Hace algunas semanas hemos conocido la renuncia de José Antonio Griñán a presentarse como candidato a las próximas elecciones andaluzas. Posteriormente anunció que dejaba la Presidencia de la Junta de Andalucía a lo largo del mes de Agosto. Los argumentos presentados por el todavía Presidente de la Junta han sido, por un lado, de tipo […]
Hace algunas semanas hemos conocido la renuncia de José Antonio Griñán a presentarse como candidato a las próximas elecciones andaluzas. Posteriormente anunció que dejaba la Presidencia de la Junta de Andalucía a lo largo del mes de Agosto. Los argumentos presentados por el todavía Presidente de la Junta han sido, por un lado, de tipo personal y familiar, y por otro, de relevo generacional en el partido.
Aparte de los argumentos dados por Griñán, hay otros condicionantes que no están en la versión oficial y que pueden haber tenido un papel determinante en la renuncia. Sobre todo destaca el tema de los ERE y de la más que probable corrupción generalizada en la administración andaluza. El avance en la investigación puede haber desencadenado los acontecimientos.
Son numerosas las causas por corrupción en las que se halla implicado el PSOE. Como ejemplos: el caso Mercasevilla, el caso Invercaria o la Operación Astapa, entre otros.
Para ampliar el análisis y darle una necesaria perspectiva temporal, hay que tener en cuenta los 35 años de gobiernos ininterrumpidos del PSOE desde su llegada a la Presidencia de la Junta en al año 1978, antes incluso de la constitución como autonomía de nuestra tierra.
El PSOE estuvo en su día implicado en desactivar el alto nivel de luchas que hubo en Andalucía en esa época, y capitalizó electoralmente muchas reivindicaciones que se hacían entonces a través de políticas que llegan hasta nuestros días y que supusieron y suponen un parche a los problemas endémicos que tenemos.
El resultado es un monopartidismo que dura hasta el día de hoy y que dificilmente no ha sido un factor de degeneración de la democracia en el partido gobernante. Éste se ha traducido en una administracíon con un alto nivel de clientelismo político, de corrupción, de enchufismo, de derroche económico en forma de fondos destinados a organizaciones afines a la administración y sus miembros, y de fomento de las subvenciones, en detrimento de la industrialización y la reforma agraria.
Como paradigma de la democracia viciada y de la urgencia que exige que te persigan los escándalos de corrupción, tenemos el caso de las primarias fallidas.
En pocos años hemos asistido a la dimisión de 2 presidentes, Chaves primero y Griñán después. Tras la última renuncia se anunció la celabración de elecciones primarias para elegir a la persona que sucedería a Griñán. La celebración de primarias se vende como un ejercicio de democracia interna y de plurarildad. Lo que hemos visto ha sido que Susana Díaz ha ganado las primarias por no tener nadie con quien competir. Al resto de candidatos no les ha dado tiempo a reunir los avales necesarios para presentarse, aunque dos de ellos se han quedado muy cerca. El motivo de esto está en la urgencia y la rigidez en los plazos que se ha impuesto al proceso de sucesión de Griñán, que no han permitido la recogida de avales y la celebración de las anunciadas primarias. Urgencia repentina que se explica mejor si tenemos en cuenta su posible relación con el tema de los ERE.
En esas condiciones, creadas por ellos mismos, no se puede gobernar un territorio con los problemas y desafíos que aquí existen.
Andalucía necesita una profuna regeneración democrática y unas políticas que aborden sin rodeos sus principales problemas. Para ello es necesario la construcción de alternativas claras realmente democráticas y que miren por los intereses de la clase trabajadora y campesina.
Luis García es militante de En lucha / En lluita
Publicado originariamente en http://www.enlucha.org/site/?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.