En unos pocos meses el Gobierno Zapatero ha pasado del «mantendremos el gasto social» al «quien le echa un pulso al Estado, pierde» (1). No parece casual el protagonismo en estos días del Ministerio de Defensa (militarización a punta de pistola del control aéreo del país), con la desaparición de escena de Fomento, el del […]
En unos pocos meses el Gobierno Zapatero ha pasado del «mantendremos el gasto social» al «quien le echa un pulso al Estado, pierde» (1). No parece casual el protagonismo en estos días del Ministerio de Defensa (militarización a punta de pistola del control aéreo del país), con la desaparición de escena de Fomento, el del Interior (con Alfredo Pérez Rubalcaba haciendo doblete de Portavoz del Gobierno) y el de Justicia, a través del Fiscal General del Estado, Conde Pumpido, pidiendo sangre (condena a 8 años de cárcel a los «sediciosos»).
La petición del Fiscal General del Estado cerrando la terna de matones de barrio del Gobierno PSOE dice bien a las claras hasta qué punto quien se acuesta un día negando la mayor (que esté sometido a las ansias privatizadoras del capital) y se levanta al día siguiente traicionando a los trabajadores y vendiendo los restos del ajuar (contrarreforma laboral, próxima ampliación de la edad de jubilación, recomendaciones de que los trabajadores se hagan un plan de pensiones privado, eliminación en febrero de los 426 € para parados de larga duración, rebaja de impuestos de sociedades a las PYMES, privatización del 49% de AENA, privatización parcial de las Loterías,…curiosamente aquello que da dinero al Estado) necesita de la represión de la porra policial, el «derecho» burgués y hasta el ejercito, si se tercia, para dejar claro quién manda en la nación: el capitalismo de los 37 superempresarios de los «diálogos monclovitas» («nosotros mandamos, tu ejecutas») y los tiburones al ataque de los últimos jirones del Estado del Bienestar.
El paulatino comportamiento ciego, sordo, insensible e intelectualmente estúpido de un Gobierno que progresivamente se ha ido colocando a espaldas de los trabajadores y hasta de la nación (cuando su represión sobre lo que no es la clase trabajadora tradicional busca un escarmiento preventivo para todos en espalda ajena) ha venido marcando el ritmo de deterioro de la situación económica y, lo que es más grave, del mandato político más allá (nunca por encima dentro del sistema capitalista) de lo que eufemística y obscenamente llama la derecha «los mercados».
El primer aviso lo dio el neoconverso desde el sindicalismo claudicante (UGT) hasta el nuevo espejismo de Gobierno remodelado, Valeriano Gómez (debutante Ministro del Paro), cuando dijo aquella genialidad de «la reforma laboral ha venido para quedarse» (2).
Era el anuncio de que ya no había migajas que ofrecer al sindicalismo burocrático de concertación y pacto social. Cuando lo que se hace es donar graciosamente el Estado del Bienestar y los derechos de los trabajadores al capitalismo, no hay nada que ofrecer, máximo si la Huelga General del 29-S, la más justificada en la historia española de esto que llaman democracia y no lo es, se convocó a regañadientes, con freno y marcha atrás (la convocatoria de movilizaciones del 15 y 18 de Diciembre es clandestina), por sus principales gestores: «ni tengo nada que ofrecerte, porque ya no te necesito, ni te temo». Ese era el mensaje posterior a la 29-S por parte del menguante Gobierno español.
Mientras tanto, la crisis del espacio aéreo español está sucediendo con clamoroso silencio de CCOO y UGT. ¿Cálculo, desborde ante la situación provocada el pasado viernes de acueducto por el anuncio, a última hora de la jornada laboral, realizado por el Gobierno Zapatero y los acontecimientos posteriores, estúpido y reaccionario reflejo de no defender a los «corporativos» porque esos nos son trabajadores sino privilegiados bien pagados al servicio de la derecha? Un poco de todo, ¿no creen? Por cierto, ¿quién es la derecha política que ahora nos golpea a los trabajadores? Espero que nadie pretenda emplear el torpe subterfugio de «el PSOE está haciendo política de derechas pero no es la derecha» porque además de torpe es, con la que está cayendo, sucio.
De lo que sucedió desde el viernes 3 de Diciembre hasta hoy ustedes son tan conscientes como yo, y si no lo son es porque se han dejado abducir por la «propaganda» (llamar información al vomitivo espectáculo de los mass mierda es repugnante), por lo que no debiera detenerme demasiado en los principales capítulos de los hechos.
Pero creo que es conveniente hacerlo en relación a los «fenómenos» que se han producido en estos días:
1) Provocación del Gobierno español a los controladores aéreos para hacerlos saltar, al aprobar la privatización parcial de AENA a última hora del inicio de un puente. El objetivo era que su sindicato, USCA, no pudiera reaccionar de un modo «legal»; es decir, convocando una huelga con 10 días naturales de antelación (en servicio público). Si nos tomamos la molestia de mirar el calendario, USCA no hubiera tenido posibilidad de convocar legalmente su huelga hasta el 20 de Diciembre (¡17 días después de la aprobación de la privatización de la mitad de los aeropuertos españoles). Al no ser día hábil para presentar la convocatoria de huelga ante el Ministerio de Trabajo durante el puente que iba desde el 3 hasta el 8 de Diciembre, por estar sus despachos cerrados, el primer día de anuncio de la huelga hubiera debido ser el 9 de Diciembre y hasta el 18, sábado, no hubiera podido llevarse a cabo (un día de efectos huelguísticos flojos, al no haber actividad laboral), por lo que hubiera debido trasladarse al lunes 20 de Diciembre para tener algún efecto notable.
Por otro lado, convocar una huelga 17 días después de aprobado el decreto ley gubernamental hubiera tenido el efecto de hacer que los controladores «interiorizaran» la «inevitabilidad e irretroactividad» del mismo y se entregaran al golpe de mano del Gobierno. En este estado de cosas, el objetivo era hacerles «saltar» en el puente para:
a) Justificar su represión posterior: juzgarlos militarmente
b) Echarles encima a la opinión pública (¡beeeeeeee, beeeeeee!), indignada ante el «secuestro» de los viajeros y su «chantaje» a la sociedad. Los numeritos de lágrimas, gente grabándoles (sin su permiso) con sus móviles, viajeros que se habían quedado sin su puente, «pérdidas enormes» para la economía y demás fanfarria. c) Escarmentar en espalda ajena a otros colectivos de trabajadores de sectores estratégicos que pudieran estar tentados de responder con la huelga a las medidas que desde la contrarreforma laboral viene regalándonos el Gobierno. Un aviso a navegantes, por así llamarlo.
2) Mientras tanto vuelta a la carraca de sus sueldazos y privilegios y a buscar el linchamiento mediático (y si fuera menester a través del «descontrol» de las masas) de estos trabajadores; curiosamente de unos trabajadores que han tenido los arrestos de revolverse y negarse a tragar con las medidas desreguladoras derivadas de la próxima privatización, al contrario que el resto, que ha tragado en el silencio de los borregos con todas las medidas aplicadas contra el conjunto de los trabajadores.
3) Y todo ello aderezado en estos días con insinuaciones a la benevolencia con el delator que acuse a los instigadores de la huelga no declarada.
Todo lo acontecido con esta huelga no es sino una artimaña preparada e incentivada por el Gobierno español para hacer luz de gas sobre las medidas gubernamentales aprobadas para el conjunto de los trabajadores, utilizando como mecanismo de indecente trampantojo a los controladores aéreos que no tuvieron otra opción que responder a la provocación como previamente se había calculado que lo harían.
Los «saborizantes» de tan delicioso plato no fueron otros que el aderezo de la envidia hacia unos salarios superiores a los de la mayoría de los trabajadores, el resentimiento social bien estimulado desde los poderes públicos y mediáticos, la frustración y la rabia social que, en vez de dirigirse hacia los banqueros, los empresarios y plutócratas, a los que requirió el Gobierno como justificación de sus medidas pergeñadas en el encuentro con los 37 tiburones en Moncloa el sábado 27 de Noviembre, lo hizo hacia los controladores.
El adocenamiento, el miedo a movilizarse, la abducción de los trabajadores españoles por la ideología del capital y sus esbirros políticos, necesitaban una válvula de salida porque la rabia social existe. Y Zapatero encontró a sus cabezas de turco.
Personalmente, no siento ninguna simpatía por un grupo como el de los controladores aéreos. Su ideología política estoy convencido que es opuesta a la mía, su sindicalismo me parece gremialista y su búsqueda de soluciones nunca ha cuestionado el orden social ni se enmarcará en un proyecto colectivo.
Pero estoy convencido de que los trabajadores no obtendremos solución alguna del empeoramiento de sus condiciones, no los considero mis enemigos de clase, sino a los banqueros, los plutócratas y a quienes cumplen políticamente sus objetivos.
Por otro lado, tengo claro que buena parte de los que hacen un supuesto discurso de clase, en la mayoría de los casos, no están entre los que más están luchando contra los designios del capital. Al contrario, encuentro mucho revolucionario de salón que busca su justificación para dignificarse en cabeza ajena.
Ninguna huelga, convocada expresamente o no, tiene efecto si no se nota, no hace daño y se comporta ejemplarmente en su civismo con el poder y la ciudadanía. El poder de la huelga nace, por el contrario, de su capacidad de presión.
Son molestos los efectos de una huelga cuando se sufre como ciudadano y no se está implicado en ella como trabajador. Pero no hay otro modo de hacerla, si lo que se quiere es que los poderes económico y político se enteren de ella.
Muchos madrileños hemos sufrido los efectos de la huelga del metropolitano en su día pero muchos también éramos conscientes de que sólo si tenía éxito, y el éxito pasaba por hacer ruido y descoyuntar un poco la realidad cotidiana de la ciudad, lograrían los trabajadores de Metro un poco de respeto del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Aún recuerdo cuando la Presideenta de la CAM, señora Aguirre, llegó a insinuar también la militarización del la actividad de este medio de transporte y retengo en mi memoria los mismos insultos de buena parte de la caverna PPera, y no sólo PPera, sino también de mucho cretino insolidario con aquello de los sueldazos, lo privilegiados que eran dichos trabajadores, el chantaje y las peticiones cárcel para los sindicalistas de Metro Madrid. En fin, que la historia se repite, por mucho que ahora alguien pretenda buscarle las diferencias.
El PSOE se ha instalado en la locura. De una posición «imperturbable», que en realidad era un la de un sonámbulo, durante el primer año de la crisis, ha pasado a encamarse obscenamente con el capital.
Este es el momento de dar una respuesta contundente a la fascistización progresiva de este gobierno de esbirros del capitalismo. Y esa respuesta debe de ser de clase. Ya no se trata de discutir si los controladores son galgos (privilegiados con grandes sueldazos) o podencos (trabajadores que se oponen a ser laminados brutalmente y a traición). Es toda la clase obrera la que deberá preparar su incineración en el horno crematorio del capitalismo «patrio» y mundial, mientras el PSOE aprieta el botón de la caldera.
A partir de ahora, cualquier huelga de colectivos de trabajadores con capacidad de protesta y presión -sector energético (petroleras y distribuidores derivados del petróleo y gas, eléctricas,…), alimentario, transporte por carretera de mercancías o de personas, ferroviario, transporte urbano de autobuses municipales o de metropolitano, limpiezas municipales,…- será acusado de sedicioso si se pone en huelga. Sedición es un término aplicado a los militares cuando se levantan contra un régimen civil pero no puede ser aplicado a trabajadores civiles. Pero establecido ya que cualquier trabajador con capacidad de influir estratégicamente en la economía puede ser acusado de sedicioso, si no acude a su trabajo, luego lo será cualquier otro trabajador que se ponga en huelga, declarada expresamente o no.
«No preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti» (John Donne)
Esta canallada del Gobierno de la nación y de su brazo armado fiscal, el enloquecido neocatecúmeno fascista Conde Pumpido deben de tener respuesta de TODOS LOS TRABAJADORES PORQUE LAS CAMPANAS PRONTO REDOBLARÁN POR TODOS NOSOTROS. Si había motivos para otra Huelga General, ahora nos han dado todos los que faltaban.
NOTAS:
(1) http://www.publico.es/350291/
(2) http://www.europapress.es/
Blog del autor: http://marat-asaltarloscielos.
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