Hace tres años y dieciocho días publicaba en esta misma revista un artículo que bajo el título de Probable gobierno de unidad popular en la tercera ciudad de Catalunya. Analizaba el éxito electoral sin precedentes y contra todo pronóstico, de una plataforma ciudadana, Guanyem Badalona en Comú (GBeC), que se presentaba de manera informal como […]
Hace tres años y dieciocho días publicaba en esta misma revista un artículo que bajo el título de Probable gobierno de unidad popular en la tercera ciudad de Catalunya. Analizaba el éxito electoral sin precedentes y contra todo pronóstico, de una plataforma ciudadana, Guanyem Badalona en Comú (GBeC), que se presentaba de manera informal como la «confluencia entre sectores independentistas y no independentistas» con el apoyo de la CUP y de Podemos, entre otras entidades y organizaciones políticas.
Esta candidatura situó a su cabeza de lista, Dolors Sabater, en la alcaldía de la ciudad con el apoyo de ICV-EUiA y ERC, con quienes formó gobierno, y también del PSC que no quiso (según unos, o no le dejaron) entrar en el gobierno.
Ahora, tres años después de este hecho y de multitud de acontecimientos que podemos considerar históricos, el PSC, con tres concejales tras haber perdido por el camino una de las cuatro personas que resultaron elegidas en 2015, arrebata la alcaldía a Dolors Sabater, con el apoyo del PP y de Ciudadanos.
¿Cómo explicar que dieciocho días después de la moción de censura del PSOE contra M. Rajoy, en la que P. Sánchez obtiene la presidencia del Gobierno con el apoyo de las fuerzas del cambio y los nacionalismos periféricos, el PSC haga la jugada inversa y arrebate la alcaldía y el gobierno de Badalona a las fuerzas del cambio y el independentismo de izquierdas con el apoyo del PP y C’s?
En el artículo mencionado decía que «Otro reto importante a medio plazo es preservar la candidatura de todo tipo de ataques directos como los que pueden venir de sectores vinculados al PP u otros, y blindarse ante procesos políticos externos a la ciudad, como las elecciones autonómicas y generales, para posibilitar que dentro de cuatro años la experiencia se pueda repetir corregida y aumentada».
Los ataques del PP y C’s comenzaron al día siguiente de la toma de posesión con el argumentario oficial que la derecha centralista, xenófoba y racista ha utilizado en toda España contra los ayuntamientos del cambio: la ciudad está sucia, la ciudad es insegura y no se ve la policía en la calle, la administración está paralizada, las calles están deteriorados, la ciudad está gobernada por la CUP (o por Podemos cuando el auditorio era de fuera de Cataluña)…, no importa que sea imposible valorar objetivamente como está de limpia o de sucia una ciudad, o que la misma Guardia Urbana diga, una y otra vez, que su presencia en la calle es la de siempre o que haya pruebas evidentes de dinamismo político con la puesta en marcha de procesos participativos totalmente congelados durante el mandato anterior, como los Consejos de distrito o sectoriales, y con un proceso participativo amplísimo para el destino de una parte importante del Presupuesto de inversiones.
Estas mentiras, mil veces repetidas, se convierten en verdades… para quienes se las quieren creer. Su objetivo es mantener alta la moral de los derrotados (el PP), por mucho que repitan mil veces que son los ganadores, e intentar socavar la moral de las fuerzas políticas que apoyan al gobierno.
Pero esto, por sí solo, no explica la situación actual. Como se suele decir, habremos cometido errores, aunque normalmente no se explican. Esperamos que en los próximos meses, las fuerzas que han apoyado al gobierno del cambio en Badalona hagan su reflexión autocrítica, la hagan pública con las correcciones y las propuestas necesarias de cara al futuro para ensanchar el apoyo electoral y recuperar el gobierno de la ciudad en 2019.
Parece bastante evidente que no hemos sabido blindar (la candidatura de GBeC y el gobierno) ante procesos políticos externos a la ciudad, como las elecciones autonómicas y generales.
La destacada presencia en primera línea del alcaldesa Dolors Sabater en todo el proceso político de estos tres años ha sido un elemento determinante, no el único, para que el PSC, en proceso de desaparición política en la ciudad, haya optado por una acción de envergadura como es presentar la moción de censura. Saben perfectamente que su candidato y su lista tienen poco o nada que hacer entre un PP, que aguanta a pesar de la competencia de Ciudadanos para llevarse el voto españolista, y unas fuerzas de izquierda que a pesar de las dificultades apuestan por mantenerse unidas frente el centralismo, el autoritarismo, el racismo y la xenofobia del albiolismo.
Badalona ha sido terreno de experimentación del lepenismo españolista más xenófobo con el exalcalde Garcia Albiol y, ahora, de una alianza que ha dejado como alcalde de la ciudad a un dirigente del PSC con tres concejales, desconocido incluso para a sus votantes.
El pacto del bloque del régimen del 78 se explica por la desesperación que provoca en todos ellos que una persona como Dolors Sabater, recién llegada a la política institucional y veterana en el activismo social, en poco más de tres años se haya consolidado como una de las figuras referentes de los ayuntamientos del cambio y de la construcción de una alternativa confluente de las fuerzas que han gobernado hasta ahora. Se trata ahora de hacer propuestas que amplíen la base electoral del conjunto de estas fuerzas, formada por personas que se identifican de izquierdas, algunas no independentistas y otros sí.
Cualquier propuesta municipalista de confluencia que quiera ampliar esta base electoral deberá tener en cuenta los errores cometidos, pendientes de identificar. Será necesario que se sepa blindar la confluencia ante procesos políticos externos a la ciudad y centrar su actividad política y de gestión en función de las necesidades y competencias del municipio.
Hacer propuestas políticas para cambiar las leyes que afectan a los alquileres y la vivienda, la protección social de los sectores desfavorecidos de la sociedad, la vida de las mujeres y la lucha contra la lacra de la violencia machista poniendo al frente las reivindicaciones de los movimientos feministas. Cambiar las leyes y los planes urbanísticos especuladores. Impulsar desde el ayuntamiento multitud de medidas que favorezcan un nuevo modelo energético, incluso para favorecer el cierre de las centrales nucleares. Al mismo tiempo, gestionar todo lo que es de competencia municipal de forma eficaz y transparente, desde la política de personal y relaciones laborales hasta la limpieza, la seguridad en las calles, los servicios sociales, etc.
Y todo ello permitiendo que cada fuerza política confluente tenga su proyección política nacional en los términos que considere más convenientes, con identidades diferentes y haciendo hincapié en aquellos símbolos e ideas que le sean propios.
Desde personas significadas de GBeC se habla de una candidatura conjunta de todas las fuerzas que han formado el Gobierno hasta ahora. Pero ERC ya ha anunciado que su opción es presentarse con sus propias siglas con una voluntad y programa que permita en el futuro un gobierno de izquierdas. Descartada esta opción, queda por saber si el resto de fuerzas, las ahora agrupadas en El Comú de Badalona y GBeC, serán capaces de configurar una candidatura única. El electorado de izquierdas lo agradecería y el conjunto de la ciudad saldría beneficiado.
Sea una candidatura o más, deberán repensar muchas cosas como el programa, el mensaje de cara al futuro y los compromisos y límites de la representación de esta posible candidatura de confluencia en la política nacional.
La gente de izquierdas y el conjunto de la población de Badalona nos merecemos un gobierno de izquierdas a partir de 2019 sobre la base de una candidatura municipalista de confluencia que sea capaz de encabezar de nuevo un Gobierno y que tenga mayoría absoluta para no tener que depender de los intereses espurios de ningún otro partido diferente de los que formen el gobierno.