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Esclarecimiento, Memoria Histórica y Verdad para la no repetición

De las Comisiones y el conflicto bélico en Colombia

Fuentes: Rebelión

El diario La opinión de Cúcuta divulgó las recientes y graves acusaciones mutuas que se profirieron dos senadores norte santandereanos, de tener, ambos, vínculos con el paramilitarismo. El cuestionado senador Juan Manuel Corzo (que importa del partido que sea), acusa al mosquetero santista Juan Fernando Cristo y a su hermano Andrés Cristo Bustos, recién electo, […]

El diario La opinión de Cúcuta divulgó las recientes y graves acusaciones mutuas que se profirieron dos senadores norte santandereanos, de tener, ambos, vínculos con el paramilitarismo.

El cuestionado senador Juan Manuel Corzo (que importa del partido que sea), acusa al mosquetero santista Juan Fernando Cristo y a su hermano Andrés Cristo Bustos, recién electo, en su reemplazo, como senador, que mantienen nexos con el jefe paramilitar, en reclusión, el ex – alcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez; quien desde su celda influye en las designaciones de las jerarquías políticas y administrativas de Cúcuta y el Departamento y mantiene una constante retahíla de ataques contra el investigado senador Corzo, sacándole de calcillas, hasta «que se cansó de guardar silencio». Aún no entra en escena el senador por el Norte de Santander, Manuel Guillermo Mora Jaramillo; también escudero del mismo bagre; quien sigue investigado por paramilitarismo y pese a ello repitió con 45.999 votos cautivos. El senador Corzo recuerda, que el senador Cristo pidió protección al entonces jefe pluma blanca, presidente Uribe, porque Ramiro Suárez, le iba a matar. Que todo fue un en tramado para impulsar su proyecto estrella de la ley de victimas y de restitución de tierras, cuando él sabia que el senador Cristo mantenía vigentes relaciones con los paramilitares. Concluye, de cuáles victimas, puede hablar el senador Cristo?.

Todo lo anterior enmarca dentro de la tragedia colombiana, en alusión al parecido de dos gemelos y en el que Clio, la musa de la historia, lleva la peor suerte. Plantea la inminencia del momento político sobre la necesidad de la Convocatoria de una Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, del conflicto armado interno colombiano que lleva más de sesenta años. Sirva el grave incidente entre los dos senadores para contribuir a desarrollar que una Comisión de Esclarecimiento de ese tipo, no sea jamás el escenario de dimes y diretes, acusaciones y recontracusaciones de bomberos pisándose la manguera. La tendencia es que los victimarios del pueblo colombiano, continuaran rasgándose vestiduras y el carácter de la Comisión a convocarse gozará del desarrollo de un escenario libre de confrontaciones.

De qué comisión se trata

La insurgencia de las Farc-ep viene proponiendo al gobierno nacional, en La Mesa de Conversaciones de La Habana, que convoque a una Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, vislumbrando que en ella se esclarecerá cómo se dieron los hechos de violencia que han derivado en más de sesenta años de guerra o conflicto interno armado. Que un tema tan álgido como el de las Victimas, en La Mesa de Conversaciones amerita abordarlo, estableciendo las responsabilidades históricas. Alertan que es ese Punto 5 del tema de Conversiones- pronto a abordarse- requiere de activo ingrediente que le de sabor, sentido y no deje soso, insulso, el tema de la discusión sobre las Victimas del conflicto. Que sería una discusión estéril y en el aire, que no conduciría a ninguna parte, y que al no establecerse, sobre el camino, el origen del conflicto y su verdad histórica, no podría concebirse el logro de la paz, ni el reconocimiento de las victimas, como tampoco su reparación y el compromiso de «un nunca más».

Los plenipotenciarios del gobierno nacional, en La Habana, responden por entre las ramas, asegurando que la Comisión de la Verdad, en propuesta, será acatada para después de la firma de de un eventual acuerdo de paz. Esta presentación mecanicista y por ende huérfana de acertado análisis del momento político por el que se transita, da lugar a que se destaque que en el fragor de exigencia de la participación popular ampliada sobre lo conversado en La Habana se ilustre sobre el carácter y contenido, no de una sino de tres Comisiones, indisolublemente ligadas entre sí: 1. La Comisión de la Verdad. 2. la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad. 3. la Comisión de la Memoria Histórica.

De la Comisión por el Esclarecimiento de la Verdad

Este noble encargo buscará aclarar lo sucedido durante el desarrollo de la confrontación armada. No parte de sus causas, motivos, orígenes. Busca iluminar, puesto que todo está oscuro. Aclarar el día de hoy. Al pretender establecer responsabilidades, ubica la participación de los actores. De ahí que su génesis parte de cómo se dieron los hechos: todos violadores de la vida y la dignidad humana. Abarca la categoría de la Verdad, como una necesidad de lo cierto. Confluye en lo que existe porque fue lo que fue. Aquí no se soportan evidencias; ni lo seguramente. Esta Comisión aplica sobre la sinceridad y la buena fe. Lo esencial de su importancia radica en documentar o alimentarse sobre la realidad de los hechos, de lo sucedido. Pasa de una identificación o premisa de la tipificación del hecho planteado (no investigado o así existiere sobre el mismo cosa juzgada) hurga sobre el mismo, en el ámbito del suceso. Sí busca una responsabilidad, puesto que existe autoría. Es en ésta Comisión donde actúan los actores del conflicto. No los factores. Actúa todo el que está obligado a responde por los actos. Puede conocerse a los responsables; pero ahí no concluye la acción. Al tener que acatar el llamamiento, responder, igual que corresponder. Es en esta noble labor donde se logra la respuesta; donde esa respuesta se satisface; a tal nivel de valoración que admite la replica, la refutación. Todo para llegar al esclarecimiento. Aquí a nadie le es permitido escurrir el bulto.

Al mencionar que esta Comisión es el escenario para la participación de los actores, hay que entender que lo es para todos. No hay que señalar con quien hay que comenzar: si con el Estado y su institucionalidad; si con el sector (res) insurgente (es). Todos: desde los gobernantes en sus niveles diferentes o jerarquías. Todas las ramas del poder público estatal. También los partidos políticos, hegemónicos o no; así como las organizaciones y movimientos políticos; al igual que las organizaciones sociales. No se trata de generalizar a toda una sociedad civil, es imperativo particularizarla. Los grupos económicos y organizaciones de presión económica. También los terratenientes, los casa-tenientes, los empresarios, los bananeros, los ganaderos, los profesionales, la iglesia, los grandes medios de comunicación y su papel en la dictadura mediática. Los militares, los paramilitares, la policía y demás fuerza pública; los guerrilleros y ex guerrilleros, los organismos de inteligencia, los Estados Unidos, y hasta la hipocresía y la indiferencia, de la política internacional de convivencia de los países vecinos en el prolongamiento de la horrible noche del conflicto colombiano. No puede quedar por fuera ningún instrumento de guerra, directo o indirecto que fue empleado.

La Comisión del Esclarecimiento de la Verdad, resalta por su composición. No pasa por la mente de sus proponentes la conformación «a dedo», con la designación de unos «notables». Desnaturalizaría su esencia. Todos los representantes de los atrás mencionados deben llegar bajo la designación de sus interlocutores y voceros. Con el acometido de la sinceridad y la buena fe, estarán allí por decisión y voluntad política de lo que son, individualmente considerados y de lo que representan en ejercicio de un encargo: destapar como fue todo, desde lo más profundo. Sin tapujos, sin reservas mentales en búsqueda de conveniencias mezquinas, que impedirían el libre ejerció del esclarecimiento. Sobre la palestra existen puntos de partida para el esclarecimiento de la verdad: desde la Huelga Bananera de 1928. O que el periodo de estudio histórico de esa Comisión abarque desde la promulgación de la Ley 200 de 1936. O que se ubique desde el magnicidio de Jorge E. Gaitan. Lo cierto es que el papel de la institucionalidad estatal tiene que partir de la sinceridad, junto con el levantamiento de la información clasificada; sobre el efecto que el pasado no guarda «secreto de estado» alguno. De igual manera la consecuencia de la participación y actividad de la Insurgencia demanda la coercitiva participación ética en su desempeño. La historia de cada organización política; de cada organización insurgente; transita paralelamente con la historia del conflicto. Sin excepción, abarca ésta Comisión la identidad misma de sus componentes, en el sentido que quien allí llegue, no llega para controvertir, deliberar; llega es a esclarecer, dilucidar.

De la Comisión de la Memoria Histórica

 

El encargo de esta significativa tarea, encaja en el reconocimiento de hechos y/o sucesos que signaron el sentimiento de la vida nacional. Al así reconocerse busca los alcances de la reparación moral. Esta Comisión es de naturaleza técnica. Su conformación proviene de la participación de entidades oficiales-estatales, junto con la connivencia de familiares de víctimas y en especial organizaciones representativas de ellas. Corresponde a lo foral, es decir, al desarrollo de un cuerpo de leyes o normativas. Destaca en ello la importancia de selección en el nombramiento de sus miembros y los estatutos para su funcionamiento, como cuerpo legal. En ella cabe el llamado a entidades académicas y profesionales. Ha de compartir un desempeño multidisciplinario, en cuanto al manejo de la información en el plano histórico propiamente dicho, la medicina forense, la arqueología, la antropología.

La Memoria es el recuerdo para conservar lo adquirido. La función de esta Comisión apunta a lo doloroso de la conservación de cuanto dejaron las victimas al asesinarlas o desaparecerlas. Se parte de la reputación, de lo bueno, en particular; pero igualmente entrelazado en lo ideosincrático local. La memoria histórica asimila el impacto social causado. Por ello habla con fundamento y propone el resarcimiento del daño moral infringido y del interés difuso, colectivo, afectado, denigrado.

Esta Comisión en lo teleológico no se constriñe a un paradigma de Historia Oficial o Verdad Oficial. Sobre el prurito de la imposibilidad de resarcir a todas la victimas en el tiempo; no se debe perder de vista la vehemencia que implica el que la victima sea tenida en cuenta, escuchada y su voz conservada y hecha valer en las instancias. Por ejemplo, no se trata de llevar a los representantes de las Victima a hacer presencia en La Mesa de La Habana; como sí la dignificación de su memoria, en el logro de su reivindicación moral.

De la Comisión de la Verdad

Este cometido es el de mayor relevancia en el derecho solidario e internacional. Significa que encaja dentro de los más utilizados en países afectados por un conflicto armado y con búsqueda a una salida alternativa que no sea la guerra. Persigue la búsqueda de la Verdad; es decir de lo cierto, lo que existe. Se vale o nutre de innumerables fuentes; pero es imparcial y esencialmente objetiva. La conforman personas ajenas al conflicto. Por lo general opera en una etapa post conflicto; con periodos determinados. Esta Comisión no es juez, ni parte; como tampoco justiciera o vengativa. Para esta Comisión lo violado es actual, no es pasado. Se nutre de la imparcialidad que fluye de instancias y documentos confiables, de dentro y fuera del país. En ella participan o la conforman convocados activistas sociales y defensores de los derechos humanos. Tienen en ellas fundamental asiento reconocidas organizaciones no gubernamentales. Por lo general funcionan bajo la égida de las Naciones Unidas o entes regionales en aplicación al derecho comunitario e internacional. Soporta la carga de un mandato específico para generar resultados; esclarecer hechos; señalar culpables. Destaca su importancia en ser vehiculo de formulas reivindicativas y es esencial para fijar las pautas de un Nunca Más! De la No repetición. No será cortesana para la verdad oficial. Su fin es ajustar en el solio la verdad verdadera.

 

Conclusión

Las tres Comisiones analizadas se encuentran indisolublemente ligadas en el entorno de la solución política al conflicto armado interno colombiano. No desplazan ni a la justicia, ni a la historia, sino que sacan del limbo lo más atroz de ese pasaje de nuestra historia nacional. En cada uno de los escenarios planteados se expresa lo dicho, lo buscado y alcanzado, sin efectos penales; pero sí morales. Diseccionadas las llamadas políticas y delitos de estado, también se coloca, clínicamente hablando, al accionar ilegal insurgente junto a la conexidad política de sus delitos. Algo así como cuénteme la verdad; como y porqué se actuó; cómo se escogieron y/o seleccionaron las victimas no en búsqueda de la verdad parcial, sino de la Verdad única. La única manera de superar «la solidaridad de cuerpo» tanto de las fuerzas estatales como de los elementos insurgentes; es llegando a la verdad del conflicto. En eso podríamos concretar los efectos de las Comisiones analizadas.

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