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«Cultivar» nuestra salida de la crisis climática

Fuentes:

Traducido por Eva Calleja

¿Podríamos hacer mella en la lucha contra el cambio climático cambiando nuestro uso de la tierra y nuestras prácticas agrícolas? Sí, dicen Project Drawdown y el nuevo informe del IPCC.

 

Mañana temprano el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) emitirá un nuevo informe que subraya la importancia del uso de la tierra y de la agricultura en el cambio climático.

¡Bien! Es un tema esencial al que tenemos que prestar atención y que a menudo se descuida.

Llevo trabajando, a temporadas, en este tema desde los años 90 y me ha desconcertado el hecho de que no reciba más atención. Por alguna razón, cuando pensamos en las emisiones de gases de efecto invernadero, nos imaginamos fábricas, coches y chimeneas, no campos de cultivo, plantaciones y granjas de ganado. Pero, resulta que, el uso de la tierra y la agricultura están entre los mayores causantes del cambio climático y pueden estar entre las soluciones climáticas más importantes.

Así que es genial ver que se presta más atención al uso de la tierra y a la agricultura y al papel tan importante que juegan para enfrentarnos al cambio climático. En Project Drawdown, hemos destacado esté punto desde el principio y nos alegra ver que otros también hablan de ello.

Así que, ¿por qué el uso de la tierra y la agricultura importan para el cambio climático? ¿No está causado por el CO2 emitido al quemar combustibles fósiles?

¡No! Resulta que el CO2 emitido al quemar combustibles fósiles, ya sea en electricidad, transporte, construcciones o industria, contribuye aproximadamente al 62% del calentamiento actual. El 38% restante viene de otras fuentes, entre las que se incluye un 24% procedente del uso de la tierra y la agricultura.

Gases de invernadero. No es solo CO2.

Emisiones de gases de efecto invernadero por sector. Por favor ten en cuenta que esta figura representa al mundo en su totalidad, no a un país en concreto. Algunos países, como Estados Unidos, tienen más emisiones por electricidad que por el uso de la tierra y la agricultura. Otros, como Brasil, tienen lo contrario. Tu ubicación importa.

Si desglosamos esto en sectores económicos, encontramos que el uso de la tierra y la agricultura prácticamente empatan con la generación de energía (un 24% y un 25% respectivamente) en ser los mayores contribuyentes al cambio climático en la actualidad.

Imagínate: la generación de electricidad y el uso de la tierra y la agricultura son básicamente iguales en términos de impacto global en el cambio climático, sin embargo abordar las emisiones por la generación de electricidad atrae muchísima más atención y financiación.

¿Quizá necesitamos tener una perspectiva más equilibrada?

¿Qué hace que el uso de la tierra y la agricultura sean emisores de gases de efecto invernadero tan importantes?

La mayor fuente de gases de efecto invernadero en el uso de la tierra y la agricultura es la deforestación tropical. Al igual que la quema de combustibles fósiles, la quema de bosques (que también están hechos de carbono) emite enormes cantidades de CO2 a la atmosfera, contribuyendo al cambio climático. Hoy en día, la causa de la deforestación a nivel mundial es la producción agrícola (campos de soja para la alimentación animal, plantaciones de aceite de palma y pastos para ganado), además de la extracción de madera y la minería.

Las emisiones de metano biológico (CH4) son la segunda fuente más grande de gases de efecto invernadero en el uso de la tierra y la agricultura. La mayor parte de estas emisiones provienen de vacas y ovejas (que eructan metano), pilas de estiércol, campos de arroz y de la quema de biomasa.

La tercera fuente de gases de efecto invernadero en este sector es el óxido nitroso (N2O). El óxido nitroso se emite principalmente por el abuso de fertilizantes y de estiércol en las tierras de cultivo.

Otros aspectos relacionadas con la tierra y los alimentos contribuyen al cambio climático también, pero en menor medida. Por ejemplo, el combustible fósil utilizado en la maquinaria agrícola, la producción de productos químicos o el transporte de alimentos son importantes, pero emiten menos que esas tres fuentes principales.

Debido a que las prácticas en el uso de la tierra y las agrícolas son emisores de gases de efecto invernadero tan importantes, necesitan ser una parte importante de nuestras soluciones para el cambio climático. Lo más importante que podemos hacer para reducir las emisiones en el uso de la tierra y la agricultura incluye:

– Conservar y recuperar bosques tropicales. La mayor fuente de gases de efecto invernadero de este sector viene de la tala de bosques tropicales. Se necesita prestar más atención a su conservación y recuperación, especialmente en Brasil e Indonesia. Brasil necesita una atención especial, debido a que cambios dramáticos en su gobierno podrían impulsar un resurgimiento de la deforestación.

– Métodos nuevos de cría de animales. La cría de animales es la fuente principal de metano, especialmente la de ganado bovino, ovino y las pilas de estiércol. Nuevas formas de criar el ganado bovino y ovino, que incluyan nuevos aditivos alimentarios (como las algas que parece que reducen las emisiones de metano) y nuevas técnicas de pastoreo (más sobre esto abajo), pueden ayudar muchísimo. También se necesita una mejor gestión del estiércol.

– Nuevos métodos de cultivo de arroz. Los campos de arroz también son unas fuentes importantes de emisiones de metano y algunas técnicas pueden reducir sus emisiones. Se necesita más investigación sobre genética y mejoras agronómicas para el cultivo del arroz.

– Un uso más prudente de los fertilizantes de nitrógeno y del estiércol en la agricultura. Necesitamos reducir las emisiones de óxido nitroso (N2O) de la agricultura mejorando el uso de fertilizantes químicos y del estiércol en los campos de cultivo del mundo. Grandes áreas de los Estados Unidos, China e India emiten óxido nitroso debido a que aplican demasiados fertilizantes. Reducir el uso de fertilizantes puede mantener las mismas cosechas mientras se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y los vertidos de nitrógeno y fósforo en los canales fluviales locales.

También se pueden poner en marcha soluciones en el sistema alimentario más general:

– Reducir el desperdicio de alimentos. Se estima que aproximadamente el 30 por ciento de los alimentos a nivel mundial se pierden después de la cosecha, ya sea durante su transporte, en almacenes, mercados, hogares, escuelas, empresas o restaurantes. Esto significa que más o menos el 30% de la tierra, el agua, los productos químicos y las emisiones de gases de efecto invernadero asociados a la producción de alimentos no son necesarios. Si reducimos el desperdicio de alimentos, podríamos ser capaces de recortar las demandas de materia prima y los impactos de la agricultura en el medioambiente. Lo que es importante aquí es centrarse en los productos alimenticios más contaminantes y que consumen más recursos, especialmente la carne roja y los productos lácteos.

– Comer dietas ricas en plantas. También podemos reducir los impactos de la agricultura en el medioambiente a través de nuestros hábitos alimentarios, especialmente reduciendo la cantidad de carne roja y de productos lácteos que consumimos. Mientras que es teóricamente posible (ver más abajo) criar ganado bovino y ovino con menores emisiones de gases de efecto invernadero y quizá de maneras que secuestren más gases de los que emiten, la mayor parte de la cría de animales a nivel mundial no lo hace todavía. Así que, como primer paso, recortar nuestro consumo de estos productos puede ayudar a enfrentarnos al cambio climático.

En Project Drawdown hemos identificado muchas soluciones al cambio climático. De las 20 más importantes que se tratan en nuestro libro original de 2017, Drawdown, ocho de ellas proceden de la tierra, los alimentos y la agricultura.

Está claro que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el uso de la tierra y en la agricultura necesita jugar un papel central para enfrentarnos al cambio climático. Después de todo, aproximadamente un cuarto de nuestras emisiones proviene de este sector.

Pero podemos ir más allá, no solo reduciendo las fuentes de gases de efecto invernadero de la agricultura y del uso de la tierra: Podemos crear o mejorar «sumideros» de carbono en los bosques, praderas y tierras de cultivo.

Resulta que la naturaleza ya hace mucho. Después de todo, los mares de la tierra y los ecosistemas terrestres absorben rápidamente casi el 55% de nuestras emisiones de dióxido de carbono, dejando solo el 45% de nuestras emisiones de CO2 en la atmosfera a largo plazo, contribuyendo al cambio climático.

Si la naturaleza puede absorber más de la mitad de nuestras emisiones de CO2, sin ningún esfuerzo por nuestra parte, ¿podemos quizá cambiar nuestras prácticas en el uso de la tierra para potenciar los sumideros de carbono naturales? Si es así, esto va más allá de reducir el 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en el sector del uso de la tierra y la agricultura, potencialmente podría absorber más.

Ecosistemas terrestres y los mares absorben aproximadamente el 55% del CO2 emitido a la atmosfera cada año. Eso significa retirar aproximadamente el 41% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Cómo podemos crear sumideros de carbono a través del uso de la tierra y la agricultura? Aquí hay algunas maneras:

– Recuperar bosques y plantar árboles. Esta es bastante simple. La quema y la tala de árboles emite CO2, replantarlos y recuperarlos absorbe CO2. Incluso podemos recuperar bosques a sus rangos naturales, algunos no vistos en miles de años, y aumentar la cobertura forestal del planeta. (Pero debemos tener cuidado en no plantar árboles indiscriminadamente donde podrían ser medioambientalmente perjudiciales, especialmente en praderas y en ecosistemas semiáridos.)

– Gestionar las tierras de pastos para que acumulen carbono en el suelo. Como se menciona anteriormente, pueden implementarse prácticas de pastoreo que estimulan la productividad de las hierbas y el crecimiento de las raíces, para que los pastos acumulen tanta materia orgánica en el suelo que puedan compensar las emisiones del ganado. Al parecer esta técnica puede funcionar, especialmente cuando se añade compost al terreno, pero se necesita más investigación para ver cómo se puede ampliar y sostener en el tiempo.

– Usar técnicas agrícolas «regenerativas» para que las tierras de cultivo reconstruyan el suelo. Al igual que con las praderas, podemos cambiar nuestras prácticas agrícolas en los campos de cultivo para que empiecen a acumular cantidades importantes de materia orgánica, a reconstruir el suelo y a secuestrar carbono de la atmosfera. Dichas prácticas incluyen la siembra directa (que, desafortunadamente, a menudo está unida a una aplicación masiva de herbicidas), el compostaje y prácticas del ámbito de la agricultura ecológica y la permacultura.

La idea general aquí es que: Las prácticas en el uso de la tierra y la agricultura contribuyen a aproximadamente un cuarto de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y que se pueden cambiar para introducir nuevos sumideros de carbono.

Esto significa que, en teoría, mejorar el uso de la tierra y nuestro sistema alimentario puede reducir dramáticamente el 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y potencialmente retirar incluso más dióxido de carbono.

Esto necesitara cambios sustanciales en la política, la práctica empresarial, el capital y el comportamiento, por supuesto, pero la mayor parte de esto generaría beneficios económicos y sociales increíbles y sería lo más inteligente que podríamos hacer.

Sin duda, esto es una gran oportunidad para afrontar el cambio climático. Pero no sustituye a las medidas que necesitamos tomar en otros sectores, especialmente en el de la electricidad, la industria, el transporte y la construcción. También se necesita hacer grandes esfuerzos para retirar paulatinamente las emisiones en esas áreas. Teniendo en cuenta estos sectores, creo que las prioridades principales para la acción climática incluyen:

– Reemplazar la electricidad basada en el carbono con renovables tan pronto como sea posible y electrificar tantos medios de transporte y sistemas de construcción como podamos.

– Repensar la producción y el uso de materiales de grandes emisiones de gases de efecto invernadero, entre ellos el hormigón, el acero y los refrigerantes.

– Reinventar nuestras prácticas agrícolas y sistemas alimentarios para que puedan aumentar la seguridad alimentaria y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

– Restaurar los ecosistemas naturales y la práctica de agricultura regenerativa, para que podamos crear nuevos sumideros de carbono, además de paisajes sanos, canales hídricos limpios y más hábitats para la vida salvaje.

No hay sola una respuesta para afrontar el cambio climático, por supuesto. No existe un remedio mágico. Pero si existen trucos mágicos.

Si miramos a todo en conjunto, podemos ver numerosas oportunidades para trabajar juntos, en distintos sectores económicos, ubicaciones geográficas y a escala local y nacional, para reducir las emisiones, crear sumideros de carbono, restaurar ecosistemas sanos, crear empleo y beneficios económicos locales, mejorar el bienestar humano y detener el calentamiento global.

Se puede hacer, la única pregunta es, ¿lo haremos?

Para saber más sobre el papel que juega el uso de la tierra y la agricultura en el cambio climático, leer el último informe del IPCC. Y también puedes consultar nuestras soluciones climáticas basadas en la tierra en Project Drawdown y seguirnos en @ProjectDrawdown.

El doctor Jonathan Foley (@GlobalEcoGuy) es un científico medioambientalista, experto en sostenibilidad, autor y orador. Es el Director Ejecutivo de Project Drawdown (@ProjectDrawdown). Estas son sus propias opiniones.

 

 Fuente: https://globalecoguy.org/farming-our-way-out-of-the-climate-crisis-c235e1aaff8d