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Confrontación e interpretación

De la psicoterapia a la economía

Fuentes: Rebelión

Casi todo el mundo ve razonable que se pague un 16% de IVA si alguien se compra unos zapatos. Sin embargo parece que hay quien considera un abuso la propuesta de la Comisión Europea de que si uno, en lugar de zapatos, compra capital, tenga que pagar un 0,1%,. O que tenga que pagar un […]

Casi todo el mundo ve razonable que se pague un 16% de IVA si alguien se compra unos zapatos. Sin embargo parece que hay quien considera un abuso la propuesta de la Comisión Europea de que si uno, en lugar de zapatos, compra capital, tenga que pagar un 0,1%,. O que tenga que pagar un 0,01% si, en lugar de capital compra unos de esos «productos derivados» cuya libre compraventa ha llevado a la ruina a los países que se llamaban «desarrollados» (Ver: http://www.publico.es/dinero/398879/bruselas-lanza-una-tasa-para-que-la-banca-pague-por-la-crisis ).

A los psicoterapeutas nos gusta pensar que la operación que permite que la terapia progrese es la interpretación: una operación analítica por la que lo que el paciente sabe y dice adquiere un significado nuevo que, hasta ese momento era impensable. Pero los psicoterapeutas, realmente, hacemos pocas interpretaciones. Desde luego muchas menos que preguntas. A veces hacemos sólo paráfrasis: nos limitamos a repetir lo que ya se ha dicho, como para a dar a entender que nos hemos enterado o intentar que centremos en ello la atención. Otras veces llamamos la atención sobre dos fragmentos contradictorios del discurso, verbal o gestual, del paciente. A eso llamamos confrontación.

Es posible que frente al discurso económico o el de la dominación convenga situarse como se sitúan los terapeutas frente al discurso neurótico. Es posible que la interpretación sea difícil y es posible que lo sea porque las verdaderas claves de este discurso permanezcan ocultas incluso para quien lo pronuncia. Pero también es posible que paráfrasis que nos permitan detenernos en lo que nos economistas o los voceros de la dominación dicen sin prestarle atención, o preguntas que desafíen lo que pretenden dar por sentado, o la confrontación entre lo que dicen sucesivamente sin observar la relación entre los fragmentos, puedan ser esclarecedoras y útiles.

Quizás, ante lo que se confronta en el primer párrafo de este texto, alguien se puede preguntar en base a qué principios se puede sustentar semejante diferencia en el gravamen de los intentos de los pobres de satisfacer sus necesidades y los de los ricos de satisfacer su codicia. O quizás alguien pueda intentar imaginar cómo sería una sociedad enteramente basada en esos principios y compararla con la que le ha tocado vivir y la que desea para que vivan sus hijos. Quien se haga la pregunta o haga el esfuerzo de imaginar no va a ganar con eso ningún Premio Nobel de Economía. Pero es posible que a partir de esa pregunta y ese esfuerzo se sitúe de un modo diferente ante el sistema que hace eso no sólo posible sino necesario.

Otra confrontación: Si gano una cantidad determinada de dinero trabajando, puedo llegar a pagar a hacienda hasta casi el 50%. Si gano la misma cantidad – o un millón de veces más – como beneficios empresariales – aunque no aproveche las oportunidades que esto me ofrece de imputar a mi actividad otros gastos o evadir impuestos -, el máximo está discretamente por encima del 10%. Es posible que sea muy difícil hacer un análisis e interpretar esto. Pero si queda dicho así, a lo mejor alguien se hace alguna pregunta. Y la conversación puede continuar.

Hasta hoy los movimientos que han pretendido transformar el mundo se han basado en propuestas de interpretación del orden existente que justificaban la alternativa que proponían. Es posible que los movimientos que han ocupado las calles y plazas del globo en los últimos meses carezcan de algo parecido a una de esas interpretaciones. Y que lo que gritan sean sólo preguntas o confrontaciones. Y puede que eso sea su debilidad. Pero también puede que en eso radique su fuerza y su poder terapéutico.

* El autor es Psiquiatra

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.