En la noche del 18 al 19 de diciembre, en Copenhage, pocos gobiernos se opusieron abiertamente al texto presentado por los EEUU, China Brasil, India y Sudáfrica. Entre ellos Bolivia, representada por Evo Morales, presidente ampliamente reelegido en su país hacía apenas un mes, quién condenó firmemente dicho acuerdo tanto en su forma –por haber […]
En la noche del 18 al 19 de diciembre, en Copenhage, pocos gobiernos se opusieron abiertamente al texto presentado por los EEUU, China Brasil, India y Sudáfrica. Entre ellos Bolivia, representada por Evo Morales, presidente ampliamente reelegido en su país hacía apenas un mes, quién condenó firmemente dicho acuerdo tanto en su forma –por haber sido discutido en un pequeño comité sin respetar los procedimientos de trabajo de las Naciones Unidas– como por su contenido: un texto más reducido con relación a las recomendaciones del GIEC sin ningún compromiso imperioso y sin reales garantías de financiación para los países más pobres.
Algunos días después, las redes de militantes recibían una invitación firmada por Evo Morales para una «Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la Madre Tierra» que se celebraría en Cochabamba entre el 19 y el 22 de abril de 2010. Existe un sitio web: http://cmpcc.org/, pero aunque la experiencia boliviana despertó muchas esperanzas e interés entre los movimientos populares, aún existían muchos interrogantes sobre la naturaleza y el objetivo de dicha conferencia. Pablo Solon, embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, viejo militante y asiduo concurrente a los Foros sociales, vino a Porto Alegre para facilitar la comprensión de la propuesta boliviana.
Ante el fracaso de Copenhage y la presión de los grandes países para convencer a la mayoría de los gobiernos de que firmaran a pesar de todo el texto surgido de la Conferencia sobre el clima, Bolivia decide tomar la iniciativa y construir una relación de fuerzas capaz de modificar la agenda internacional.
La idea es original: invitar ampliamente y sin ningún condicionamiento a todos los gobiernos del mundo, a las instituciones internacionales, a los científicos y a todos los movimientos sociales y ONG para trabajar un texto final para encontrar puntos de consenso y tratar temas que quedaron por debatir.
Gran cantidad de gobiernos han anunciado ya su asistencia, incluidos América del Norte y la Unión Europea, de acuerdo con los objetivos bolivianos de reunir a numerosos jefes de estado y muchos ministros. Siguiendo la misma lógica los bolivianos esperan contar con la presencia de los organismos de las Naciones Unidas, aunque queda por definir aspectos relacionados con sus niveles de representación, lo mismo que para los gobiernos. Muchos movimientos sociales y científicos han demostrado ya su interés y confirmado algunos su asistencia.
La conferencia tiene seis objetivos:
– analizar las causas estructurales que provocan los cambios climáticos y proponer soluciones que permitan el bienestar de la humanidad en armonía con la naturaleza.
– discutir y decidir la formulación de un proyecto de «Declaración Universal de los derechos de la Madre Tierra»,
– discutir propuestas para un nuevo acuerdo en el marco de la ONU,
– trabajar en la organización de un Referéndum mundial de los Pueblos sobre los cambios climáticos.
– avanzar en la formulación de un plan de acción para la creación de un tribunal internacional para la Justicia climática.
– definir las estrategias de acción y de movilización frente al cambio climático y sobre los derechos de la «Madre Tierra»
Los debates estarán organizados por temas, algunos de ellos derivados directamente de las discusiones planteadas en el seno de la ONU, otros con un enfoque más general. Han sido identificados seis temas (ver más detalles en http://cmpcc.org/), pero se agregaran otros hasta un límite de veinte, relacionado con la capacidad del espacio y de traducción disponible (que estará asegurada en inglés y español). El objetivo de los debates será redactar declaraciones cortas que se incluirán en el texto final, debates que comenzarán a partir de febrero a través de intercambios de correo electrónico. Junto a estos debates temáticos tendrán lugar una serie de actividades auto-organizadas y de conferencias científicas
Se recomienda finalmente formar comités nacionales de preparación de la conferencia, lo que permitirá la eventual creación de un movimiento o de una red después de Cochabamba.
Pueden plantearse desde ahora todas las objeciones que fueren necesarias frente a esta propuesta. Los tiempos son muy cortos e ir a Cochabamba es caro en tiempo y dinero. Una mezcla semejante entre representantes de movimientos sociales, gobiernos e instituciones internacionales va a ocasionar problemas a estructuras que tienden a conservar la mayor autonomía posible. La organización misma de la conferencia, sin comité organizador, tiene la ventaja de no herir susceptibilidades (quién está y quién no), pero planteará inevitablemente problemas de legitimidad durante la conferencia en sí misma. Nada será posible en el plano internacional para los movimientos sociales sin internet y correo electrónico, pero todo el mundo sabe lo difícil que es organizar estos debates con esos instrumentos. Etc.,etc.
Pero al mismo tiempo queda claro aquí en Porto Alegre que todos los movimientos sociales de América Latina estarán representados en Cochabamba, como también numerosas delegaciones de otros continentes conscientes de la urgencia de conformar un frente lo más amplio posible para imponer verdaderas medidas, en el plano internacional frente al cambio climático. Y todos sabemos que en períodos de incertidumbre y de transición como los que atravesamos, las iniciativas que pueden aparecer como las más locas y más irrealizables son las que a veces cambian el curso de la historia…
Traducción Susana Merino