El déficit público español, según las previsiones, llegará este año a cotas bastante altas. Concretamente se espera que se llegue al 6% a finales de año, el doble de lo permitido por la Unión Europea. Este incremento del déficit ha ocurrido por dos razones fundamentalmente: las medidas anti-crisis llevadas a cabo por el gobierno y […]
El déficit público español, según las previsiones, llegará este año a cotas bastante altas. Concretamente se espera que se llegue al 6% a finales de año, el doble de lo permitido por la Unión Europea.
Este incremento del déficit ha ocurrido por dos razones fundamentalmente: las medidas anti-crisis llevadas a cabo por el gobierno y por el desequilibrio de las cuentas de la Seguridad Social causadas por el aumento del paro.
Los déficits públicos en tiempos de crisis económica son totalmente justificables e incluso recomendables. Su objetivo principal en este contexto es frenar el aumento del paro y crear las condiciones idóneas porque una vez acabada la crisis, se salga reforzado.
Esto que es tan sencillo de entender, en la práctica, nuestro gobierno, a pesar de la infinidad de asesores que posee, parece no acabarlo de asimilar. Y sólo hace falta echar un vistazo a lo que hace el ministerio de Defensa para poner en evidencia este hecho.
En 2005 el Ministerio de Defensa compró 43 misiles Taurus a Alemania por valor de 59,2 millones de euros. Con este pedido, pues, España pasaba a formar parte del exclusivo club de países que posee misiles de crucero. Este misil, uno de los más caros de las fuerzas armadas, es lanzado en pleno vuelo por un avión F-18 o un EF-2000 sin que pueda ser interceptado. Y es que el Taurus vuela a 1.000 kilómetros por hora, a 30 metros de altura, y puede llegar a hacer impacto sobre un objetivo situado a 350 kilómetros de distancia. No es de extrañar, pues, que se haya convertido en un «orgullo» para el ejército español.
Además, este año, en plena crisis se ha decidido ir a hacer unas sesiones de entrenamiento con el susodicho misil. Y como en Europa no hay un campo lo suficientemente grande para hacer las pruebas pertinentes, el ejército se ha desplazado hasta un campo de tiro situado en Sudáfrica. Han hecho falta, además de cuatro aviones de guerra encargados de lanzar los misiles, aviones de aprovisionamiento en vuelo, de transporte y de búsqueda y salvamento. En total se han gastado 6.599.846 euros en la operación.
Ni comprar misiles Taurus, ni mucho menos ir a hacer pruebas con ellos, nos ayudan a frenar el paro ni a crear las condiciones óptimas para salir de la crisis. En cambio, sí representan un coste que sale de las arcas públicas que, teóricamente, tendría que ir dirigido a satisfacer las necesidades de la población. Entonces nos deberíamos preguntar: qué necesidad colectiva satisface un misil capaz de perforar blindajes y escudos como si fueran mantequilla? La ciudadanía, especialmente la que se encuentra en situación precaria, quiere tener sus necesidades básicas garantizadas y en este sentido el gasto militar no ayuda a cubrirlas. El déficit público no es ni bueno ni malo per se, todo depende del tipo de proyectos en los cuales se haya invertido este dinero.