‘Que pagui Pujol!’, ‘Harto de todo’ y ‘Odio obedecer’, suponen algo más que un acercamiento a una época poco conocida de la cultura de la Barcelona antiolímpica.
En Barcelona, muchos vieron en el punk de los ’80 la manera de canalizar su rebeldía y sus ganas de decir y de hacer cosas por sí mismos. Las drogas, la música y la provocación fueron el punto de partida de un movimiento que con el tiempo se dotó de contenido político y social para llevar a cabo luchas que no salen en los libros de Historia.
Como cantó el más punk, cuando en Londres les picó un huevo, aquí todo el mundo se rascó. Los chavales influenciados por Sex Pistols, los Clash o los Ramones respondieron contra la generación anterior, que musicalmente en Barcelona estaba representada, salvo alguna excepción, por el Rock Laietá. Ahora, cualquiera podría coger un instrumento y montar su banda, ya que era más importante disfrutar que saber tocar.
Así comenzaron unos cuantos grupos como Ultimo Resorte, Desechables, Frenopaticss, Shit SA o Kangrena, con cierto toque nihilista y viviendo a toda velocidad. Algo fácil cuando la manera de conseguir las drogas era ir a la farmacia con recetas falsas. Ese tándem punk-droga se mantuvo inseparable hasta que la heroína empezó a hacer estragos, y muchos despertaron posicionándose en contra del caballo en sus temas. Pero no todo fue música y droga, porque había sobrados motivos para levantar la voz y salir a las calles. La objeción de conciencia derivó en insumisión, el ‘OTAN de entrada No’ se convirtió en ‘OTAN Sí’ y los 800.000 puestos de trabajo prometidos por el PSOE cuatro años más tarde se tornaron en otros tantos trabajadores más en la cola del paro. Además, en las calles, mandaba la policía.
La autogestión o el «Do It Yourself» (como siempre se ha llamado en la música) fue fundamental, además, los fanzines, las radios libres, las okupas y algunos bares fueron claves en el desarrollo y la dinamización del punk barcelonés. A ese punk, que se transformó después en hardcore, le tocó verse las caras con la carrera a los Juegos Olímpicos, el sida y la vuelta a la oscuridad para la vida cultural de una ciudad como Barcelona.
En estos días coinciden en las estanterías de las librerías nada menos que tres libros que hablan sobre la Barcelona punk. Joni D. publicó el año pasado Que pagui Pujol!, cuya versión en castellano ve la luz ahora. El libro tiene un evidente contenido musical que se ve acompañado de un modo cronológico por las luchas de cada momento. Así, se puede asistir a las confrontaciones con los recién aparecidos skin nazis, a las luchas de los mensajeros, las manifestaciones antimilitaristas, la creación del PGB y el inicio del movimiento okupa en la ciudad, entre otros hitos. Escrito, y acompañado de abundante documentación, por alguien al que la música barcelonesa le debe mucho, tanto por su sello Kasba Music como por su trabajo al frente de Hace Color.
Harto de todo pretende, y vaya si lo consigue, ser el Por favor, mátame de Barcelona. Es un trabajo enciclopédico que se centra principalmente en la parte musical, la visión personal de cada entrevistado sobre su grupo, la escena y las drogas mayormente. Con su lectura asistimos al nacimiento del punk en la ciudad y a su transformación en hardcore, de la mano de, entre otros, los MDC. Sólo por la colección de fotografías y de documentos recopilados ya merecería la pena, pero es que las entrevistas son aún mejores. El autor, Jordi Llansamà, es otro apasionado de la música, como demuestra día a día con su sello BCore, responsable de la reedición de discos de varios grupos de esta época. Además, ha tenido la osadía de abrir recientemente una tienda de discos.
La trilogía se completa con Odio obedecer. En este caso, lo que se recoge es una historia visual de la escena punk, rock y hardcore. La parte visual es algo muy cuidado en los tres libros, pero en éste la gracia está en que lo escribe precisamente un fotógrafo. Xavier Mercadé lleva más de 25 años recogiendo instantáneas musicales. Todas las fotos son del autor y captan perfectamente cómo fue el momento, empezando con los antecedentes del punk y llegando hasta el hardcore, pasando también por las manifestaciones, el rock, el zeleste, los punks en el Salón del Cómic y la represión policial. //
Cinco bandas imprescindibles del punk y hardcore barcelonés
L’Odi Social: Imprescindibles para comprender el momento. Hardcore y punk político. Responsables del dicho «Que pagui Pujol!».
GRB: Considerados hoy grupo de culto, aportaron una visión diferente con sus letras autocríticas. Fueron además de los primeros en acelerar su sonido.
Ultimo Resorte: Su cantante Silvia estuvo en Londres en el ’77 y el impacto fue tal que, cuando volvió, en lo primero que pensó fue en montar un grupo.
Anti Dogmatikss: Anarcopunks próximos, más en ideas que en música, a los británicos Crass. Sus dos maquetas y sus temas traspasaron fronteras.
Subterranean Kids: El grupo que definió el hardcore barcelonés y se podría decir que también el estatal. Contundencia musical y lírica a partes iguales.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/De-aquellas-costras-estos-libros.html