Lo peor que le puede ocurrir al país es que Vicky Dávila llegara a la presidencia. Tocaría salir de huida, porque como precandidata, no hace otra cosa que exponer una verborrea sin piso real. Parece que viviera en otra nación distinta a la nuestra. Y, lo más irónico, defiende a la clase pudiente, ella que proviene de una familia modesta de Buga.
No creo que haya perdido el tiempo viendo la entrevista que le hizo el periodista, Guillermo Celis a Vicky Dávila en el programa “Al punto”. Por el contrario, esa media hora de tiempo al aire me permitió descubrir a una mujer sin conocimiento de país, venenosa, una mala réplica de Uribe en sus planteamientos y la ficha que utiliza hoy la derecha regresiva del país antes de abrirle paso a Germán Vargas Lleras como si fuera el salvador del país.
A Uribe uno lo entiende porque sabe sus orígenes dañinos, pero no es fácil entender que la Dávila venda aquí y fuera del país, la imagen de que Colombia está cayendo a un abismo sin fondo y que sólo ella puede sacarnos de ese pretendido “precipicio”.
PETRO, LO “PEORCITO” QUE HA CONOCIDO
Lo primero que se debe decir, es que ninguno de los planteamientos de Vicky Dávila es original. Es la copia mal hecha de lo que han dicho los candidatos derechistas en los últimos doce años. Parece que se hubiera dedicado a escuchar los relatos de la historiadora Diana Uribe sobre los dictadores y pretendiera aplicarlos entre los colombianos.
En primer lugar, su narrativa busca deslegitimar al presidente Petro, aun cuando no tenga fundamentos. Simplemente se limita a decir que es el “peor mandatario” de la historia en los últimos 50 años.
Ese discurso de odio, busca ganar adeptos entre quienes han sido uribistas, santistas y hasta afectos al viejito loco de Rodolfo Hernández, quien acusó a san Pedro de corrupto hasta que lo dejaron entrar al cielo para que no diera tanta lora.

ROMPER DIÁLOGOS CON GOBIERNOS PROGRESISTAS Y HACER LAS PACES CON TRUMP
A los colombianos los deportó Trump como a criminales, encadenados y sin permitirles siquiera ir al baño del avión, aun cuando el recorrido tomaba casi cuatro horas. Inmisericorde y tratando a nuestros connacionales de la forma más indigna de que se tenga memoria.
Sin embargo, Vicky Dávila, dice que su primer paso—de llegar a presidenta—es hacer las paces con Donald Trump, a quien considera un “aliado importante” Deja clara su mentalidad de “lamezuelas y rascaespaldas”, dispuesta a rendirse a los gringos para que sigan su avanzada imperialista en el resto de Latinoamérica.
Pero eso sí, con los países progresistas, dice que se mantendrá a “metros”. Los considera dictadores y a Maduro, la encarnación misma de Satanás. En pocas palabras, deportar a todo lo que le huela a venezolano.

REVISAR LOS IMPUESTOS Y BAJARLOS
Con el mismo discurso populista y mentiroso de Iván Duque, la precandidata Dávila promete bajar los impuestos como mecanismo para dinamizar la economía del país.
Además, en su desfachatez dice que esos impuestos son los que les impiden a los empresarios, generar empleo y expandir sus negocios. “Antes que presionarlos a pagar más, hay que ayudarles.”, asegura con desconocimiento de lo que han sido las reformas impulsadas por el Gobierno del Cambio. Que paguen los que tienen y bajarle la carga alcabalera a los pobres y la clase media. Pero Vicky Dávila no entiende de números.

DESTINAR RECURSOS PARA ARMAMENTO
De acuerdo con esta precandidata que hoy día pretende saber más que el libro Gordo de Petete respecto a la situación socio económica del país, es esencial retomar las relaciones con Israel. “No se puede seguir criminalizándolos”, asegura y plantea qué hay detrás de su propuesta: “Ellos son los que nos venden armas, nuestros aliados”
Volver a lo mismo: restarles plata a los programas sociales para impulsar el armamentismo. La mentalidad guerrerista de quienes, como Álvaro Uribe, se venden como los mesiánicos, los salvadores de nuestro tiempo.
Y LA FRESA EN EL HELADO: ACABAR LOS ACUERDOS DE PAZ
Como Vicky Dávila no piensa más allá de lo que le permiten ver sus lentes de contacto, plantea acabar con los Acuerdos de Paz y enviar a la cárcel a los Gestores de Paz, a quienes considera los peores criminales del mundo.
En su narrativa, contempla bombardear a diestra y siniestra, dar al traste con lo acordado en las negociaciones con la insurgencia y de paso, acabar con la “sinvergüencería” de los que piensan diferente.

En pocas palabras, si las fuerzas oscuras están matando a los líderes sociales, bajo su gobierno no veremos los prados verdes sino la tierra tachonada de cruces, como un cementerio gigantesco, como en las épocas de la violencia.
LÍBRANOS DIOS DE UNA PRESIDENTA ASÍ
A Colombia le han ocurrido cosas inverosímiles. Pero que una seudo periodista—aunque tenga título profesional—aspire a gobernar a los colombianos utilizando ideas dictatoriales de personas de mala recordación como Uribe, es lo peor que nos puede ocurrir. ¡Dios nos libre!
Y si llega a gobernar, lo que no creo por supuesto, lo mejor que debemos hacer es empacar maletas e irnos del país, porque convertirá a nuestra amada Colombia en un infierno.