Los jefes de gobierno de Madrid, Badalona, Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela, Iruña y Cádiz se reunieron en Barcelona para valorar sus primeros cien días de legislatura y seguir diseñando juntos el camino hacia «una nueva política». Las alcaldías que hace cien días llegaron para demostrar que «sí se puede» un verdadero cambio político […]
Los jefes de gobierno de Madrid, Badalona, Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela, Iruña y Cádiz se reunieron en Barcelona para valorar sus primeros cien días de legislatura y seguir diseñando juntos el camino hacia «una nueva política».
Las alcaldías que hace cien días llegaron para demostrar que «sí se puede» un verdadero cambio político y social en España se reunieron en Barcelona para corroborarlo. El encuentro municipalista Ciudades por el Bien Común congregó a los alcaldes de Madrid, Badalona, Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela, Iruña, Cádiz y Barcelona con el fin de hacer un balance de este primer período de legislatura y reforzar la red «de ciudades rebeldes» como ellos mismos la denominaron a lo largo del evento.
La lluvia no importó a las cerca de 2500 personas que decidieron acudir al encuentro y el Polideportivo de la Estació del Nord estalló ante las palabras de sus representantes. El primer teniente de alcalde de Barcelona, el argentino Gerardo Pisarello, fue el primero en hablar para darles una calurosa bienvenida a sus colegas y presentar los ejes en torno a los cuales giraría la cumbre: una firme apuesta por el empoderamiento ciudadano y la transparencia, así como el rechazo frontal hacia las políticas de austeridad e intolerancia que están sumiendo en una profunda crisis humanitaria a Europa. «Nos decían que no estábamos preparados, que no teníamos ni idea de cómo funcionaban las instituciones, pero en cien días hemos demostrado que es posible que la esperanza habite en nuestras ciudades», declaró Pisarello al subir al escenario.
La alcaldesa de Madrid Manuela Carmena tomó la palabra y, recibida con ovaciones, lo primero que destacó fue su profundo amor hacia la capital catalana: «Yo soy la abuela de los alcaldes y, justamente porque he vivido mucho, puedo decir que en la época del franquismo, cuando fui una estudiante represaliada, Barcelona fue mi ciudad de acogida y siempre le estaré agradecida», explicó la alcaldesa madrileña. «Ahora, Ada ha sido la primera en declarar a Barcelona como ciudad de acogida internacional y nosotros hemos ido inmediatamente detrás», afirmó y puso de esta forma sobre la mesa uno de los temas que serían protagonistas del encuentro. La declaración -la semana pasada- por parte de Ada Colau de Barcelona como «ciudad refugio» para los exiliados a quienes Europa les está cerrando la puerta promovió una reacción en cadena en el resto de alcaldías españolas, que también se sumaron a la iniciativa. «No sólo hemos aumentado a 10 millones de euros la partida destinada a la acogida de refugiados sino que queremos que todos los ayuntamientos cuelguen, como nosotros, la bandera de bienvenida», manifestó Carmena.
La jefa del Gobierno madrileño también dedicó unos minutos a hacer un repaso de las principales medidas adoptadas durante estos casi tres meses de mandato, destacando su atención prioritaria al problema del trabajo y la vivienda. «Hemos conseguido parar 1200 desalojos que había ordenado el propio ayuntamiento y hemos puesto en marcha un Area de derechos sociales para dedicarnos activamente a proyectos de creación de empleo», remarcó Carmena.
«Salir después de Manuela es como si un telonero tocara después de los Rolling Stones», expresó Martiño Noriega, alcalde republicano de Santiago de Compostela, al iniciar su intervención. Cierto es que la representante madrileña arrastra pasiones y sus palabras fueron celebradas en todo momento con fuertes ovaciones, pero el testimonio del alcalde gallego -que se dirigió a los asistentes primero en catalán, luego en castellano y finalmente en gallego con total naturalidad- no se quedó atrás. Su discurso plurilingüe procuró dejar claro que los nuevos políticos «ponen lo que los une por delante de cualquier interés particular» y que, como ciudadanos del sur de Europa «brutalmente agredidos» es necesario crear un frente común. «Ante su desprecio, colocamos la fraternidad y diseñamos esta red de ciudades rebeldes», declaró, aludiendo también -como lo hizo la mayoría de los intendentes- a su apoyo incondicional hacia Grecia.
El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, tomó el relevo con una breve vuelta hacia los orígenes, recordando cómo ya desde el movimiento de los indignados «se dijo basta al bipartidismo y a los sectarismos de izquierda» para resolver llegar a las instituciones y cambiarlo todo desde adentro. «Nos hemos encontrado unos ayuntamientos envejecidos, con funcionarios desmotivados y clientelismos muy arraigados», explicó. «Ahora estamos intentando acabar con esos privilegios de la casta política y por eso nos hemos bajado los sueldos y hemos eliminado coches oficiales y palcos a estadios o teatros.»
Desde Badalona, el tercer municipio más poblado de Cataluña, su alcaldesa, Dolors Sabater, encendió a la audiencia al recordar, primero que nada, que habían conseguido derrotar al «totalitarismo y la intolerancia» de su antecesor del Partido Popular (PP), «el xenófobo Xavier García-Albiol» (tristemente famoso por su explícita persecución a los extranjeros). La jefa de Gobierno centró su discurso en la crisis de los refugiados, subrayando cómo el Mediterráneo «cuna de culturas» está sufriendo ahora «un drama ante el que la Unión Europea no está respondiendo» y, sin embargo, los ciudadanos sí que supieron reaccionar. «Esto demuestra que es el pueblo quien ha de dirigir los cambios», manifestó.
Una de las caras más populares del nuevo ciclo político es, sin duda, el andaluz José María González (Kichi), alcalde de Cádiz, quien consiguió desbancar al PP tras veinte años de gobierno que «ha pasado factura», según dijo al iniciar su discurso. «Las cifras de la oscuridad con las que nos hemos encontrado son estas: 42 por ciento de paro, 275 millones de deuda y 22.500 personas que se han ido», detalló. «En las políticas hace falta sur, porque ellos han perdido el norte», declaró Kichi en tono poético. «Mientras el norte construye alambradas, el sur tiende puentes», manifestó aludiendo a la adhesión de la capital gaditana a la red de ciudades refugio propuesta por Colau.
El País Vasco también estuvo representado en la cumbre municipalista a través del alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, quien explicó que en sus primeros cien días de gobierno la prioridad fue la disminución de la pobreza, la lucha contra «un modelo policial militarizado, enfrentado completamente a la ciudadanía» y la violencia sexista.
Por su parte, el alcalde de La Coruña, Xulio Ferreiro, destacó que lo esencial de su mandato hasta el momento fue «un proyecto de renta social para que nadie carezca de lo esencial, la separación entre instituciones democráticas y religiosas, y la retirada de fondos públicos a las corridas de toros». Al igual que sus homólogos, Ferreiro hizo un llamamiento a todos los ayuntamientos a convertirse en «ciudades refugio como aquellas que una vez, del otro lado del Atlántico, nos recibieron con los brazos abiertos».
El cierre del encuentro llegó de manos de la anfitriona, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, quien celebró que «por fin se hayan abierto de par en par las puertas y ventanas de los ayuntamientos para que dejen de oler a rancio», a la vez que felicitó a la ciudadanía por su articulación en redes de solidaridad y su implicación activa en la acogida de refugiados. «Como los estados de Europa no han estado a la altura, aquí estamos las ciudades para tomar la alternativa», concluyó Colau.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-281027-2015-09-06.html