Hay una consigna muy popular y difundida desde la izquierda y los movimientos sociales que identifican como las dos caras de la misma moneda al PP y al PSOE. Las razones que existen detrás de esta identificación se basan sobretodo en el giro neoliberal realizado por el gobierno Zapatero en mayo de 2010 cuando aceptó […]
Hay una consigna muy popular y difundida desde la izquierda y los movimientos sociales que identifican como las dos caras de la misma moneda al PP y al PSOE. Las razones que existen detrás de esta identificación se basan sobretodo en el giro neoliberal realizado por el gobierno Zapatero en mayo de 2010 cuando aceptó las exigencias de Bruselas. Fruto de ese giro fueron el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, una primera reforma laboral, diversos recortes sociales por más de 50.000 millones y la reforma de la Constitución para añadir la limitación del déficit público. Ya en esos momentos hubo dos respuestas sociales importantes, una huelga general contra la reforma laboral y la aparición del 15-M.
El gobierno Rajoy prosiguió y acentuó esas medidas contras las clases populares, dando lugar como respuesta social a las continuas e intensas movilizaciones contra el gobierno del PP que todos conocemos. El PSOE ha criticado de manera generalista los recortes del PP porque necesitaba, sin haberlo conseguido, recuperar el terreno electoral perdido, pero nunca ha hecho una autocrítica de su giro neoliberal, y Rubalcaba formaba parte del gobierno Zapatero en esos momentos. Por tanto existe la sospecha sólidamente fundada a nivel de la opinión pública de que las políticas sociales y económicas del PP y del PSOE coinciden en lo fundamental. Sospecha reforzada por el comportamiento de la socialdemocracia en otros países europeos donde ha llegado a alianzas de gobierno con los conservadores en Grecia y Alemania, y se ha producido otro giro neoliberal, en este caso el de Hollande en Francia.
La identificación entre el PP y el PSOE ha calado de tal manera en amplios sectores de la opinión pública que el PSOE se ha visto obligado a realizar una maniobra oportunista en Extremadura presentando una moción de censura fantasma solamente para intentar señalar a IU en esa región como responsable del gobierno de Monago. La maniobra ha sido burda y desesperada por parte de los socialistas, sobre todo después de que la dirección federal prohibiese a los socialistas navarros presentar esa misma moción de censura contra un gobierno acusado de corrupción.
La identificación entre el PP y el PSOE, que se ha terminado por convertir en el eje de la campaña a las europeas, se establecía a nivel de un acuerdo tácito entre ambos partidos sobre políticas sociales y económicas. Sin embargo en la campaña se acaba de añadir un nivel más profundo de colaboración, especialmente en declaraciones de Felipe González, al evocar un posible gobierno de coalición entre ambos partidos.
La dirección socialista se ha alarmado y ha reaccionado alegando que se trata de una ocurrencia del ex-secretario general que ellos rechazan. Evidentemente en plena campaña no pueden aceptar reconocer una estrategia que les restaría bastantes votos, pero la interpretación más realista de esta situación es que Felipe González ha lanzado un globo sonda en representación de un importante sector del PSOE. Pero, ¿por qué ese sector del PSOE podría estar planteándose la posibilidad de un gobierno de coalición entre el PP y ellos mismos? Seguramente hay tres escenarios probables que les haga inclinarse por una gran coalición.
El primer escenario es el más inmediato en el tiempo. Se trata del desafío de las fuerzas nacionalistas de Cataluña sobre la celebración de un referéndum sin la autorización del Estado central. Hace unas semanas el parlamento español rechazó la posibilidad de autorizar al gobierno catalán a celebrar la consulta, se trató de un rechazo en el que, entre otros, votaron en contra el PP y el PSOE. Si el gobierno catalán se decidiese a celebrar el referéndum en noviembre, como tiene previsto, se pondría fuera de la legalidad y daría lugar a consecuencias insospechadas, pero seguramente graves. Estaríamos en un escenario en el que los dos grandes partidos coinciden en el fondo con su nacionalismo español, aunque el PSOE lo matice con su propuesta federal, inviable mientras tenga en contra a fuerzas como el PP o UPyD. Según la gravedad de las consecuencias, en caso de celebración del referéndum, podría ser el primer motivo para plantearse un gobierno de coalición.
El segundo escenario podría venir provocado por el importante desgaste que está sufriendo el bipartidismo, lo que podría llevar en las elecciones generales a celebrar en 2015, ante la dispersión de los votos, a la necesidad de un acuerdo de coalición entre algunos de los dos grandes partidos y los más pequeños. En el caso del PSOE esa coalición podría ser con los nacionalistas, IU o UPyD. Con los primeros sería realmente imposible con el problema catalán de fondo. Con IU solo sería posible si el PSOE se decidiese por llevar a cabo una política económica y social más de izquierdas, lo cual es altamente improbable vista la ausencia de autocrítica con su giro neoliberal (¿se comprometería a reformar la Constitución para quitar la limitación del déficit, a renegar de su reforma laboral o volver la jubilación a los 65 años?) y la actuación de los socialistas en Europa. Por último, estaría un pacto con UPyD, podría ser si este partido tuviese suficientes diputados, pero también se podría plantear el PSOE que para que pactar con un sucedáneo débil de la derecha pudiéndolo hacer con la derecha verdadera que daría más estabilidad de gobierno.
El tercer escenario es en realidad una variante del anterior. El gobierno del PP está vendiendo a la opinión pública que ha comenzado la recuperación económica basándose en unos débiles e inestables datos de crecimiento, pero persisten graves problemas que no están resolviéndose o incluso se están agravando como el del paro, estabilizado en torno a los 6 millones de desempleados, el desbordamiento del déficit presupuestario pactado con Bruselas, y el porcentaje de deuda pública sobre el PIB, que va a superar el 100%. Es decir, el escenario económico en los próximos años puede ser el de un estancamiento con muy débiles porcentajes de crecimiento económico y persistencia o agravamiento de la situación social. Eso sin tener en cuenta los impactos del desarrollo de la situación en Cataluña. El PSOE sabe que en una situación así, y con su filosofía económica neoliberal, si le tocase gobernar seguiría en la misma senda que inició en mayo del 2010 Zapatero y que continúo Rajoy, no tendría margen de maniobra para garantizar la acumulación capitalista y repartir excedentes entre las clases populares. Y en ese caso, y teniendo necesidad de apoyos parlamentarios o socios para gobernar, la coalición con el PP también le sería atractiva.
Estamos en plena campaña de las europeas y la dirección socialista no va a reconocer que ésta es también su visión a medio plazo. Puede que Felipe González, además de ofrecerse como adelantado en público de los sectores socialistas que acarician la coalición, también aconseje a la dirección del PSOE con su vieja estrategia cuando empezó a gobernar, como entonces con la OTAN puede que les sugiera ahora, gobierno PP-PSOE, de entrada no.
Blog y libros del autor: http://miradacrtica.blogspot.com/ y http://www.scribd.com/sanchezroje
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.