primer Ministro, un acto de valor y resolución que define su carácter; es un gesto de amistad que nunca olvidaremos. Es también un acto que honra a la nación argelina ante los pueblos del mundo».

No mucho tiempo después, el 24 de mayo de 1963, llegó a Argelia una misión de médicos cubanos. A este país magrebí le pasó un poco como a Cuba. De los escasos médicos que había en su territorio la mayoría eran franceses, y muchos de ellos se fueron a sus lugares de origen recién estrenada la independencia.

No fue muy amplio el personal médico enviado por el Gobierno cubano -45 hombres y diez mujeres-, porque lo cierto es que por aquellas fechas Cuba tampoco contaba con muchos médicos -de los 6.000 que había antes del triunfo revolucionario, 3.000 abandonaron la Isla alentados por los altos sueldos ofrecidos por el gobierno de los Estados Unidos-. Sin embargo, sí creo que deberíamos subrayar cómo un país subdesarrollado -Cuba- ofreció ayuda totalmente gratuita a otro país -Argelia- con una situación todavía más complicada en ese sentido que la del país caribeño.

En Argelia, Cuba inició las misiones internacionalistas de civiles -médicas en este caso concreto- que nunca interrumpió, ni siquiera en los peores momentos del período especial. A partir de la experiencia argelina, estas misiones fueron en rápido aumento beneficiando de forma totalmente altruista a buena cantidad de países hermanos. [2] 

Y si esta fue la primera colaboración médica de Cuba revolucionaria en el mundo, el primer envío de personal militar al continente africano fue también con destino a Argelia. Antes dije que se enviaron armas para apoyar a los rebeldes en su lucha por la independencia. En esta segunda ocasión a territorio argelino llegaron armas y combatientes -en total sumaron 686 efectivos.

Durante el verano de 1963, Marruecos quiso trastocar la frontera con Argelia para apoderarse de las minas de hierro de Gara Yebilet, algo que las autoridades argelinas lógicamente no permitieron. No llegando a ningún acuerdo, las armas se erigieron como protagonistas del conflicto comenzando, así, la denominada Guerra del Desierto. Militarmente, Marruecos era superior a Argelia -contaba con menor número de soldados, pero su ejército estaba mejor equipado y entrenado-. De modo que Ben Bella solicitó ayuda a Cuba, ayuda que no se dejó esperar, materializándose en octubre de 1963.

Afortunadamente, los internacionalistas no llegaron a combatir. Las autoridades marroquíes, enteradas del desembarco en Orán de tropas y armamento cubano, sobrestimaron al enemigo. Sobrestimación que, sumada a la falta de ayuda esperada por parte de sus amigos occidentales, acabó apendejándoles un poco, si no bastante. Bajo esas condiciones, el 29 de octubre, Ben Bella y Hassan II se reunieron en Mali y al día siguiente firmaron el alto el fuego que propició el regreso, en febrero de 1964, a la situación anterior a las hostilidades.

La actitud solidaria de Cuba fue realmente admirable. Los cubanos sabían el riesgo que corrían con Francia y Marruecos ayudando al pueblo argelino, pero no por ello dejaron de acudir al llamado de Ben Bella. Con su apoyo al FLN se expusieron a las represalias del presidente francés Charles de Gaulle -por suerte, éstas al final se limitaron a problemas con Francia, pero sin llegar a la rotura diplomática-. Con Marruecos fue diferente. Las autoridades marroquíes acababan de firmar con Cuba un contrato de tres años para la compra de 1.000.000 de toneladas de azúcar por el importe de 184 millones de dólares. En aquellos momentos, además, Estados Unidos se esforzaba en paralizar el comercio exterior de Cuba. Como consecuencia de la ayuda cubana a Argel en la Guerra del Desierto, Rabat sí rompió relaciones diplomáticas con La Habana; lo hizo el 31 de octubre de 1963, y se esforzó grandemente en buscar otro proveedor de azúcar. Interesado como estaba en retomar el control de la Isla, el gobierno de los Estados Unidos se volcó en la citada búsqueda, pero el precio mundial del azúcar era en aquel momento de 10,3 centavos la libra, y no hallaron productor azucarero alguno que les vendiera a 8,4, el precio de Cuba. Así que, la desaprobación de los estadounidenses, a Marruecos no le quedó otra alternativa que reanudar las relaciones con el Gobierno Revolucionario y cumplir el contrato.

Como he apuntado al inicio de este escrito, Ben Bella fue derrocado mediante un golpe de Estado el 19 de junio de 1965. Ocho días después -el 28- dejando de lado el lenguaje diplomático, Fidel habló como revolucionario. Criticó duramente el lamentable suceso y a sus responsables -Houari Boumedienne y Abdelaziz Bouteflika-. Resaltó el «idealismo y la generosidad de espíritu» de Ben Bella, agradeciendo en nombre de su pueblo al amigo que «sin nada que ganar -sin esperar ningún beneficio material- había venido a Cuba [en octubre de 1962] exponiéndose a la ira imperialista en aquellos días aciagos». Habló, por primera vez, sobre la ayuda cubana -con armas y combatientes- a Argelia en la denominada Guerra del Desierto, en octubre de 1963. «Nosotros -dijo Fidel-, un país pequeño amenazado despiadadamente por los imperialistas, enviamos algunas de nuestras mejores armas al pueblo argelino. Lamentablemente, es posible, incluso probable, que estas armas que dejaron nuestras playas en un momento de gloriosa y bella solidaridad para defender a la revolución argelina y al pueblo argelino pueden haber sido usadas ahora, en este momento de vergüenza, en este acto fraticida, contra el gobierno y el pueblo de Argelia».

Obviamente, las declaraciones de Fidel no gustaron a los golpistas. Su líder, Boumedienne, mandó cerrar la oficina de Prensa Latina en Argel, y el embajador argelino en Cuba abandonó La Habana, enfriándose de manera notable las relaciones entre los dos países. Sólo a finales de los sesenta se inició una mejora de las mismas. Actuamente son buenas, aunque no como cuando Argelia era gobernada por el recién fallecido Ben Bella, un hombre sincero que llegó decir: «De ser necesario, estoy dispuesto a sacrificarme por Cuba. Si se aplasta o ahoga a la Revolución Cubana, sería causa de desesperación, porque significaría que en este mundo no hay lugar para la justicia, para la dignidad».

Afortunadamente, más de 53 años después de nacida, la Revolución Cubana sigue viva, goza de buena salud, y, si la justicia y la dignidad existen en el mundo, no cabe duda, buena parte de ellas están en la Isla irredenta que tanto admiró Ahmed Ben Bella.

Notas:

 

[1] Periodista argentino nacido el 31 de mayo de 1929 en Argentina. A principios de 1958 fue a Cuba para escribir sobre la lucha del Ejército Rebelde contra Batista. Entrevistó a Fidel y al Che, y difundió por radio, desde la Sierra Maestra, crónicas y reportajes. En el transcurso de su estancia junto a los guerrilleros cubanos, Masetti desarrollo una profunda admiración por la causa, y entabló una buena amistad con Ernesto Che Guevara. Finalizada la guerra, ya en La Habana, el Guerrillero Heroico le propuso fundar y dirigir la agencia de prensa cubana Prensa Latina. Más tarde, a principios de 1961, comenzó a trabajar para el servicio de inteligencia de Cuba. Masetti fue elegido para liderar el levantamiento guerrillero en Argentina; viajó a Argelia, donde junto a otros compañeros del grupo recibió entrenamiento militar. Argelia les facilitó pasaportes diplomáticos para, pasándose por miembros de una delegación comercial argelina, volar a Brasil, primero, y después a Bolivia. El foco guerrillero pensaban iniciarlo en la provincia de Salta, limítrofe con aquel país. Murió en el intento el 8 de septiembre de 1964.

[2] Actualmente, Cuba presta servicios médicos en 66 países con alrededor de 39.000 colaboradores, entre ellos más de 15.000 galenos. De aquel tiempo a esta parte, gracias a la generosidad del internacionalismo cubano, son ya 135.000 trabajadores de la salud los que han brindado su aporte en 108 naciones; salvado más de 4.000.000 de vidas; realizado más de 6.000.000 de intervenciones quirúrgicas y casi 11.500.000 niños y embarazadas han sido inmunizadas.

Documentos relacionados:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=96604

http://baragua.wordpress.com/2008/07/28/cuba-la-flor-mas-hermosa/#more-134

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