En 1960, el vicesecretario de Estado Lester D. Mallory recomendó castigar con hambre y otras privaciones el apoyo de la población cubana al joven y carismático líder Fidel Castro Ruz.
Hoy, los estrategas del golpe suave presentan como ejercicio del derecho a disentir el montaje de acciones provocadoras dirigidas a sembrar el caos dentro de Cuba.
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”, escribió Mallory en abril de 1960.
Finalizando el año 2021 y tras 62 años de criminal bloqueo económico (mantenido a pesar de la condena unánime del mundo en la Asamblea General de las Naciones Unidas), Juan Sebastián González, consejero de Joe Biden sobre temas de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, declara sin recato que habrá nuevas sanciones contra Cuba si son procesados o interrogados los organizadores de la mal llamada protesta del 15 de noviembre.
Días después, el secretario de Estado, Antony Blinken, llamó a los llamados “socios democráticos” de Estados Unidos a que “se hagan eco” del respaldo de Washington a los manifestantes cubanos que buscan “ejercer sus derechos y libertades fundamentales”.
Hay que decir que a confesión de parte, relevo de prueba.
El nombre de Yunior García (joven dramaturgo y actor) y el del grupo Archipiélago pueden insertarse en las crónicas de hoy en el lugar que en otros tiempos ocuparon el de Laura Pollán y el de Osvaldo Payá, y sumarse a otros como Manuel Cuesta Morúa, Yoani Sánchez y Berta Soler, quienes realizan costosos viajes, sostienen reuniones con quienes portan las llaves de cuantiosos recursos en divisas y se pronuncian contra el socialismo y por el “derecho” de unos cuantos a apropiarse de todo.
García y sus aliados cuentan con la colaboración activa de Ramón Saúl Sánchez, dirigente del Movimiento Democracia, quien desde hace décadas conspira contra Cuba y recibió entrenamiento militar y adoctrinamiento político en la organización terrorista Alpha 66.
Otro colaborador activo de Archipiélago y Yunior García es Orlando Gutiérrez, miembro de la Asamblea de la Resistencia Cubana, quien ha pedido en forma descarada la intervención yanqui en Cuba.
En la aplicación de la estrategia del golpe suave ocupa un lugar preponderante la violencia. La larga historia de actos terroristas contra Cuba perpetrados por organizaciones anticomunistas, muchas de ellas con asiento en Miami, obliga a tomar en serio la tarea de enfrentar a los provocadores.
MOMENTO DE DECISIÓN
El llamado del colombiano asesor de Biden (Juan González) y la declaración de Blinken son manifestaciones de apoyo del gobierno de estados Unidos a los grupos que conspiran dentro de Cuba.
El intercambio entre los diplomáticos yanquis en Cuba y los opositores es otra señal.
Si eso no se llama injerencia, ¿qué nombre tiene?
En varios países grupos alentados por la ultraderecha y por agencias yanquis se manifiestan en forma amenazante contra las sedes diplomáticas cubanas.
¿No es esto una abierta provocación y una prueba de que el financiamiento viene desde los grandes centros imperialistas?
En República Dominicana, por ejemplo, algunos grupos de este tipo han llamado a apoyar a los opositores cubanos y a manifestarse contra el gobierno de cuba. ¿No es notoria la factura de estas convocatorias?
Figuras y organizaciones que se autodenominan progresistas (y en algunos casos incluso lo son) realizan llamados a las autoridades cubanas a clasificar a los manifestantes entre los que reciben financiamiento de Estados Unidos y los que están confundidos o han sido movidos por el descontento que han generado los innegables problemas de abastecimiento en ese país.
La recomendación puede ser valida para el tratamiento de los casos en específico, pero no para la interpretación general de lo que sucede.
La iniciativa de hace 6 décadas fue el bloqueo criminal que se mantiene hasta hoy, y la de nuevo cuño es el montaje mediático dirigido a difundir la falacia de que hay un descontento masivo que se convierte en ingobernabilidad. ¡La canallada imperialista no cesa ni se limita!
Si bien son innegables los problemas, es inocultable que los estrategas imperialistas han acogido la recomendación de Mallory y financian la conspiración, la dirigen y la fomentan… Pruebas hay.
La impunidad esencial, la que hiere a los hombres y mujeres amantes de la justicia, es la que ha protegido hasta hoy a los estrategas imperialistas, quienes con la arrogancia que les caracteriza se autodefinen como agresores en un orden mundial incapaz de sancionarles por ello.
El antiimperialismo tiene hoy más vigencia que nunca.
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