Recomiendo:
2

De la democratización del Ejército durante la Transición a los cánticos nazis actuales

Fuentes: Ctxt

Varios militares que integraron las Fuerzas Armadas cuando el franquismo agonizaba analizan la situación de un Ejército totalmente escorado a la ultraderecha.

Hace 50 años ocurrieron algunos acontecimientos que pasaron a la historia. El principal, la muerte de Franco. Algunos opositores llevaban tiempo preparándose para el periodo que se avecinaba. Con gran atino, pensaban que, a partir de entonces, el Ejército jugaría un papel determinante en el advenimiento, o no, de la tan ansiada y finalmente tortuosa democracia. No fueron pocos los que decidieron formar parte de unas Fuerzas Armadas todavía presas de la mentalidad dictatorial para intentar una reforma desde dentro.

Medio siglo después, las mismas voces que en su día pretendieron democratizar el Ejército ven con cierta estupefacción cómo la mentalidad franquista y totalitaria impera en los cuarteles ante la pusilánime respuesta y castigo por parte del Ministerio de Defensa.

Juan Antonio González es un teniente retirado que, a sus 67 años, forma parte de la Asociación por la Memoria Militar Democrática (AMMD). El año que murió Franco, él militaba en el Partido del Trabajo: “Veíamos que con tanta lucha social, si la cosa se desbordaba, el régimen no dudaría en sacar al Ejército a las calles para reprimir e incluso asesinar”, explica. Trazaron una estrategia a medio plazo. Poco a poco, se irían infiltrando en la tropa para captar a aquellos militares profesionales proclives a unas libertades democráticas. “Ni siquiera hacía falta que fueran de izquierdas para eso”, añade.

Lograr su cometido pasaba por diversas vías hasta llegar a los cuadros de mando. Una de ellas era captar a los estudiantes universitarios que se preparaban para el servicio militar como sargentos o alférez de complemento; otra, hacer lo propio con aquellos grupos politécnicos y cuerpos comunes, como médicos, ingenieros y veterinarios; la tercera suponía participar directamente de las academias militares. González engrosó la lista de militantes comunistas que en aquellos años se alistaron a filas. “Nos enviaban a zonas alejadas de nuestras casas. Fue duro dejar atrás nuestro pasado, nuestros amigos y compañeros”, recuerda.

No se sorprendió de lo que se encontró. “Aquello estaba lleno de militantes de ultraderecha, de Fuerza Nueva. Teníamos que ir con pies de plomo para encontrar a posibles soldados que estuvieran de nuestro lado”, explica el integrante de la AMMD. Era tal la violencia que se respiraba, que González llegó a pensar que, si le llegaban a descubrir, podía ocurrirle “algún accidente”. Además, la inmensa mayoría de los mandos eran franquistas a conciencia.

“Aquello suponía trabajar en un ambiente francamente fascista”, describe Fernando Luengo a sus 72 años. Este profesor de Economía retirado cuenta cómo entró a formar parte de la Unión Democrática de Soldados (UDS): “Nosotros queríamos mejorar las condiciones de los soldados, de la tropa. Realizamos algunas acciones con un impacto increíble”. Se trataba de pequeñas protestas, como romper filas en silencio, o algunos plantes a la hora de comer el postre. Sin embargo, aquella indisciplina no era bien vista por los mandos, ni mucho menos por la propia justicia militar.

Luengo llegó a estar encarcelado en los calabozos en repetidas ocasiones. A lo largo de su vida militar, sobre él pesaron hasta dos consejos de guerra. Fue liberado con la ley de amnistía de 1977. Atrás quedaban los compañeros de la UDS que años antes habían terminado detenidos, por ejemplo, por difundir o leer La voz del soldado, el órgano de expresión de la Unión. En sus páginas se contaba la actualidad de la lucha democrática dentro de los cuarteles. En el número 1 de la edición catalana, de marzo de 1976, se pueden leer mensajes como “Compañeros: no esperemos que los generales nos manden salir a la calle. Constituyamos la organización democrática que necesitamos. Por un Ejército democrático”.

El franquismo se anquilosa en los cuarteles

Los años pasaron. La Transición quedó atrás, golpe de Estado de Antonio Tejero mediante, y aquel periodo pareció quedar superado con la llegada del PSOE a la presidencia del Gobierno en 1982, con una apabullante mayoría absoluta. Sin embargo, España no experimentó ningún tipo de purga de elementos reaccionarios y franquistas. La misma judicatura, policía y militares siguieron al frente de los tribunales, comisarías y cuarteles.

Esta falta histórica de renovación y purga ha hecho que todavía sea habitual ver y escuchar a elementos franquistas, cuando no directamente nazis, dentro de los cuarteles. El Jueves Santo de 2011, uno de los doce legionarios que levantaron a pulso al Cristo de la Buena Muerte en Málaga llevaba tatuada una esvástica en el brazo. En 2017, un grupo de miembros de los Esquiadores del Ejército español cantaron estrofas de canciones de Estirpe Imperial, una de las bandas más conocidas entre los círculos neonazis, tal y como publicó La Marea en diciembre de 2020.

En abril de 2018, el periodista Joaquín Gil demostró en El Paísque los futuros médicos militares que se forman en Carabanchel (Madrid) realizaron ejercicios que incluyeron marchas en las que se entonan canciones de la División Azul. En este caso, se entonaron estrofas de Katiuska, una canción que refleja la añoranza de los divisionarios al Cara al sol, el himno de La Falange popularizado durante el franquismo. “Cara al sol, canción antigua y nueva; Cara al sol, es el himno mejor”, interpretaron a la carrera los futuros médicos militares.

El 8 de diciembre de 2019, algunos soldados hicieron el saludo nazi mientras cantaban una canción también sobre la División Azul en el cuartel de Paracuellos del Jarama. Miquel Ramos lo publicó en diciembre de 2020 en La Marea junto a un vídeo en el que se ve a los militares celebrando la Inmaculada Concepción, patrona de las tropas de Infantería.

Fusilar a los rojos, otra vez

No fueron las únicas informaciones que aparecieron en ese tiempo y que demostraban que el ideario franquista seguía permeando el Ejército español décadas después de la muerte del dictador. Un chat de altos mandos militares retirados que pertenecían a la XIX promoción del Ejército del Aire albergaba mensajes sobre fusilamientos y alzamientos militares que salieron a la luz los primeros días de aquel diciembre de 2020.

“Confío en que salga otro mata rojos pero que esta vez no se quede corto, hay que aniquilar 26 millones, niños incluidos”, llegó a decir el general retirado Francisco Beca. Y añadió: “Tenemos que convencernos de una puta vez que nuestra sangre no admite la democracia”. Además, estos altos mandos retirados cargaron contra el colectivo LGTBI, el movimiento feminista y el independentismo catalán.

Apenas días antes, el 29 de noviembre del mismo año, se hizo pública una misiva rubricada por 73 mandos del Ejército de Tierra dirigida al Rey en la que expresaban que el Gobierno era “social-comunista, apoyado por filoetarras e independentistas” y que amenazaban “con la descomposición de la Unidad Nacional”. Estos militares mostraron su apoyo y lealtad al Rey “en estos momentos difíciles para la Patria”.

Tres años después, a mediados de noviembre de 2023, de nuevo un grupo de generales y oficiales retirados recogieron firmas en un manifiesto en el que se pedía la destitución de Pedro Sánchez, recién elegido presidente del Gobierno. “Este grupo de antiguos miembros de las Fuerzas Armadas, hoy en situación de retiro, preocupados por el devenir de España, alzamos la voz en este MANIFIESTO y pedimos a los responsables de la defensa del ordenamiento constitucional, la destitución del presidente del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales, lo que sometemos a la consideración de la ciudadanía española al objeto de prevenirla y de que tome conciencia de la gravedad de la situación actual”, dijeron.

Los datos demuestran la derechización del Ejército

En sus barómetros mensuales, el CIS suele preguntar por la intención de voto en unas supuestas elecciones generales próximas. En enero de 2025, los resultados arrojaban que un 35,6% de aquellas personas que tenían ocupaciones militares y cuerpos policiales votaría a Vox, el 3,3% a Se Acabó la Fiesta (SALF) y el 15,8% al PP. Los datos apenas varían en febrero: Vox baja al 33,6%, SALF sube al 4,6% y el PP al 19,9%.

Sanear el Ejército de elementos de ultraderecha

González, que toda su vida la ha pasado en el Ejército, considera que “ahora se vuelven a permitir este tipo de actitudes en las Fuerzas Armadas”, y no entiende “cómo un Gobierno que se denomina de izquierdas permita lo que ha ocurrido esta Semana Santa en Córdoba”. Se refiere a lo que pasó el 17 de abril, cuando legionarios profirieron amenazas contra jóvenes militantes comunistas: “Rojo muerto, abono para mi huerto” y “Subcampeones del 36” fueron algunas cosas que dijeron. También entonaron públicamente el ‘Cara al sol’. Por ello, la AMMD ha instado a la Fiscal de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo a abrir un expediente sancionador contra estos legionarios que, además, realizaron estas acciones uniformados.

Desde la Asociación también denuncian que la ministra de Defensa, Margarita Robles, “es un muro infranqueable en torno al cumplimiento de la Memoria Democrática”, en palabras de González. Según comenta, más allá de la falta de democratización de las Fuerzas Armadas tras el término de la dictadura, ahora “haría falta que en las academias militares les explicaran bien lo que sucedió, la historia de nuestro pasado más reciente, quiénes se levantaron contra un gobierno democrático y con qué apoyo de países extranjeros lo hicieron”. González remarca que la situación es más preocupante de lo que la gente de a pie puede llegar a considerar.

Luego incide en que la imagen pública del Ejército es la de una institución neutral y apolítica, y nada más alejado de la realidad”. En estos momentos, González detecta un escenario en el que “se ha dejado que las Fuerzas Armadas sean un poder apenas controlado por los demás poderes cuando dentro del Ejército hay personas absolutamente fascistas y de extrema derecha”.

En su opinión, el Ministerio de Defensa debería reconocer más derechos entre los soldados. “Los cuarteles son todavía un ambiente muy cerrado. Si los militares pudieran ejercer una ciudadanía activa, sus derechos democráticos, quizá ese reducto tan opaco que hay en los acuartelamientos se redujera”, propone. Y finaliza: “Mucha gente nos enfrentamos a consejos de guerra, represión y torturas, incluso formando parte de las Fuerzas Armadas. No creo que esa historia sea la que se cuente en los cuarteles”.

Fuente: https://ctxt.es/es/20250501/Politica/49275/Guillermo-Martinez-ejercito-democratizacion-nazis-extrema-derecha-fuerzas-armadas.htm