La estancia en Canarias del dirigente cubano tuvo lugar la pasada semana y durante la misma Abel Acosta completó un intenso programa de actividades que incluyó reuniones con representantes del Gobierno autonómico, el Cabildo de Gran Canaria y destacadas figuras del mundo de la música en las islas. El objetivo expresado por el Viceministro de […]
La estancia en Canarias del dirigente cubano tuvo lugar la pasada semana y durante la misma Abel Acosta completó un intenso programa de actividades que incluyó reuniones con representantes del Gobierno autonómico, el Cabildo de Gran Canaria y destacadas figuras del mundo de la música en las islas.
El objetivo expresado por el Viceministro de Cultura de Cuba fue acercar hasta el archipiélago el proyecto Cubadisco 2010, cuya edición de este año estará dedicada a la música campesina y que por tanto, en palabras de Acosta, «no se puede concebir sin una importante representación de Canarias, en especial siendo conscientes de que entre estas islas y Cuba existe una relación histórica y profundamente cultural».
Canarias, punto de ida y vuelta
Tanto Abel Acosta como Yadel Peláez, secretaria ejecutiva de Cubadisco hicieron hincapié en el repentismo como la expresión musical que de forma más nítida muestra la herencia canaria que atraviesa la cultura cubana. Ambos afirmaron que «para nosotros, el repentismo es el espejo donde se mira la tradición que heredamos de los pueblos de España y, particularmente, del pueblo canario. Por eso decidimos hacer esta visita a las islas, porque no se entiende un Cubadisco como el de este año sin que Canarias tenga una de las representaciones más destacadas; la principal a nuestro juicio».
En este sentido, el Viceministro cubano, quien a su vez preside el Instituto de la Música de Cuba, se refirió a instrumentos nacidos de esa relación umbilical entre los dos archipiélagos y habló del tres como hijo del timple y del laúd cubano como descendiente directo del que se toca en Canarias. «Éstas -dijo-, son huellas indelebles que evidencian una historia común que desde Cuba luchamos por cuidar y mantener viva, entendiendo que la nuestra, la del pueblo canario y los pueblos de España y Cuba, es una relación condenada a la fraternidad eterna. Y en esa lógica, el pueblo de Cuba vive su vida en la comprensión de que lo que somos como pueblo forma parte inseparable de lo que fue el pueblo canario y de lo que, juntos, seremos en el futuro».
Fuego cruzado
A propósito de Cubadisco, Yadel Peláez resaltó la celebración de las canturías «que este año cumplirán su tercera edición y que son las más largas del mundo con 330 horas de música ininterrumpida».
«Por supuesto -añadió- si hablamos de las canturías hay que decir que cada vez más arrastran a la gente de todos lados a implicarse en un evento que recorre el país de oriente a occidente y que, pese a su corta vida, es ya parte de la agenda cultural del pueblo cubano»,
Por su parte, hablando del origen de esta gran fiesta de la música en Cuba, Abel Acosta explicó que «las canturías nacieron de la experiencia que brindaron a Cuba las brigadas de artistas que recorrieron el país tras los huracanes del 2008 y que trabajaron muy intensamente en las zonas más golpeadas, de modo que su valor trasciende el hecho musical y se convierten en un referente vivo de aquella muestra de compromiso y solidaridad».
Acosta, que definió Cubadisco como «una acuarela musical de lo que sucede en nuestro país, en esta edición dedicada a la música que se hace en los campos de Cuba y de cómo ello se traslada a la vida cotidiana de la gente. Paralelamente, trabajamos para que el evento sea un reflejo de los procesos teóricos y científicos que tienen a la cultura como materia de análisis; de ahí que etnólogos, musicólogos y sociólogos tengan un papel fundamental en Cubadisco, categorizando esa transversalidad entre música y pueblo que mencionaba antes».
En cuanto al punto de mira fijado con Cubadisco, el Viceministro cubano de Cultura insistió en que «lo que trasciende a Cubadisco es una lucha por la identidad frente al fuego cruzado de la mediocridad y de la estandarización del sistema. Nuestro objetivo es preservar las raíces como elemento de rescate frente al rapto de la pseudocultura, frente a la mercantilización que definitivamente amenaza toda expresión identitaria y cultural a lo largo y ancho del planeta».
Como resumen de lo expresado y transmitido en su paso por Canarias, Abel Acosta afirmó que «de lo que se trata es de defender la cultura y en especial cada una de sus manifestaciones como expresiones creativas y no como simples productos de mercado, que agotan su vida en el hecho de venderse o comprarse. Los discos, en el caso concreto que nos ocupa, para nosotros son creaciones culturales, instrumentos que contribuyen a satisfacer la necesidad espiritual de un pueblo, el nuestro y cualquier otro».
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