El movimiento 15-M ha irrumpido de forma inesperada en el panorama político del Estado español y de hecho también de otros muchos estados del mundo. La demanda principal por una «democracia real» se ha transformado en sólo unas semanas en uno de los movimientos más masivos y potentes que ha vivido el Estado español desde […]
El movimiento 15-M ha irrumpido de forma inesperada en el panorama político del Estado español y de hecho también de otros muchos estados del mundo. La demanda principal por una «democracia real» se ha transformado en sólo unas semanas en uno de los movimientos más masivos y potentes que ha vivido el Estado español desde el movimiento antiguerra en 2003 o el movimiento anticapitalista de los primeros años del siglo XXI.
De las demandas por una democracia real se ha pasado a demandas que apuntan directamente a las políticas neoliberales llevadas a cabo por el gobierno de ZP, como por ejemplo la retirada de la Reforma Laboral, la Reforma de las Pensiones o, en el caso de Catalunya, la exigencia de que se paren los recortes de CiU en los servicios sociales. Es cierto que el movimiento del 15-M es un movimiento muy amplio y heterogéneo con demandas de todo tipo. Pero también es cierto que tiene un carácter marcadamente antineoliberal y en muchas de las acampadas y asambleas netamente anticapitalista.
El carácter masivo del movimiento, con acampadas y asambleas en centenares de ciudad de todo el Estado, es el que ha dado al movimiento una fuerza y un poder no visto desde hace mucho tiempo. El desafío y la victoria sobre la Junta Electoral o la recuperación de la Plaça Catalunya después de la fuerte represión durante el desalojo el pasado 27 de mayo, son una muestra clara de la fuerza del movimiento y a la vez de su gran potencial.
Es necesario recordar esta fuerza que tiene actualmente el movimiento para entender que el hecho de reestructurar las acampadas en las plazas no significa en ningún caso ni una derrota, ni que el movimiento haya acabado. Al contrario. El movimiento se está adaptando a medida que se desarrolla más allá de las plazas. Las plazas sólo han sido el primer movimiento de una partida mucho más larga que de hecho acaba de empezar.
Las lecciones y experiencias que han aprendido miles de personas durante las acampadas serán claves para extender el movimiento más allá de las plazas. Y esto es algo que ya está pasando. En Barcelona las asambleas de barrio que llevan años trabajando se han vuelto más masivas que nunca. En Madrid han nacido asambleas en los barrios que están desbordando todas las expectativas. Y en Sevilla, una manifestación convocada por la acampada, reunió más de 20.000 personas que recorrieron los barrios con más paro de la ciudad.
Este es un poder desde el cual se tiene que construir. Pero mientras el movimiento ha salido de las plazas para ir hasta los barrios, todavía tiene pendiente el próximo paso, que será lo más importante: llegar hasta los puestos de trabajo. Si queremos parar ataques como la Reforma Laboral o de las pensiones, o si queremos pararle los pies al gobierno de Artur Mas y sus recortes, es necesario traer el espíritu del 15-M a los puestos de trabajo.
El movimiento ya ha dado algunos pasos en este sentido y ya se ha empezado a hablar con sectores de trabajadores y trabajadoras en lucha. Poco antes de cerrar la edición de este diario unos 60 trabajadores y trabajadoras del Hospital del Valle de Hebrón en Barcelona han acampado en la recepción del Hospital para protestar contra los recortes en sanidad. Los carteles que mostraban lo dejaban muy claro: «Sanitarios en lucha». El movimiento 15-M tiene que saber conectar con estas acciones de los y las trabajadoras tan valientes y decididas. Está claro que estos trabajadores y trabajadoras se han visto inspirados por el 15-M. Ahora toca también que el movimiento del 15-M se vea también inspirado por la lucha de estos trabajadores y trabajadoras
Este tipo de acciones son de una importancia capital puesto que muestran una gran confianza por parte de los y las trabajadoras a la hora de enfrentarse a los recortes. Pero sólo es un primer paso. El siguiente paso tiene que ser el de coordinar las luchas de los y las trabajadoras en todo el Estado español, unirlas con el movimiento del 15-M y andar hacia una Huelga General Social -uniendo las demandas económicas con las políticas- que ponga entre las cuerdas al gobierno de ZP y al gobierno de CiU.
Durante el mes de junio el movimiento se enfrentará a una prueba de fuego y medirá su poder. Primero será el día 15 de junio -día en que el gobierno de CiU pretende aprobar los recortes-, cuando está convocada una masiva acción de bloqueo del Parlamento para evitar físicamente la votación, impidiendo la entrada de los parlamentarios. Y más tarde llegará el 19 de junio -fecha a nivel internacional- donde se preparan varias manifestaciones masivas en todo el Estado que tienen que servir para mostrar la oposición frontal a las políticas neoliberales de ZP y de CiU.
De momento hemos tomado el poder de las plazas de centenares de ciudades. Ahora nos toca tomar las calles, para acabar llegando a los puestos de trabajo, que es donde realmente se decidirá la victoria del movimiento.
Fuente: http://enlucha.org/site/?q=
[VERSIÓ EN CATALÀ: http://www.enlluita.org/site/?