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Cuba, socialismo y ecomunitarismo

Fuentes: Rebelión

A propósito de la evolución y destino del proceso político cubano, con la nueva Constitución plebiscitada, aprobada y vigente desde el 13 de abril de 2019, se abren inquietudes sobre las ideas que tensionan la implementación jurídica del camino al socialismo y de qué manera, esta reciente normativa, va a satisfacer las aspiraciones sociales y políticas del pueblo cubano, en ausencia de sus líderes principales, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Si el proceso al socialismo no va suprimiendo categorías capitalistas, es posible que no termine bien.

En este artículo, estructurado en cinco razonamientos, la intención es dar cuenta de la importancia de las ideas en la planificación socialista y su significado; las diferencias entre las ideas del Che y el PC Cubano, en el cómo asumir la transición socialista, en el aporte del ecomunitarismo para las necesarias correcciones ideológicas del proceso y bajo qué condiciones se plasman las categorías marxistas del Che en la Constitución, cuya perspectiva histórico-crítica, en la actualidad, debe abordar las controversias sobre la paulatina consolidación del socialismo; las diferencias que, en su momento, sostuvo el Che, con el aparato conceptual de un marxismo mal entendido, referido a ciertas nociones del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la U.R.S.S (1955), a lo cual se agregan las discrepancias entre la dirigencia, en distintos tramos del proceso revolucionario, y el énfasis de una filosofía que comienza a sustentar una visión de mundo que abandona todo dogmatismo y abre el camino hacia la sociedad poscapitalista. La Constitución cubana, evidencia tensiones internas entre las ideas para la consecución del socialismo y la incorporación de estrategias económicas de índole capitalista, como lo refrendan los Artículos 22, 23, 29, 31 y 65.

Introducción

Lo que viene a continuación es un puñado de reflexiones motivadas por las opiniones del filósofo Sirio López sobre su texto “Las ideas del Che y un breve resumen de la historia económica de la Cuba revolucionaria” (2020).

Agradezco a Sirio el hecho de compartir un escrito que me pareció sumamente inspirador para detenernos un poco en un nuevo recodo del pensar, con alcances del pasado o para situarnos en el porvenir -según sea la perspectiva de cada lector-, sobre la relación (diferencias) de Ernesto Che Guevara con Fidel Castro[1], durante la década de los ’60, y tal vez, aventurar un ejercicio de conjeturas y nociones respecto al destino cubano que se abre con la puesta en vigencia de la Constitución de la República de Cuba, aprobada y vigente a partir de 2019, que viene a reemplazar la que regía desde 1976, proyección esta última de aquella que venía regulando a la sociedad desde 1940, con todas las reformas que le introdujo el movimiento revolucionario. Los actores principales ya no están: el Che falleció en octubre de 1967 y Fidel en noviembre de 2016.

Otro objetivo que me justifica en estas reflexiones sobre Cuba, socialismo y ecomunitarismo, es pensarlas como guía de discusión para situarnos -junto a los estudiantes- en una situación concreta y validar, ante los ojos de todos, una modalidad crítica de historiar un problema (de apariencia extemporáneo), donde están en juego las ideas que siguen vigentes para restituir la dignidad de los pobres del mundo: el alcance de la lectura que hace el Che sobre la realidad del proceso revolucionario y su precisión para proceder a través de su crítica teórica. Me parece que esta cuestión metodológica, el cómo leer la realidad, el mundo y los textos, es una habilidad intelectual que suele poner a prueba nuestros prejuicios e ideologías.

Planificación socialista, su significado

Al precisar que estas son reflexiones, quiero decir que no estoy en condiciones ni pretendo realizar un examen exhaustivo, de proyección academicista del texto aludido y menos del conjunto de la obra de Sirio, la cual me parece una contribución trascendental para situarnos a imaginar la posibilidad del poscapitalismo y las correcciones para la transición al socialismo, en países que han visto frustrados sus intentos, en los últimos decenios, como Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua. No obstante, al resituar la lectura con las interesantes variables que entrega el análisis, para auspiciar en esta etapa del empeño del socialismo cubano, otras contribuciones teórico-críticas y la importancia de la vía ecomunitarista, me obligo a releer y retomar la pertinencia de la Carta que le envió el Che a Fidel el 26 de mayo de 1965, recién publicada-fragmentada en 2006 y dada a conocer completa recién en 2019. En el año de la mencionada carta, el Che, se alistaba para asumir tareas en el Congo (luego en Bolivia); el 3 de octubre de 1965, Fidel abre y lee una segunda carta del Che, quien agradece y justifica su despedida. En uno de sus párrafos, declara: “Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos”. Yaen junio de 1964, el Che había anticipado observaciones, en respuesta a Charles Bettelheim, en su texto La planificación socialista, su significado (1964),[2] en la cual formula preguntas similares como estas: “¿Por qué pensar que lo que “es” en el período de transición, necesariamente “debe ser”? ¿Por qué justificar que los golpes dados por la realidad a ciertas audacias son producto exclusivo de la audacia y no también, parte o en todo, de fallas técnicas de administración”? (p.6) La pregunta obvia que surge ¿Qué lo pudo haber sorprendido a Fidel, si la discusión ya estaba puesta sobre la mesa? ¿Por qué Fidel no dio a conocer, años antes, la mencionada misiva, cuya intención del Che era “referirse a los problemas básicos del Estado y hacer una crítica constructiva, para contribuir a la resolución de problemas que continúan siendo graves”? El Che, en su Carta, demuestra un sólido dominio de cómo se está entendiendo y aplicando la economía política en la coyuntura del proceso revolucionario cubano y advierte cuatro problemas fundamentales en camino al socialismo: “1) Errores en la política económica. 2) El sistema de financiamiento presupuestario. 3) La función del partido y 4) recomendaciones generales”. 45 años después, el periodista Joffrey Golberg y Julia Seweig, de la revista Atlantic Monthly (2010), le preguntan a Fidel, en el contexto de las tensiones que hay en el mundo por la situación de Irán y atisbos de una eventual guerra nuclear, si puede ser exportable el modelo cubano. Su respuesta es “el modelo cubano no funciona ni siquiera para nosotros”. Después de una opinión de Seweig sobre el exceso de estatismo en la conducción económica, al día siguiente Fidel dice que había sido malinterpretado por el periodista, que su intención era decir que “es el capitalismo el que ya no sirve para los Estados Unidos ni para el mundo”. Otros puntos importantes de la Carta enviada a Fidel, tal vez por el carácter anticipatorio del Che, se refieren al problema de la estrategia de la planificación como categoría implícita al socialismo, lo cual conduce a errores de improvisación y subjetivismo, a políticas de bandazos y éxitos parciales, donde la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN) no contribuye a la política de conjunto. Si el proceso socialista no va suprimiendo categorías capitalistas, especialmente la de mercancía (entre empresas y en la vida cotidiana de la gente), es probable que el proceso hacia el socialismo no termine bien. El Che reconoce, al plantear las relaciones del Estado y el Partido, que no ha podido responder a la interrogante de por qué ha fallado la participación de los trabajadores en la marcha productiva ascendente de las empresas; en otros términos, no se está contribuyendo a la creación del Hombre Nuevo. La Carta concluye en su último párrafo con la duda de “creer que no ha dicho nada nuevo, y con la sensación de que esto es una pérdida de tiempo para todos, porque tengo copias de otros escritos anteriores de tono parecido y realmente poco ha cambiado desde entonces y nada de lo fundamental”.

Lo escuchado, leído y sabido

Cuando en aquellos años, los jóvenes de entonces que emprendíamos tareas revolucionarias en otros países de América Latina, fuimos imponiéndonos de estas controversias, quedamos con muchas “lagunas” e interrogantes sin poder responder; las conjeturas eras muchas y no podíamos eludir los problemas de la burocracia, el culto no superado a ciertas personalidades, la arrogancia de grupos endogámicos y anómicos con poder al interior del Partido, presiones indebidas de sectores foráneos al proceso revolucionario, escaso conocimiento de la teoría para ir razonando sobre las vivencias revolucionarias, etc. Hoy como ayer, se trata de apoyar con fervor el sacrificio heroico que ha hecho el pueblo cubano para superar el capitalismo, avanzar al socialismo y continuar venciendo los obstáculos para enrumbar hacia una sociedad poscapitalista de auténtica prosapia solidaria, basada en normas y valores orientados por una ética y emociones que respondan a una profunda madurez de la conciencia humana. Creo que el Che, en el momento oportuno, puso su inteligencia y conciencia crítica a los ojos del resto de la dirigencia y no fue suficientemente escuchado. Con las nuevas perspectivas que da el recuento histórico y la rectificación de los errores, espero que estás virtudes y debilidades no se sigan replicando en el escenario de un cambio de época, cuyos desafíos para la humanidad son globales, obligando a cada país a dinamizar sus planificaciones en un contexto de crisis del neoliberalismo, sin renunciar a la utopía de rescatar al planeta de las tendencias destructivas del capital financiero transnacional (tratados de libre comercio, bloqueos económicos, culturales y monopolios extractivos de materias primas destinadas al crecimiento desenfrenado y acumulativo de poder y dinero).

Dadas las referencias y alusiones que vuelvo a consignar en la lectura y relectura de diferentes documentos, con el propósito de continuar avanzando en mi reflexión y evidenciando la importancia del ecomunitarismo, he precisado acotar mi interpretación a base de los textos que voy describiendo e interpretando. Como marco general, he revisado Ética marxista del filósofo y pedagogo soviético A.F. Shishkin, editado por Grijalbo en 1966 y traducido al español por Andrés Fierro Menú y Adolfo Sánchez Vázquez, libro respaldado por la Academia de Ciencias en sus secciones de “Materialismo Histórico y Ética”. En el primer párrafo del prefacio, se lee: “El objetivo supremo del Partido es construir la sociedad comunista, en cuyo estandarte campea: de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades” (p. 11). De mis antiguas anotaciones de lectura al margen, al término del capítulo IX, anoté: reeducar es más difícil que educar. En mi larga trayectoria de educador, aprendí que los lunares de la vieja sociedad (tradiciones y costumbres adoptadas o impuestas), perduran en la lógica de quienes desean cambiar las cosas y estorban la dialéctica del espíritu crítico de las nuevas generaciones. Si duda que las capas medias y los trabajadores, en la sociedad burguesa, son los más perjudicados. Otro libro importante es el Manual de Economía Política (Academia de Ciencias de la U.R.S.S. y del Instituto de Economía), impreso en 1955, traducido por Wenceslao Rose y editado por Grijalbo, en español, en 1956. Ambos libros los comencé a leer orientado por un profesor de filosofía, hace cincuenta o más años atrás, cuando me iniciaba en el conocimiento del marxismo para explicar por qué mi conciencia social no encajaba en la sociedad burguesa chilena y machista en que vivía; por cierto, que después vinieron lecturas en fuentes de los clásicos del marxismo y del leninismo; y mi praxis política, después de la trayectoria que tuve de militancia revolucionaria, la canalicé a través de la pedagogía ¿En qué sentido son obras obsoletas y qué de ellas está vigente? ¿Qué sentido tiene volver a leerlas?

El acabado conocimiento que tenía el Che de estas y otras referencias, le permitió desplegar su capacidad para cuestionar muchas aseveraciones y conceptos de los clásicos y de escribirle a Fidel (el 26 de mayo de 1965), en una coyuntura que era clave para el devenir de la revolución cubana. Ahí está el simultáneo ejercicio crítico que hace el Che en sus Apuntes críticos a la Economía Política, trabajo que no se difundió durante 36 años y que aparece recién en 2006, editado por Oceansur, bajo el cuidado de María del Carmen Ariet García[3]. Es interesante -para más adelante confrontar- recordar algunas conclusiones del Manual de Economía Política de la U:R:R:S, con las concordancias y diferencias teóricas que tiene el Che: la economía política marxista, se opone a dogmatismos; Marx y Engels hacen el estudio científico del capitalismo; el socialismo (modo transitorio de producción) es la base histórica de la transformación de la sociedad capitalista; la teoría de la dictadura del proletariado, se refrenda con la siguiente referencia a Lenin, diciendo que es la “forma específica de la alianza de clase del proletariado con las grandes masas campesinas, bajo la dirección de la clase obrera, y como el tipo superior de la clase proletaria, que expresa los intereses de la clase trabajadora. La misión es aplastar a los explotadores y su poder, conducir a las masas trabajadoras y construir el socialismo” (p. 601), hasta que se consiga la disolución del Estado. En las conclusiones de sus Apuntes críticos a la Economía Política, el Che señala que los dirigentes soviéticos dieron un paso atrás en la organización de la industria, porque hibridizaron el sistema económico con enclaves capitalistas. Al letargo, deviene la represión stalinista. Aplican una ley del tránsito del socialismo al comunismo, mecánica y mojigata; intentan acomodar la realidad soviética a la teoría, desechando el análisis y los broncos problemas que se acarrearían (p.212). En lo más relevante para el conocimiento que nos convoca, El Che en sus Apuntes críticos a la Economía Política, va descubriendo que en el manual soviético hay problemas no resueltos como en las relaciones económicas entre países que construyen el socialismo, técnicas de planificación, debilidades en los nuevos métodos de dirección, el remanente de categorías mercantiles que obstaculizan el desarrollo de la conciencia, el alto gasto en defensa que obstaculiza el desarrollo del comunismo, etc. ¿Cómo asumir la transición socialista? ¿Cómo entender la verdadera esencia de la Economía Política del Che en países subdesarrollados?, aceptando que el “comunismo es un fenómeno de conciencia” y que en el proceso al socialismo hay que eliminar categorías capitalistas como mercancía, interés bancario, cooperativas (por su carácter privado), Ley del Valor e incluso sindicato (porque son trincheras economicistas frente al poder burgués), crédito, interés, renta, bancos, lucro, usura, etc. Con la redacción de su manual, el Che cree “que está ayudando a los estudiantes para que no sigan aprendiendo verdades eternas en las publicaciones que vienen de la U.R.R.S […] las actitudes de muchos dirigentes que dan patadas con lo que leen en los textos” […]. Hay que “pensar con honestidad y rigor científico, no ocultar nada por motivos tácticos ni plantear interrogantes sin solución” (p.32). El trabajo, siendo un factor distinto al de la productividad, es una obligación para que cada ser humano cumpla con su deber social.

Cómo asumir la transición socialista

Intentando entregar sugerencias novedosas, interpretaciones, proyecciones y un mínimo de información para el avance de las ideas, retomo el texto Las ideas del Che y un breve resumen de la historia económica de la Cuba revolucionaria. Sirio López, aspira a que la justa intención de sus ideas, en algún tramo del proceso en que se vaya evaluando la aplicación de la Constitución de la República de Cuba y en camino al poscapitalismo en la mayoría de los países del planeta, se complementen y depuren conceptos hasta incluir su propuesta teórica y empírica del ecomunitarismo, utopía concebida en las circunstancias temporales y sociales del entrante siglo XXI, basada en un lenguaje que facilita el ejercicio de una ética no dogmática que propone el ejercicio de una nueva narrativa sociopolítica y ecológica, recogiendo la riqueza acumulada del proceso revolucionario, con el propósito de adoptar normas de acción y de convivencia, en un plano superior, como la libertad (individual y social), el desarrollo de la capacidad consenso y el respeto a la naturaleza humana y no humana en todas sus manifestaciones. En su texto, Sirio López plantea que la historia de la economía en Cuba revolucionaria, se aleja de las ideas del Che y de inmediato hace referencia a los “Lineamientos del VI congreso del Partido Comunista cubano” de 2011. En resumen, entre los nudos críticos más relevantes, concuerda con el Art. 42 de la nueva Constitución que elimina los prejuicios discriminatorios por motivos de raza, color de piel, sexo, nacionalidad, creencias, etc., y proclama la educación para todos.[4] Preocupa cómo la dirigencia asume las deficiencias de los factores internos y/o externos en términos de desorganización, burocracia, paternalismo, imprecisiones y exigencias. Es un imperativo convocar a todas las fuerzas patrióticas, de manera honesta, oportuna y crítica, a solucionar los problemas. En este horizonte, Sirio López reitera que la labor de los dirigentes es atender la crítica, corregir concepciones erróneas y no escindir al Estado de la economía. La experiencia de 35 años de Poder Popular y de 5 años de los órganos del Sistema del Poder Popular, aconsejan evaluar el funcionamiento de este último: sistema electoral y división político-administrativa, dificultades de las nuevas provincias en Artemisa y Mayabeque, autonomía de los municipios y adecuación democrática de la participación ¿Qué otros pasos dar para seguir construyendo el socialismo? El Che planteaba evitar las relaciones mercantiles entre empresas y que el país completo fuera una gran empresa estatal. Repensar los incentivos a los trabajadores como “ideal de participación”, de tal modo de comprender que el “comunismo es conciencia más producción de bienes materiales”. Hacia 1975, por influencia de la U.R.R.S, cambian ciertas directrices económicas que contradicen puntos de vista guevarianos en términos de salarios, ausentismo, indicadores de gestión, etc. Se concretan iniciativas como la nacionalización de la banca, la reforma agraria y la diversificación de exportaciones. Con la caída de la U.R.R.S, se produce en Cuba una recesión que incide, al finalizar 2009, en la reducción de alimentos, remesas de dólares, baja del PIB y de la inversión extranjera. En 2016, se produce otra recesión, los huracanes y los cambios de clima afectan al país. Se comienza a observar la introducción de categorías capitalistas en la economía. Aumenta la preocupación por un alto número de jóvenes que no estudian ni trabajan, junto a retrocesos sociales como el contrabando y la prostitución. No obstante, la solidaridad de Cuba, con la presencia de médicos y médicas, no cesa en Venezuela y en Brasil, y sigue desarrollándose la biotecnología. Sobre este panorama, las conclusiones de Sirio López no son halagüeñas y señala que las ideas del Che podrían revertir la coyuntura, tendiendo a la frugalidad ecológica a base de seguir fortaleciendo las relaciones comunitarias. La planificación de la economía comienza a desconsiderar al país como una gran empresa nacional. Por cierto, se pueden esgrimir algunas causas como la falta de recursos energéticos (petróleo), dependencia alimentaria y tecnológica, el bloqueo norteamericano, falta de repuestos, la pérdida de infraestructura debido a los huracanes y el deslome paulatino del neoliberalismo occidental. La nueva Constitución cubana, en su Art. 22, reconoce formas de propiedad sobre determinados medios de producción.

Ecomunitarismo en horizonte poscapitalista

A quienes nos preocupa el destino de Cuba y la necesidad de profundizar en las herramientas teóricas para seguir avanzando hacia la comprensión y viabilidad de un cambio socio-planetario, el ecomunitarismo como filosofía de la liberación, no puede ser desatendido y menos omitido entre los jóvenes. El ecomunitarismo y su obligativo ético es una utopía democrática, de carácter filosófico, participativo directo, pedagógico y socio-ambiental que emerge de la evolución histórica y cultural de la humanidad. Basado en las normas éticas de la libertad (individual y social), el consenso y la naturaleza, define “la liberación como un proceso histórico de construcción de la libertad consensual de decisión acerca de nuestras vidas a través de la lucha contra las instancias de dominación intersubjetiva y de auto-represión alienada, salvaguardando las relaciones productivas y estéticas de carácter preservador-regenerador entre los seres humanos y la naturaleza”. Sirio López califica al “ecomunitarismo como el orden utópico poscapitalista, capaz de articularse a base de las tres normas de la Ética” y de mantener la voluntad y las emociones en actitud de liberación. Retoma la tradición y concepción pedagógica problematizadora de Paulo Freire. En su relación con las ciencias, se pregunta: “¿Debemos hacer todo aquello que nos permite hacer la ciencia y la tecnología?”.

He aquí una sucinta referencia, basada en la entrevista que le hiciera a Sirio López la académica Mariel Cisneros [5]: Responde: “[…] , después de 1986, cuando ya ejercía la docencia en el Posgrado en Filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur, en Porto Alegre, Brasil, fundé allí con algunos alumnos el Centro de Estudios de Filosofía Latinoamericana, y a partir de él, la revista “Libertação-Liberación”, de la que salieron sólo tres números (dos de ellos bajo mi responsabilidad), por la sencilla razón de que mi trabajo dedicado a la Filosofía de la Liberación me valió la expulsión de esa Universidad a mediados de 1988” (p.2). Se reitera que elecomunitarismo, se fundamenta en tres normas éticas básicas deducidas argumentativamente de la pregunta que instaura la Ética, a saber, la pregunta ¿Qué debo hacer? Nótese que con ello pienso haber refundado la Ética en sus bases últimas y pienso haber superado el abismo abierto desde Hume entre locuciones que hablan del ser y las que hablan del deber ser. Esas tres normas nos obligan, respectivamente, a luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, a realizar esa libertad en la búsqueda de respuestas y acciones consensuales con los demás, y a preservar-regenerar una naturaleza humana y no humana sana”. A partir de esa base el ecomunitarismo se despliega en:

“a) una ecología económica y sin patrones (orientada por el principio que reza “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”); b) una política de todos (basada en la democracia directa, y subordinando a ella las instancias participativas y representativas); c) una educación ambiental socialmente generalizada (en las esferas formales e informales, y que va de la infancia hasta el fin de la vida), que incluye una educación sexual libertaria orientada al placer libremente compartido (y que rechaza el machismo y la homofobia) y también una educación física, que integra el deporte formativo (no competitivo ni crematístico); d) una comunicación horizontal y simétrica (que pone en mano de las comunidades organizadas, los actuales monopolios u oligopólicos mediáticos); e) una estética de la liberación (aún muy incipiente en mi obra)” (p.4).

Las rebeliones populares e intentos democratizadores en América Latina y resto de la periferia tercermundista, dentro del modelo neoliberal y del poder hegemónico del capital financiero transnacional, son desviados y sofocados por la fortaleza del aparato militar y la manipulación de los medios de comunicación, especie de latifundio mundial donde todo se expone a través de la circulación de mercancías imperialistas. El proceso de acumulación capitalista, la locura por el “crecimiento” cuasi infinito de los países, con muchas penurias y desvaríos, agudiza el sentido común de los pueblos y la ansiedad por construir un mundo diferente. El capitalismo neoliberal es una incidencia grotesca sobre aquello que la humanidad piensa y siente que se le está usurpando: el derecho a la humanidad plena, a disponer del producto del trabajo individual y colectivo en comunidad participativa y la tierra (naturaleza) como base de sustentabilidad ambiental de todo lo que existe para la diversidad de la vida. Las políticas reformistas son siempre insuficientes para establecer una preponderancia efectiva y dialéctica entre los medios de producción y de las fuerzas productivas, impidiendo a estas últimas la posibilidad de insuflarle voluntades rupturistas para impulsar auténticas transformaciones. El ecomunitarismo abre horizontes para humanizar la jornada de trabajo y recuperar el sentido creador del tiempo libre. En la democracia deliberativa y directa, respetando la armonía con la naturaleza, ya no son necesarios los partidos, donde todo está dividido y tensionado por la lucha de clases naturalizada por la lógica del liberalismo burgués. Descartando ambiciones personales, la corrupción, la burocracia, el narcotráfico, la exclusión y demás formas del individualismo exacerbado, se fortalece la capacidad de consenso sin cálculos ni conductas anómicas. Cuba ingresa a la tercera década del siglo XXI, en medio del acelerado desplome del neoliberalismo y del imperialismo, condicionada por los efectos de una pandemia global y restricciones de crecimiento interno, escasa diversidad de bienes de exportación, dependiente de la importación de elementos básicos, un creciente gasto fiscal, con empleos precarizados y “por cuenta propia”, salarios insatisfactorios, éxodo de profesionales, baja tasa de inversiones, aumento de la deuda externa, relaciones poco auspiciosas entre el sector estatal y la incipiente activación de un sector privado en la economía, evidencias que se pueden leer como habituales y consuetudinarios fracasos del capitalismo. El caso más patético es Chile; después del golpe fascista civil-militar que derrocó la incipiente iniciativa socialista de Salvador Allende en 1973, se impone el modelo neoliberal más brutal y extremo; Chile convertido en el laboratorio de la Ley del Valor. En la actualidad, el país y su pueblo son rehenes de los “tratados de libre comercio” que incluso, para dirimir conflictos, están por encima de las leyes nacionales (TLC), del capital financiero internacional; Chile convertido en un país cautivo y entregado a la voracidad de las industrias extractivistas de la minería, la pesca, los bosques, la agricultura, la educación, la salud, la seguridad social[6], los ecosistemas (de muchas ciudades y bordes costeros contaminados con índices de letalidad); la clase media se va extinguiendo en los conglomerados de pobres vapuleados por la contumacia de una minoría de ricos que han reemplazado a la humanidad chilena por la mercancía, el crédito, el interés, la deuda, la renta, la limosna, la caridad, los bonos aditivos a la precariedad de los salarios, el individualismo llevado al sumun de la exclusión y de la dependencia de los intereses extranjeros. La base persuasiva del modelo es la “teoría del chorreo”, derrame de dinero que nunca llega al bolsillo de los pobres. Posee la mayor desigualdad en ingresos y salarios del mundo. Por su parte, EE.UU. quien le impone y vigila la aplicación de su modelo en Chile, hoy se puede incluir en la galería del subdesarrollo a pesar de su producto interno bruto y de su poderío militar. La pandemia lo ha transformado en un “gigante con pies de barro”. Debido a la peste ya suma más de 40 millones de desempleados, una deuda externa equivalente a su PIB, los más altos índices de contagios y muertes por el coronavirus; no cuenta con un sistema de salud pública masivo y de calidad (apenas 2,6 médicos por cada 100 mil habitantes y 50 millones sin derecho a la salud), y el racismo es un mal de la desintegración social: por ejemplo, estando a 19 Km de distancia una de otra, la ciudad de Lincoln Park tiene 95% de negros; la de Chicago, 80% de blancos y para qué decir del nivel de exclusión social en la ciudad de Portland. Y para mayor desgracia de su pueblo, en la actualidad tienen un Donal Trump como presidente, un narcisista y mercader, con serios trastornos de personalidad.

No podemos soslayar la expectativa nacional e internacional de la puesta en vigencia, a partir del 10 de abril de 2019, de la quinta Constitución de la República de Cuba, aprobada en referéndum por el 86,8% de los votos. Han transcurrido casi siete décadas desde que el Movimiento 26 de julio intentara el asalto al Cuartel Moncada y a 61 años del triunfo de la revolución, el 1 de enero de 1959. Una mirada desde la perspectiva socialista ecomunitarista, nos va señalando que es un texto político-jurídico interesante, de 229 artículos, más disposiciones especiales, transitorias y finales. Lo que en ella se dice, no se dice y cómo se dice en los cruces internos de su coherencia normativa, nos convoca a imaginarnos un futuro auspicioso y complejo. Un mínimo de perspicacia hermenéutica, nos obliga a situarnos en el derrotero histórico y en la sacrificada lucha del pueblo cubano, para reflexionar sobre su sentido y valorar el carácter orientador que tuvo y permanece para América Latina y los pueblos neocolonizados. En el preámbulo de la Constitución, se omiten, en el primer párrafo del apartado “guiados”, los nombres del Che y de Camilo Cienfuegos, personalidad paradigmática en los inicios de la revolución, fundador del ejército rebelde, comandante, héroe de Yaguajai ¿acaso no lucharon por una “patria libre, independiente, soberana y democrática”? solo aparecen los nombres de Martí, Fidel y alusiones a las ideas emancipadoras de Marx, Engels y Lenin. Por exclusión, se puede inferir que Fidel está considerado por encima de todos, como el único y exclusivo héroe-político y hacedor de siempre y que los demás son nada más que la fuente de inspiración intelectual. En sus Apuntes críticos a la Economía Política, en el apartado “X (equis) preguntas sobre un libro famoso”, el Che señala que el error de Stalin estuvo en ceder a los impulsos del revisionismo. Y Agrega: “El tremendo crimen histórico de Stalin fue el haber despreciado la educación comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad” (p. 212).

Nueva Constitución: poder, propiedad y estética

De mi lectura a la nueva Constitución que comento, aprecio que hay una tensión interna, un ensamblaje no resuelto, acentos ideológicos distintos, entre el Título II sobre fundamentos económicos, artículos 16 a 31, con los demás. En el Art.1, se declara que Cuba es un Estado socialista. En el Art. 3, se afirma que la soberanía reside en el pueblo a través de la Asamblea Nacional del Poder Popular y en Art. 5, que “El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. Organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”. En sentido estricto, Martí no era marxista ¿El Art. 5 no le otorga un atributo un poco descontextualizado a la visión de mundo que tenía Martí en la Cuba de su época y a la condición de su época? ¿Por qué se le atribuye tanta hegemonía al Partido? ¿Cómo se compatibiliza este poder con los demás organismos de masas? En los Artículos 22, 23, 29, 31 y 65, se especifican las formas de propiedad y el uso de la tierra en régimen especial [7]. El Art. 65 es un complemento del 31. Este último se refiere a que el “trabajo se remunere en función de la calidad y cantidad, expresión del principio de distribución socialista, “de cada cuál según su capacidad, a cada cual según su trabajo”[8]. Desde el Título IV sobre Ciudadanía hasta el Título VIII sobre los Órganos del Poder Popular, se aprecia que subyace una concepción marxista-leninista compatible con el rigor teórico del Che y con las correcciones estratégicas y jurídicas para avanzar en la transición socialista. No queda clara la jerarquía e influencia del Partido sobre los demás organismos y hasta puede ser incompatible con las atribuciones que otorga el Título VI con la Estructura del Estado en sus principios de organización, atribuciones de sus miembros (jerarquías) y funcionamiento de los diferentes órganos, especialmente con la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Consejo de Estado y el Tribunal Constitucional. Entonces, surge la discusión sobre la justificación del Partido en el tramo actual de la construcción del socialismo en relación con la nueva normativa político-jurídica constitucional. La puesta en marcha de esta Constitución, en su aplicación temporal y ejecutiva, dirá si la multiplicidad de atribuciones y funciones de responsabilidad de los agentes de los órganos del Poder Popular, se exceden en burocratismo o facilitan el flujo de sus diversos mandatos y decisiones. Hay una serie de otros aspectos que responden al ecomunitarismo socialista, como la revocación de los cargos (Art. 80), los controles burocráticos recíprocos, la organización de los Tribunales de Justicia y el modo de aplicar las leyes, la igualdad salarial de los diputados con el resto de los trabajadores, quienes participan en la Asamblea Nacional del Poder Popular, ganando lo mismo que en su centro de trabajo original; se constata la amplia cobertura de representación y participación del pueblo en la Asamblea Nacional del Poder Popular. En Art. 32, inciso h) “se promueve la libertad de creación artística y en todas sus formas y expresiones, conforme a los principios humanistas en que se sustenta la política cultural del Estado y los valores de la sociedad socialista”, protegiendo la identidad cubana. Este artículo es muy compatible con el Art. 101, inciso g) “la libertad de discusión, el ejercicio de la crítica y la subordinación de la minoría a la mayoría rigen en todos los órganos estatales y colegiados”. Al respecto, tal vez faltaría recordar la validez de la norma ecomunitarista sobre el ejercicio del consenso y la importancia de las conversaciones que no subordinan a las minorías. Por el contrario, las acciones comunicativas efectivas, para que se alcancen acuerdos, deben ser simétricas y se basan en el respeto a las diferencias.

El ejercicio de la crítica literaria y artística pone a prueba los límites de la censura y asegura el respeto a las percepciones de las distintas sensibilidades estéticas, en sus niveles simbólicos, metafóricos, bufonescos, irónicos, paródicos, sarcásticos, irreverentes, chistosos, realistas, dramáticos, míticos, épicos, existencialistas, absurdos, surrealistas, fantásticos, creacionistas, antipoéticos y, en consecuencia, debería permitir todas las demás formas de expresión que involucra el imaginario dialéctico de las artes, de la ornaméntica y la literatura. El ecomunitarismo aboga por desterrar la deficiencia de la censura o el hecho de que las artes y la literatura tengan un trato desigual y limitado en relación con las ciencias. No olvidar la catástrofe que significó el dogmatismo de Trofim Denísovic Lysenko (1898-1976) para la genética soviética en la agricultura. Trasladado este sesgado razonamiento científico al campo de la estética, el resultado conduce a dejar en manos de censores la tarea de definir/valorar si una obra de arte se ajusta o no al socialismo, y sabemos lo nefasto de esa censura en la U.R.R.S, con la imposición del «realismo socialista», para las artes y la libertad del desarrollo individual en aquella sociedad. La crítica en arte y literatura no es invectiva y los verdaderos críticos nunca han sido “policías literarios”, como lo son muchos parásitos del discurso artístico en la industria cultural capitalista.

Conclusiones provisorias

Para los detractores del socialismo y a los que nunca ha sabido justipreciar el proceso político cubano a partir de las acciones emprendidas por el Movimiento del 26 de julio (1959), aún con los errores y aciertos, los sacrificios e injusticias cometidas, las compensaciones, ayudas y bloqueos, la migración de los balseros (calificados despectivamente de “gusanos”) y otros desaciertos en la década de los ’60 dentro del circuito intelectual Casa de las Américas, con el “caso Heberto Padilla”, la balanza histórica, se inclina hacia la capacidad de resistencia del pueblo en salvaguarda de la dignidad humana[9] para restituir los derechos de toda índole, madurar en los deberes de la solidaridad con los explotados, ignorantes, esclavos, neocolonizados y enfermos del mundo.

En Cuba, se está demostrando que en poco menos de un siglo de acción revolucionaria, la utopía por un mundo que permita el Buen-vivir, continúa siendo posible, tangible y volitiva, sin eximirla de desvelos, martirologios, desavenencias, errores y rectificaciones filosóficas.

La intención de fondo de estas reflexiones ha sido relevar la importancia del ecomunitarismo para la implementación y avance del socialismo del siglo XXI. Será motivo de otro trabajo, revisar el fenómeno político-histórico, desde la cobertura que ofrecen los sistemas de pensamiento dominantes y demás ciencias sociales, para generar espacios que restituyan el vínculo de discusión entre la academia y las conversaciones cotidianas.

Concordamos en que la economía política es una ciencia que debemos cuidarla de dogmáticos, manipuladores y reformistas, de esos que al poco andar comienzan a ver soluciones coyunturales del populismo capitalista para integrarlas al tránsito socialista. En esta etapa de la evolución intelectual de la izquierda y de los pobres, incluido, por cierto, el protagonismo de la mujer ¿Cuál es la importancia del ecomunitarismo, su contribución inmediata en la educación y en la crítica teórica para profundizar en la conciencia ética y restauren el derecho a la soberanía?

Hay que volver a leer las consideraciones psico-afectivas y tratar de hacer un análisis más acabado de las causas de la renuncia del Che, en 1965, con la revolución que él mismo había emprendido y ayudado a impulsar. La dirigencia de hoy debe volver a preguntarse, sin temor ni demagogia, por qué renunció al Partido, indagar si estaba o no equivocado en la dirección del ministerio de industrias, qué importancia le otorgaba al grado de comandante y cuánto le habrá dolido renunciar a su “condición de cubano” ¿Se ha reparado en la gravedad y radicalidad de esta renuncia? ¿Alguien podría decir que esta pregunta ya es anacrónica y extemporánea? ¿Qué su renuncia obedeció solo a una táctica para no comprometer al gobierno de Cuba, con sus acciones guerrilleras fuera de su territorio? Considero que esta decisión del Che fue un acto de desprendimiento doloroso, un desgarro interior y una expresión de conciencia superior; solo con una gran fortaleza espiritual, moral y de principios no negociables, se puede asumir esta trascendental consecuencia. Y tuvo razón, solo lazos de otra clase, no lo “legal”, lo siguen atando al pueblo cubano…Los problemas que advierte el Che en aquella ápoca, siguen estando presentes: errores en la formulación constitucional de la política económica[10], la función del Partido en el contexto del imaginario de la Asamblea Nacional del Poder Popular y las fallas, en distintas coyunturas del proceso, de la participación de los trabajadores en la marcha productiva. He tratado de Abordar esta delicada y casi no explorada cuestión de las divergencias teóricas entre Fidel y el Che, que espero se profundice, no con intención de favorecer al Imperio, sino para aclarar mejor la pertinencia de la teoría ecomunitarista.

Le pido al pueblo y a los cuadros de dirección que superen definitivamente el culto a la personalidad y al autoritarismo, ambos factores son la negación de una sociabilidad inclusiva y fraterna, poco juiciosa y de subjetividad estrecha. Escribía Amílcar Cabral (Batafá, Guinea-Bissau, 1924-1973):

“Criticar no es decir mal o hacer intrigas. Criticar es, y debe ser, el acto de expresar una opinión franca, abierta, delante de los interesados, basada en los hechos y con espíritu de justicia, para apreciar el pensamiento y la acción de los demás, con el objetivo de mejorar ese pensamiento y esa acción. Criticar es construir, ayudar a construir, hacer prueba de interés sincero por el trabajo de los demás, por la mejoría de ese trabajo” (1969, p.1)[11].

Con el siglo XXI, la humanidad entra a vivir en el escenario de un cambio de época. Nuestros intentos socialistas, en el siglo XX, han sido temporalmente derrotados y hemos tenido que resistir el desengaño de soportar el vacío geopolítico que hemos vivido con la disolución de la U.R.S.S y la fagocitosis del neoliberalismo a los intentos socialistas en otros países. Ahora hemos reiniciado la marcha, zarandeados por la pandemia del coronavirus (Covid-19), la crisis medioambiental provocada por el desregulado crecimiento industrial y por fenómenos zoonósicos de destrucción de millones de manifestaciones de vida (en los campos y agricultura) y el peligro inminente de la destrucción del medio ambiente planetario.

He afirmado que reeducar es más difícil y costoso que educar en la primera instancia de la escolaridad, más aún en sociedades que no son escuelas, sino que socializan a los seres humanos con la misma intención de domesticarlos como rebaños en el corral del poder mercantil. El socialismo tiene esta misión pedagógica en alianza con la filosofía ecomunitarista. No dudamos de que el socialismo es un modo transitorio de producción o la base histórica para la transformación de la sociedad capitalista. En efecto, en esta etapa de la evolución del pensamiento de izquierda, el ecomunitarismo, se debe asumir, entre otras consideraciones de fondo, porque:

  1. es una filosofía de la liberación que adhiere críticamente a la corta tradición socialista de la humanidad en el siglo XX.
  2. su obligativo de carácter ético, en esta coyuntura, es una utopía democrática para la participación directa, asociativa y deliberativa del pueblo en el poder, con la relevante dimensión socio-ecológica-medioambiental
  3. en el actuar cotidiano, no se pueden olvidar las tres normas éticas como fundamento del “qué debo-debemos hacer” en todas las interacciones individuales y colectivas (libertad, ejercicio consensual y cuidado de la naturaleza)
  4. postula una ecología económica (frugalidad), con inclusión de la sexualidad y del derecho al placer
  5. es una estética de la liberación para el incentivo a la libre expresión, de forma y contenido, sin censura ni limitaciones dogmáticas, en las artes y en la literatura. Es una forma de validar la ontología de las conversaciones.
  6. Los sistemas de pensamiento (ideologías y discursos prelocalizados), con la filosofía ecomunitarista, tienen la posibilidad de observar la realidad, sin dogmas frente la dialéctica de la historia.

Concluyo esta reflexión haciendo una reverencia fraterna al pueblo cubano por su esfuerzo para sostener un proceso socialista con tantos avatares y expectativas. Entre las Constituciones de las últimas décadas en América Latina, me parece que las más cercanas a la identidad en la diversidad regional, las que tienen más pasajes que recogen la aspiración popular y las mejores tradiciones y utopías para perseverar en el camino de perfección al socialismo, son la cubana, la venezolana y la boliviana[12]. El acercamiento al análisis de la estructura interna de la nueva Constitución de Cuba, cotejando sus partes, es un esfuerzo que merece ser continuado.

Espero que mi país, Chile, salga muy pronto de la opacidad y postración en que lo tiene sumido el pinochetismo neoliberal. Octubre de 2020 será un mes de expectativas para dejar atrás el blindaje jurídico de la dictadura.

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Notas:

[1] En adelante los nombraré con la usanza gramatical más próxima y reconocida como el Che y Fidel, personalidades sobresalientes de la historia del pensamiento y de la acción política de América Latina, luchadores por la reivindicación de los pobres y despojados de la tierra.

[2] El Che responde al artículo de Charles Bettelheim “Formas y métodos de la planificación socialista y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas”, aparecido en la Revista N° 32 de Cuba socialista. El Che responde a lo que considera dos errores fundamentales: 1) a la interpretación de la necesaria correlación que debe existir entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción” […] 2) la insistencia de darle a la estructura jurídica una posibilidad de existencia propia. El compañero Bettelheim insiste con reiteración en que la naturaleza de las relaciones de producción es determinada por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y que la propiedad de los medios de producción es la expresión jurídica y abstracta de algunas relaciones de producción…” (p.4). www.archivo.juventudes.org

[3] En la nota editorial que encabeza el texto, se dice que “la redacción de los apuntes es sistematizada en el período que comprende los años 65-66, durante su estancia (del Che) en Tanzania y Praga, con posterioridad a su misión internacionalista en el Congo” (p.2).

[4] En 2014 la UNESCO reconoció que “Cuba es el país de América Latina y el Caribe con mayor Índice en el Desarrollo de la Educación, fue la única nación que logró cubrir los objetivos. 1: Extender y mejorar la atención y educación de la primera infancia, 2: Lograr la universalización de la enseñanza primaria, 3: Garantizar que los jóvenes tengan iguales oportunidades de acceso al aprendizaje, 4: Reducción del 50 por ciento de los niveles de analfabetismo de la población adulta y 5: Mejorar la calidad de la educación para todos”.

[5] “Una visión ecomunitarista desde América Latina”. Revista Iberoamericana Social: red social de estudios sociales, editada por la Asociación Reconocer, Sevilla, España. 2/6/20. Mariel Cisneros L, Phd., Analista cognitiva, doctora en Difusión del conocimiento. UFBA, Brasil. Antropóloga. Máster en educación artística.

(https://iberoamericasocial.com/una-vision-ecomunitarista-desde-america-latina/)

[6] En Chile, desde la dictadura neoliberal de Pinochet en adelante, desapareció la Seguridad Social Solidaria (pensiones). Se reemplazó por un fondo de cuenta individual, que acumula obligatoriamente el 10% de los sueldos y salarios de todos los trabajadores. El total acumulado lo capturan 30 grupos de familias y empresarios, quienes los invierten en capital accionario en el mercado (bolsas) y otras instancias comerciales especulativas. La ganancia de estos dineros, son administrados por la Superintendencia de Pensiones y AFP. El 56% se invierte en Chile, y el 44% fuera del país. La especulación en el mercado accionario hace bajar o subir periódicamente los montos globales. Las ganancias quedan en manos de los administradores y las pérdidas se cargan a los imponentes. Actualmente, el pozo acumulado es de casi 201.000 millones de dólares, equivale al 80% % del PIB. Quienes se pensionan, puede obtener rentas programadas o vitalicias; el monto de la cuota mensual no alcanza a un tercio de lo que se ganaba como trabajador activo. Esta es la razón por la cual, el 50% de 1.033.946 afiliados sin contrato escrito, recibe menos de $150.000 al mes (U$ 192). El resto, recibe menos de U$ 380, siendo que el salario mínimo activo es de U$ 410 al mes. Indigentes, ancianos y jubilados por otras causas, viven por debajo de la línea de pobreza y muchos en calidad de mendicantes, recibiendo una renta mínima solidaria del Estado que no alcanza para comer bien y menos para medicinarse (U$ 100). Este negocio neoliberal es la gran usurpación del producto de los trabajadores, especulado por mano ajena y justificado legalmente por la Constitución de la dictadura. En los directorios de las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), no hay presencia de los trabajadores, solo financistas de los monopolios que a su vez tienen cautivo el patrimonio minero, agrícola, acuícola, servicios y todo bien que pueda prodigar la naturaleza. Esta ignominia del neoliberalismo es la demostración de la violencia del capitalismo nacional a los productores aislados del país (Fundación Sol. Chile, diciembre de 2019. Periódico “Interferencia”. www.interferencia.cl / director Víctor Herrero ([email protected]). Con el brutal impacto de la pandemia del Covid-19, en la economía interna y sus relaciones internacionales (Tratados de Libre Comercio, TLC), Chile vuelve a ser un país pobre que sigue proporcionando grandes riquezas (ganancias) a las transnacionales a base de su naturaleza territorial.

[7] Se reconocen como formas de propiedad: a) socialista de todo el pueblo, Estado propietario. b) cooperativa de socios propietarios. c) propietarios de las organizaciones de masas y sociales. d) privada, la que ejercen personas naturales sobre determinados medios de producción. e) mixta, dos o más formas de propiedad. f) instituciones, formas asociativas de carácter no lucrativo. g) personal, no constituye medios de producción, solo contribuyen a la satisfacción de necesidades personales. El Estado regula todas las formas de propiedad. Son propiedades socialistas las tierras que no pertenecen a particulares o cooperativas integradas por estos: yacimientos mineros, minas, bosques, aguas, playas, vías de comunicación, recursos naturales (no se pueden traspasar a personas naturales). El Art. 29 especifica que se prohíbe el arrendamiento, aparcería y préstamos hipotecarios a particulares. El Art. 31 define qué es el trabajo, la remuneración, sus complementos, prestaciones y beneficios.

[8] El principio socialista dice “a cada cual según sus necesidades”. En la fase de transición al socialismo del siglo XXI, la remuneración debe ajustarse a la equidad en términos de ganancia y renta. En el ecomunitarismo, se plantean dos preguntas 1) “Cómo calcular la diferencia de retribución admisible éticamente, para no contrariar el sueño estratégico del comunismo de permitir a cada uno su desarrollo universal, y para dar a cada uno y su familia en función de la cantidad-calidad del producto que sea capaz de generar en cada estadio histórico (respetando las tres nomas fundamentales de la ética)”. 2) “Qué magnitud de diferencias de ingreso sería éticamente justificable?” (p. 76), en Sirio López, El socialismo del siglo XXI en perspectiva ecomunitarista a la luz del socialismo real del siglo XX, 2010

[9] “Yo quiero que la ley primera de nuestra Republica, sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. José Martí.

[10] Al respecto, considero propicio recordar lo planteado por el compañero Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido el 17 de diciembre de 1975, cito:“En la conducción de nuestra economía hemos adolecido indudablemente de errores de idealismo y en ocasiones hemos desconocido la realidad de que existen leyes económicas objetivas a las cuales debemos atenernos” (Página 10,Informe central al VI congreso del PCC. 2006)

[11] Cabral, A. (1969). Aplicar en la práctica los principios del partido. www.formación.juventudes.org

[12] (desgraciadamente, a la boliviana, la derecha y la CIA, acaban de asestarle un golpe de Estado).

José Alberto de la Fuente Arancibia. Universidad de Santiago (USACH), Chile