Amenazar con cerrar bases para que se firmen condiciones laborales peores, aplicación de la legislación laboral irlandesa a personas que viven permanentemente en otros países, despidos colectivos, falsos autónomos o pactos con su plantilla que luego no cumplen, son algunos de los abusos laborales de la empresa aérea irlandesa.
Lidia Arasanz se quedará sin trabajo el próximo 8 de enero, según le ha notificado Ryanair. Ella es azafata de vuelo en la base de Girona y fue coaccionada para firmar lo que Ryanair llama acuerdo, pero que en realidad no fue fruto de ninguna negociación con su plantilla. «Nos obligaron a firmar a todos. O lo hacíamos o el 8 de enero a la calle», cuenta Arasanz, afiliada de la Unión Sindical Obrera de Catalunya. Realmente no saben cuántas personas firmaron y cuántas no, porque la empresa propició que lo hicieran en secreto, al reunir colectivamente a su plantilla para darles el ultimátum de que si no firmaban, se cerraría la base aérea de Girona. Luego dieron un plazo de 7 días para pensárselo y enviar el contrato firmado.
«En nuestro caso firmamos, pero añadimos un anexo en el que decíamos que no estábamos de acuerdo con lo que la empresa proponía». Este anexo ha sido utilizado por Ryanair como excusa para alegar que serán despedidos por no aceptar las nuevas condiciones. No solo rebajan sus condiciones laborales imponiendo que trabajen nueve meses al año y los tres restantes se vayan al paro, sino que además también desciende su categoría laboral, de TCP a agentes de servicio al cliente. Además de eso, el acuerdo conllevaba la pérdida de la antigüedad laboral. «Nos lo vendían como si tuviésemos vacaciones tres meses al año, pero si no tienes la suerte de tener paro acumulado, no cobras nada», explica Arasanz. Un grupo de trabajadores ha denunciado el nuevo contrato, cuya legalidad es dudosa, y además contradice varios artículos del Estatuto del Trabajador.
«Ryanair lo que ha hecho es fundar tres empresas y externalizar parte de su personal. Lo llaman agencias», asegura una de las abogadas de la plantilla de Ryanair, Araceli Barroso. Su queja va más allá: el tiempo que pasa hasta que se resuelven los recursos judiciales es un tiempo extra para la empresa, en el que puede pensar en nuevos trucos para eludir la legislación nacional. Entre otras cosas, servirse de falsos autónomos para vuelos.
Billetes de avión a diez euros. La agresiva publicidad de esta empresa y sus precios -los más baratos del mercado, con los que ninguna compañía aérea puede competir- son las bases de la rápida y profunda penetración de mercado de la compañía aérea irlandesa. Ofrecen experiencias de dudosa calidad a sus pasajeros, pues sus aviones son pequeños, sus empleadas y empleados tienen que vender todo tipo de productos durante el vuelo y el ahorro de costes se nota nada más entrar en uno de sus aviones. Pero la mayoría de sus pasajeros asumen que es el coste de pagar un precio tan irrisorio, lo que algunos no saben es que en este bajo precio también está incluida la explotación laboral.
Ernesto Iglesias, de Ryanair en lucha, comenta que «cuando compras una camiseta a un euro, supones que ese precio tan bajo conlleva una explotación. En el caso de Ryanair, sus billetes a diez euros tampoco son inocuos». Juega con la baza de ser la única opción para muchas personas que quieren o necesitan viajar en avión y no pueden permitirse compañías aéreas que no sean de bajo coste. «Ryanair no se ha regularizado, solo ha ganado tiempo en estos dos años de pelea continua para que reconocieran la legislación de cada país. Lo que han hecho es -dice Lidia Arasanz- crear tres empresas nuevas y despedir a los trabajadores».
Otro ejemplo que dan desde el colectivo Ryanair en lucha, es que «cuando tienes más de cuatro bajas por enfermedad tienes que ir a Dublín a explicarles por qué, bajo amenaza de despido». Ernesto Iglesias relata un caso de una trabajadora de Ryanair que tuvo un aborto, perforación del oído y un par de resfriados el mismo año. «Después del mal trago que había sufrido al haber abortado, encima obligaron a esta mujer a ponerse delante de unos señores para darles explicaciones de sus bajas laborales».
Incluso diversas comisarias europeas en materia de transportes, reconocen que con Ryanair hay un problema evidente. Iglesias trabaja ahora en Norwegian, compañía en la que negociaron al enterarse de que se proponían 300 despidos. «Conseguimos que no hubiese ninguno, tras contar con la disposición de la propia empresa al diálogo, cosa que Ryanair no hace». De hecho, la compañía irlandesa de bajo coste ha vulnerado también el derecho a huelga. «Es la única aérea a la que le han montado una huelga con trabajadores de 7 países diferentes, todos a la vez. Aún así, el día de la huelga la inspección laboral se presentó en una base y la jefa no dejó entrar a la inspección porque decía que era territorio irlandés, como si fuese una embajada o algo».
Esta multinacional utiliza la legislación irlandesa o española según le conviene, en este caso para para saltarse la legalidad o pasar por encima de los derechos laborales recogidos en el Estatuto del Trabajador. Arasanz cuenta otra de las tácticas de extorsión de Ryanair. «Estamos coaccionados y amenazados por la empresa. Casualmente la reunión para informarnos de las nuevas condiciones se avisó con menos de 24 horas y cuando los delegados sindicales estaban en pleno vuelo».
Desde Ryanair en lucha advierten de que es peligroso que se le dé permisividad institucional a la aerolínea. «Actualmente hay muchas aerolíneas que copian a Ryanair para poder sobrevivir. Marcan el camino para la explotación».
Fuente: http://www.elsaltodiario.com/explotacion-laboral/forma-explota-ryanair-trabajadores-