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Apoyando a Zapatero

Del «No a la guerra» a «PAZ»

Fuentes: Rebelión

Algunos de aquellos cómicos e intelectuales que engrosaron las filas del «No a la guerra» en 2003 contra la ocupación de Iraq por parte de USA, Reino Unido y la complicidad de la España de Aznar, forman ahora la «Plataforma de Apoyo a Zapatero» usando el acrónimo de PAZ tratando de establecer una oportunista continuidad […]

Algunos de aquellos cómicos e intelectuales que engrosaron las filas del «No a la guerra» en 2003 contra la ocupación de Iraq por parte de USA, Reino Unido y la complicidad de la España de Aznar, forman ahora la «Plataforma de Apoyo a Zapatero» usando el acrónimo de PAZ tratando de establecer una oportunista continuidad entre aquellas movilizaciones y estas elecciones generales.

Mal parece que pretenden transmitir el mensaje de que los mismos valores antiimperialistas, progresistas y emancipadores que les llevaron a «arriesgarse» entonces y movilizarse contra la guerra son los que les animan ahora a apoyar las candidaturas del PSOE. ¡Menudo engaño!¡Qué prestidigitadores! Vaya por delante el derecho que tienen a pedir el voto para quien quieran, al menos el mismo que les debería asistir a un número no despreciable de ciudadanos vascos a poder elegir a determinadas candidaturas. Pero también existe el de los demás ciudadanos para criticar políticamente el juego de manos que acaban de escenificar. Lo primero que habría que decir es que la mayoría de esos cómicos e intelectuales (no todos, es posible) nunca «arriesgan» nada, siempre juegan bastante sobre seguro; y son, sobre todo, tremendamente vulnerables a la adulación: «han sucumbido allí donde – y cito a Santiago Alba Rico- atención y mercado coinciden sin apenas resquicios.» De ahí su claudicación y abandono de toda instancia crítica, no sé si de forma definitiva.

Porque no creo que pueda interpretarse de otra manera la ecuación de que para frenar un discurso neoconservador y cada vez más derechizado por parte del PP haya que apoyar una desdibujada opción de centro (algunos dirán que de centro-izquierda). Es cierto que los sectores más derechistas han hegemonizado el discurso del PP en estos cuatro años, incapaces de digerir la derrota electoral del 14-M de 2004, discurso que han vociferado hasta el hartazgo en los medios de comunicación y agitado en la calle, quizá por primera vez en la historia reciente española. La oposición radical a una salida negociada al conflicto vasco, la instrumentalización obscena e inmoral del terrorismo y de sus víctimas (de algunos terrorismos y de algunas víctimas), la amenaza con la inminente ruptura del estado, la deriva hacia el integrismo nacional-católico contra los tibios intentos de avance hacia la laicidad del estado… han ido ganando la batalla en los medios de comunicación afines, pero también en la calle. Frente a ello, poco más que la nada: talante, frases tibias de un gobierno titubeante y desmovilización general de la izquierda; la radicalidad de la derecha ha hecho aparecer como única izquierda lo que eran melifluas posiciones de centro. El ejemplo del debate sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía es paradigmático: la ofensiva cavernícola de la extrema derecha ha hecho aparecer a Zapatero como un rojo por defender una asignatura totalmente vacía de contenido en su actual definición.

Es cierto que el gobierno de Zapatero tomó algunas medidas progresistas, apoyadas por IU en la mayoría de los casos. La izquierda saludó con entusiasmo la retirada de tropas de Iraq, la legislación en materia de derechos civiles o algunos avances sociales. Sin embargo, convendría que los cómicos e intelectuales utilizaran la capacidad analítica y crítica que debe caracterizarles para recordar algunos detalles no pequeños: 1) En política exterior, la traición (no hay otra palabra) al pueblo saharahui y claudicación ante las posiciones marroquíes, el abandono del pueblo palestino a pesar de las supuestas querencias pro-árabes del ministro Moratinos y la alianza cada vez más estrecha con el Estado genocida de Israel, la presencia de tropas españolas en Afganistán y en Líbano defendiendo no se sabe a quién, la vacía y grandilocuente propuesta de Alianza de Civilizaciones, el Plan Africa,… 2) En política económica, la continuidad de una política neoliberal dirigida por un Solbes intercambiable por cualquier ministro de economía de la derecha y que ya siendo ministro con Felipe González en 1993 comenzó a realizar recortes en políticas sociales; medidas regresivas en materia fiscal, el escándalo de la puja PSOE-PP a rebajar impuestos mientras se deterioran servicios públicos, de manera clara la educación. 3) Política educativa: entretenidos con el problema aparente de la disgregación del sistema educativo en diferentes sistemas por la presión de los nacionalistas, debate tan querido por la derecha, ha quedado oculto el verdadero debate, el del derrumbe del edificio de la enseñanza pública por la presión cada vez mayor de las fuerzas del mercado, cuya expresión más acabada es la creación de espacio europeo de educación superior, el plan Bolonia que la izquierda acepta acríticamente, con gran alborozo de la derecha, 4) La criminalización de un sector importante de la izquierda vasca, ley de Partidos, ilegalización de las diferentes formaciones políticas y de organizaciones sociales, criminalización ampliada a otras luchas y movilizaciones del movimiento obrero (¿habrá que recordar, de nuevo, los versos de Bertold Brecht?) 5) La desmovilización general de la izquierda que ha cedido la calle a la derecha más reaccionaria. 6) Negativa a modificar la ley electoral que consolida el bipartidismo conservador. 7) Negativa a avanzar en la ley del aborto. 8) Concesiones a la Iglesia católica tanto económicas como en materia educativa. Y podríamos seguir…

Pero ya que quieren, cómicos e intelectuales, conectar PAZ con «No a la guerra», creo que habría que recordarles que en Iraq no se disfruta ninguna paz, que la ocupación continúa, que los muertos ya han llegado al millón y que el objetivo final de aquella agresión que no era otro que la destrucción de un pueblo y de un Estado ya se ha conseguido, independientemente de cuándo se retiren los norteamericanos y las demás tropas de ocupación. Pero lo esencial es que el compromiso del gobierno español con la legítima resistencia iraquí y con una salida soberana en Iraq brilla por su ausencia. Hay que recordarles, además, que tres millones de iraquíes son refugiados que residen en Siria y Jordania, países que no apoyaron la ocupación y hoy se hacen cargo de las consecuencias de aquella agresión, mientras España y la UE van colocando Iraq en la gaveta de los conflictos olvidados.

¿Nos lo merecemos? Los que pretendemos situamos a la izquierda de todo ese espectáculo ¿nos lo merecemos? Quizá sí si no somos capaces de construir una izquierda que priorice la movilización social y la articule con la actuación institucional, si abandonamos todas las batallas en el campo cultural e ideológico. El manifiesto de los cómicos e intelectuales denota un vacío político y cultural, que propicia a instalarse y abandonar toda crítica. ¡Y defender la alegría!¡El colmo! ¿Dónde está el antagonista?, que diría nuestro querido Manolo Vázquez Montalbán.