Barcelona es una ciudad turística de primer orden: en el 2011 llegaron casi siete millones y m edio visitantes ( 1 ). Si tenemos en cuenta que la ciudad tiene poco más de 1,600,000 habitantes (toca a más de cuatro turistas y medio por barcelonés), y que los turistas no se distribuyen homogéneamente por todo […]
Barcelona es una ciudad turística de primer orden: en el 2011 llegaron casi siete millones y m edio visitantes ( 1 ). Si tenemos en cuenta que la ciudad tiene poco más de 1,600,000 habitantes (toca a más de cuatro turistas y medio por barcelonés), y que los turistas no se distribuyen homogéneamente por todo el territorio sino que se concentran en dos o tres distritos, se entiende el interés por averiguar como considera la ciudadanía el fenómeno turístico.
Precisamente una encuesta recientemente difundida sobre la percepción que los barceloneses tienen del turismo en su ciudad, revela que la mayoría lo valora positivamente: nada menos que un 83,9%. Sólo un 12,5% se muestra contrario. El apoyo es mayoritario incluso en Ciutat Vella, el distrito que concentra el mayor número de turistas por metro cuadrado. En este caso la valoración positiva, aunque muy inferior a la media, alcanza casi el 65% (2).
Dos factores son destacables en esta encuesta. Por un lado, que los niveles de descontento frente al fenómeno turístico, aunque tímidamente, parecen aumentar. Según datos del Consorci de Turisme de Barcelona, la entitat público-privada destinada a la promoción del turismo participada por el Ajuntament y por la Cambra de Comerç, Indústria i Navegació de Barcelona, la aprobación del turismo siempre superó el 90% durante el lustro pasado. Esta misma fuente indica que hace aproximadamente un año (junio de 2011) la aprobación era de un 94%, frente a un escaso 5.5% de rechazo (3). El otro elemento de interés es que, aún con esta caída en su popularidad, el turismo sigue manteniendo un excelente prensa entre los y las barceloneses, muy por encima del que podemos encontrar en otras ciudades fuertemente turísticas como Londres, Venecia o París.
Una crítica recurrente a este tipo de encuestas es que las respuestas se pueden orientar dependiendo de como sean planteadas las preguntas. Ejemplo de manual de encuesta dirigida fue la planteada hace unos pocos años por el Ajuntament de Barcelona a través de su web (www.bcn.cat), preocupado por los connatos de malestar que el turismo estaba generando (4). La encuesta constaba de una decena de preguntas. La primera era sencilla: interpelaba al encuestado si consideraba que el turismo era importante para Barcelona. Pero previamente se enunciaba un dato: que el turismo genera más de 100,000 puestos de trabajos directos en la ciudad. Con esta premisa, se tenía que ser un miserable para responder «no», pues implícitamente ponía en duda la legitimidad del medio de vida de 100,000 personas. Las intenciones de la encuesta eran insultántemente obvias: buscar respaldo social a la política turística municipal y al denominado Modelo Barcelona, propugnado por el Ajuntament desde los fastos olímpicos, en el que se asienta. Era una encuesta que hacía fruncir el ceño, especialmente porque provenía de una institución pública y por tanto se tenía que esperar cierta ecuanimidad. No afirmo que la encuesta ahora difundida siga un modelo similar. Pero para intuir tendencias, una pista interesante es conocer quién encargó (y costeó) la encuesta. Y resulta que fue el propio diario que publicó la noticia, El Perdiódico de Catalunya, cuya matriz, el Grupo Zeta, lleva desde mediados de la década pasada haciendo inversiones en el sector turístico (5). ¿Volvemos a fruncir el ceño?. La investigación histórica requiere realizar lo que se denomina «crítica interna» de las fuentes. Y en este tipo de análisis, una de los asuntos que se han de indagar es si existen intereses ocultos detrás de las coincidencias extrañas.
Pero no es nuestro objetivo adentrarnos en este tema. Es una segunda limitación de las encuestas la que ahora nos interesa: que no suelen contrastar el conocimiento del encuestado sobre el fenómeno por el que se le pregunta con sus apreciaciones sobre éste. En la encuesta de El Periódico de Catalunya posiblemente la mayoría respondió a partir de información fraccionada y sesgada. En algunos casos (o en muchos), las respuestas debieron verse influenciadas por las ideas que, explícita o implícitamente, nos han inculcado sobre la capacidad que el turismo tiene como vector rápido, fácil y barato al desarrollo. O sobre sus cualidades democratizadoras: ¿quién no ha escuchado que el turismo fue una ventana a Europa y a la libertad durante el Franquismo?. En otros casos, una respuesta negativa pudo venir marcada por alguna anécdota poco edificante causada por un turista despistado o excesivamente eufórico, anécdotas que, elevadas a la categoría de tópico, estereotipan negativamente a los turistas, y por ende, al turismo.
Una lectura ponderada del fenómeno turístico pasa por una mejor información y conocimiento de lo que supone para la vida cotidiana de la población anfitriona. Pero ha habido un interés, desde el sector y las instituciones públicas, por exagerar los efectos positivos e invisibilizar sus impactos no deseables. Se afirma, una y otra vez, que el turismo supone tal o cual porcentaje del producto interior bruto, pero nunca se explica que, como la misma Generalitat de Catalunya descubrió en un informe muy poco difundido (6), es la primera causa externa de la inflación catalana. Es decir, que es la primera causa externa de que la canasta básica de un barcelonés sea más cara que la de un vallisoletano. Una de las preocupaciones de los barceloneses son los elevados precios de los productos y los servicios de su ciudad. ¿Tenían esta información los entrevistados que respondieron que el turismo es positivo para Barcelona?. Poca gente desconoce que uno de los vectores de la actual crisis que padecemos fue la burbuja inmobiliaria. ¿Pero cuántos entrevistados eran conscientes de que el turismo ha sido uno de sus principales impulsores?. Sin duda, la respuesta a ambas preguntas es, respectivamente, «dudosamente» y «pocos».
Reconozcámoslo. Esta entrevista puede explicar la percepción de la población sobre el turismo (si ha sido preparada de forma rigurosa), pero no cómo el turismo realmente afecta a sus vidas. Para ello sería necesario aplicar métodos de análisis e investigación del fenómeno más ecuánimes y transparencia a la hora de difundir sus resultados, lo que actualmente no sucede. No hace mucho, el profesor C. Michael Hall de la Universidad de Canterbury de Nueva Zelanda, uno de los especialistas más reconocidos y prolíficos en el ámbito de los estudios turísticos, afirmaba que la investigación académica ha sido coptada por los intereses corporativos (7).
Hasta que eso suceda, encuestas como la ahora publicada sólo sirven para contentar al sector turístico de la ciudad de Barcelona, que lo podrá emplear en sus maniobras de lobby destinadas a convencer a las entidades públicas que aún es posible construir más hoteles y recibir más cruceros sin que la ciudadanía se resienta. Ellos dirán que la encuesta demuestra que los barceloneses saben que el turismo no es un problema, sino una solución. Otros diremos que es resultado de una eficiente estrategia consistente en ocultar, malinterpretar y transgiversar la información.
Referencias
1. «Barcelona batirá en 2011 su récord de visitantes con 7,4 millones de turistas» La Vanguardia , 21 de junio de 2011. Accesible en: http://www.lavanguardia.com/vida/20111221/54241492348/barcelona-batira-2011-record-visitantes-con-7-4-millones-turistas.html
2. Barrena, X. «Turismo sí, Eurovegas no: Sondeo de GESOP para El Períodico» El Periódico de Catalunya , 19 de junio de 2012. Accesible en: http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/turismo-eurovegas-1941601
3. «El turisme, principal motor econòmic de Barcelona» TB NEws, núm. 6. Diciembre de 2011
4. Desgraciadamente, la encuesta ya no está disponible en internet
5. «Grupo Zeta incursiona en turismo» Apetito: la revista para hoteles y restaurantes. Accesible en: http://www.apetitoenlinea.com/grupo-zeta-incursiona-en-turismo
6. Generalitat de Catalunya (2005) Evolució de la inflació a Catalunya i a Espanya 1995-2004: Informe tècnic. Barcelona: Direcció General de Programació Econòmica.
7. » Interview: C. Michael Hall» Ecoclub, 29 de diciembre de 2011. Accesible: http://ecoclub.com/articles/interviews/767-111229-cmichaelhall
Jordi Gascón es miembro de la Xarxa de Consum Solidari – Foro de Turismo Responsable
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