En marzo de 1972 se desencadena la lucha de los trabajadores de Bazán en Ferrol por su convenio colectivo. El día 7 de marzo se comunicaba al jurado de empresa la firma del convenio colectivo interprovincial. Los trabajadores de Bazán, que reclamaban la negociación de dicho convenio en Galiza, radicalizan el conflicto
Decía J.M. Álvarez en su artículo «Las auténticas víctimas olvidadas» que «son muchos los que moran en el limbo del olvido y ninguno de ellos pertenece a la AVT». Yo, desde estas humildes letras quisiera rendir un pequeño homenaje a dos de ellos: Daniel Niebla y Amador Rey.
En marzo de 1972 se desencadena la lucha de los trabajadores de Bazán en Ferrol por su convenio colectivo. El día 7 de marzo se comunicaba al jurado de empresa la firma del convenio colectivo interprovincial. Los trabajadores de Bazán, que reclamaban la negociación de dicho convenio en Galiza, radicalizan el conflicto. El día 9 se concentran ante las puertas de la factoría. La empresa anuncia la suspensión de sueldo, empleo y acceso a las instalaciones de la misma a todos los vocales jurados. Los trabajadores, reunidos en asamblea, deciden ocupar la factoría. La policía entra en las instalaciones de Bazán y desaloja por la fuerza a los ocupantes. Ya en la calle son recibidos por más policías que vuelven a cargar contra ellos. Los trabajadores se echan a las calles de la villa ferrolana en ropa de faena, y le plantan cara a la policía a pedradas, mientras cortan el tráfico. El día 10 de marzo, a las 7.30 horas se vuelven a concentrar ante Bazán, que tiene sus puertas cerradas. Ante esta situación, se vuelven a echar a la calle para explicarle al pueblo lo que estaba ocurriendo, además de recorrer otras fábricas en busca de solidaridad. La asamblea de trabajadores se dirige a O Ponte das Pías, siendo detenidos por una compañía de la policía armada. Los trabajadores se enfrentan a la policía durante 10 minutos con palos y piedras. La policía, armada con porras, pistolas y metralletas abre fuego. Daniel Niebla y Amador Rey, ambos casados y de 38 años -Amador, padre de cuatro hijos- caen asesinados. Los trabajadores no retroceden; lo hacen los asesinos a sueldo del Estado montados en autobuses.
Daniel y Amador no iban armados con metralletas como sus asesinos. Estaban luchando por mejorar las condiciones de vida de su clase, y reivindicando el derecho a negociar un convenio por los trabajadores de Ferrol para su factoría. A parte de las muertes de Daniel y Amador, hay que contar cerca de 40 personas heridas de bala. Todos ellos, en especial Daniel y Amador, pasan a engrosar la lista de los que moran el limbo del olvido por las instituciones «democráticas». En ese limbo se encontrarán con los asesinados también en las luchas del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz; con Txiki y Otaegi; con Ramón García Sanz, Humberto Baena Alonso y José Luis Sánchez Bravo; con Julián Grimau y Salvador Puig Antich; con Granado y Delgado; con los abogados de Atocha; con Lasa y Zabala; con Moncho Reboiras; con muchos héroes anónimos que luchaban por mejorar sus condiciones laborales y por la libertad de sus pueblos. Puta casualidad, ¿no? Como bien decía J.M. Álvarez ninguno de ellos, o más bien sus familiares, pertenece a la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
Mientras Fraga ejerce de senador al más puro estilo Pinochet, y se pavonea en la Convención fascista del fascista Partido Popular alabando las buenas intenciones de los golpistas del 23-F; mientras las calles y avenidas de los pueblos de España siguen llevando nombres como General Franco, Primo de Rivera, 18 de Julio, etc; mientras en las cárceles del Estado los presos son «suicidados» y en los tajos son asesinados trabajadores por carecer de medidas de seguridad; mientras en la Audiencia Nacional se juzgan ideas políticas; mientras decenas de mujeres son víctimas de la violencia doméstica, mientras se prepara otra reforma laboral contra la clase obrera y se subvencionan organizaciones franquistas como la propia AVT o la Fundación Francisco Franco. Mientras todo esto, y más, ocurre en el territorio de las Españas, ¿qué podemos esperar de la ausente democracia española en lo que a memoria histórica se refiere?
Afortunadamente, ni Daniel ni Amador ni los anteriormente nombrados han caído en el limbo del olvido para nosotros. En las luchas del 10 de marzo y en las que tuvieron lugar en septiembre en Vigo y otras ciudades gallegas a lo largo de todo el año, es donde está la base del movimiento nacional-popular. Origen que no debemos olvidar nunca, y que algunos (hoy ubicados en el poder autónomo) deberían recordar. Desde aquel fatídico 1972, el 10 de marzo se convirtió en «Día da Clase Obreira Galega», y fue a partir de entonces donde cualquier nacionalismo basado en la aceptación del capitalismo quedó totalmente invalidado.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni pero desmemoriado que el que no quiere recordar. Mientras los gestores de la «democracia» se nieguen a reconocer estos hechos y otros, nos toca a la gente de la calle seguir trabajando para no ahondar más en la desmemoria. Daniel y Amador eran hijos del pueblo. Y mientras los que formamos parte del pueblo no les olvidemos, nunca han de caer en limbos ajenos.