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Intervención en la mesa redonda Lectura y medios de comunicación. Feria Internacional del Libro. La Habana. 9 Febrero 2005

De como los medios de comunicación hipotecan a los escritores

Fuentes: Rebelión

Vaya por delante que no me considero un especialista del mundo editorial. Pero también es verdad que los análisis se enriquecen cuando se incorporan interpretaciones procedentes de otras disciplinas y perspectivas. Por eso creo que es un acierto plantear una mesa redonda que aborde la lectura y su relación con los medios de comunicación. Históricamente […]

Vaya por delante que no me considero un especialista del mundo editorial. Pero también es verdad que los análisis se enriquecen cuando se incorporan interpretaciones procedentes de otras disciplinas y perspectivas. Por eso creo que es un acierto plantear una mesa redonda que aborde la lectura y su relación con los medios de comunicación.

Históricamente el ámbito de los libros se encontraba marcadamente diferenciado del de los medios de comunicación. Los escritores, bien de narrativa, bien de ensayo, publicaban libros y los periodistas informaban de los acontecimientos en la prensa. Sólo las páginas periódicas de cultura acogían con cierta regularidad a los escritores. Si bien, en el caso español, algunos escritores colaboraban en prensa (Larra, Valle-Inclan), la figura del periodista nunca se podía confundir con la del escritor.

Eso, en mi opinión, ha cambiado mucho. Hoy los escritores tienen una presencia en la prensa y los periodistas publican libros con regularidad. Mis observaciones se refieren a la situación que considero se está produciendo en los países de economía capitalista, quizás, muchas de estas impresiones no sean percibidas así en Cuba.

Los cánones de productividad y competitividad en la economía de mercado están provocando en el mercado editorial algo similar a lo que Ignacio Ramonet señalaba que sucedía con la información. Vivimos una situación de sobresaturación de tal modo que podemos caer en la desinformación por exceso al no disponer de las claves para diferenciar la información buena de la mala, la rigurosa de la intoxicada, la reflexiva de la superficial. Eso puede suceder respecto a los libros, la oferta es abrumadora y el reto ahora es seleccionar. Los libros buenos, al igual que sucedía en la información, están disponibles en el mercado, el problema es que logren ser visibles entre la marea de obras mediocres o promocionadas por el modelo de vacuidad intelectual imperante.

Esta situación conlleva unas determinadas consecuencias. La primera es que ante el exceso de oferta y la necesidad de seleccionar, cobran gran importancia los métodos y mecanismos de selección. En el capitalismo, esos métodos son la publicidad y la presencia mediática, si es se les puede considerar diferentes.

Es entonces cuando los medios de comunicación entran en escena. Y lo hacen por varios mecanismos, pero sobretodo por el ideológico/mediático y el económico:

  1. Presencia mediática del autor entre sus columnistas.

Los autores ya no son reconocidos por su última obra literaria. El ritmo de la actualidad impide considerar reciente el nombre de quien publicó un libro hace un año. Hace falta tener ese nombre en la agenda informativa constantemente. Por otro lado, también parece razonable que los lectores tengan interés en leer los comentarios o reflexiones de un autor con una periodicidad mayor que la de las ediciones de sus libros. Entonces se funde el autor de libros con el columnista. Tenemos ahora al escritor dirigiéndose a los lectores con una periodicidad mensual o semanal desde un determinado medio de información que siempre suele ser el mismo. Eso la garantiza una presencia estable en la agenda informativa. Su nombre es conocido, opina sobre todos los acontecimientos de actualidad, entienda o no, le entrevistan, participa en tertulias… En una palabra, es un líder de opinión. Esa figura mediática consagra al escritor y lo termina devorando. Devorando intelectualmente y también hipotecando porque, aunque siempre tendrá editorial para publicar su libro, ahora su presencia mediática dependerá de la gerencia de un medio de comunicación.

  1. Presencia accionarial en la editora.

La concentración empresarial en los países de economía de mercado es de fundamental importancia en el mundo de la cultura y de la información como método de control ideológico y de rentabilidad empresarial. Si hemos dicho que los medios de comunicación son fundamentales para la difusión y promoción editorial, parece inevitable que, al final, terminen creándose sinergias empresariales y accionariados conjuntos. Por tanto, cada medio de comunicación, o mejor dicho cada holding de comunicación, tendrá su propia editorial de referencia, cuando no en propiedad. Promocionará los libros, publicará críticas positivas, entrevistará a los autores, difundirá los acontecimientos sociales donde tengan presencia, aireará las cifras exitosas de ventas, etc…

De modo que el autor terminará integrado también en la editorial del medio de comunicación. Se trata de una nueva hipoteca que se suma a la anterior. La gerencia de turno podrá expulsar del olimpo al escritor y dejarlo inmediatamente sin su presencia mediática y sin su editorial con toda su carga promocional.

Por tanto, con los libros se repite de algún modo el problema que sufrimos en la información. No estamos tanto ante la necesidad de crear un trabajo -producto llamaría un publicista- brillante y valioso, como la de tejer todo un entramado que afronte los métodos de ocultamiento del sistema cultural imperante.

El reto es buscar mecanismos de distribución editorial diferentes, buscar nosotros también esas sinergias entre medios de comunicación y editoriales, tal y como hacen los grandes oligopolios empresariales. E implicar a los colectivos sociales y la sociedad civil organizada en la creación de estructuras culturales que logran ser alternativas a las implantadas por el mercado. Esa es la parte que dejo para la discusión.