Hace casi dos años, la revista Con-Ciencia Social cumplió una larga etapa de veinte años (1996-2016) acudiendo con puntualidad a la cita con sus lectores. Así, a finales de 2016, vio la luz el número 20, que fue nuestra última entrega en papel impreso. Tras unos meses de reflexión y trabajo, el Consejo Editorial de […]
Hace casi dos años, la revista Con-Ciencia Social cumplió una larga etapa de veinte años (1996-2016) acudiendo con puntualidad a la cita con sus lectores. Así, a finales de 2016, vio la luz el número 20, que fue nuestra última entrega en papel impreso. Tras unos meses de reflexión y trabajo, el Consejo Editorial de la revista ha optado por dar continuidad al proyecto, ahora en forma electrónica.
En efecto, podríamos afirmar que la trayectoria de Con-Ciencia Social ha sido la de una rara avis en el marco de las publicaciones periódicas españolas de su género. En primer lugar por su pertinaz independencia económica e institucional, su capacidad de autofinanciación y su carácter de órgano de comunicación de una peculiar plataforma de pensamiento y acción colectiva que ha venido siendo la Federación Icaria (Fedicaria), integrada por personas (en su mayoría docentes) que comparten su interés por el campo de la educación y la cultura desde perspectivas críticas. Una revista como la nuestra, sin vinculaciones institucionales, apoyos o subvenciones de ninguna especie, solo ha podido sostenerse gracias a la lealtad de un número bastante estable de suscriptores que nos han apoyado a lo largo de la singladura; nunca les estaremos suficientemente agradecidos por su confianza. Son ellos quienes nos han permitido la navegación independiente durante estas dos décadas, sin pabellón al que rendir cuentas y sin onerosas hipotecas.
Poco a poco, durante estos veinte años, nuestro anuario ha ido haciéndose un lugar en el campo, lamentablemente cada vez menos cultivado, de las publicaciones periódicas dedicadas a la reflexión y pensamiento crítico acerca de la educación y la cultura en sentido amplio. Como cualquier producción cultural nuestra revista ha ido experimentando cambios e incorporado nuevos enfoques y objetos de análisis en función de los intereses y preocupaciones del colectivo que la sustenta; ello sin abandonar nunca la defensa de una mirada crítica y situada ante los asuntos abordados, ni la seriedad propia de una publicación académica (sin serlo). En este sentido, Con-Ciencia Social ha venido desarrollando una apreciable capacidad para abordar, integrar e interrelacionar autorías, temáticas y campos de conocimiento -sociología, historia, filosofía, pedagogía, economía, política, geografía- que muy raramente se dan cita en una misma publicación de esta naturaleza.
La nueva etapa digital de Con-Ciencia Social que ahora inauguramos estará marcada por una cierta continuidad en lo que se refiere a la organización, estructura de las secciones, extensión y contenidos de la revista. Como nuestras lectoras y lectores podrán comprobar, mantenemos el propósito de profundizar en cada número en una temática sustantiva -para esta primera entrega hemos elegido: «Política educativa y educación: pactos, leyes y estrategias»-, mediante la inclusión de varios artículos orginales, realizados por distintos autores por expreso encargo de la persona coordinadora del número y del Consejo Editorial, precedidos por un texto que, a modo de Editorial, glosa y sitúa la posición que al respecto sostiene Fedicaria. Asimismo, conservamos la sección Apuntes críticos, que seguirá integrando una miscelánea de colaboraciones dedicadas a difundir y reflexionar sobre lo que se produce e investiga en la actualidad sobre determinados problemas sociales y temas de interés para nuestros lectores. Nuestra tradicional sección Pensando sobre, dejará de aparecer como tal y de forma sistemática en esta nueva etapa digital; sin embargo, en números sucesivos, seguiremos dando espacio al diálogo, al debate y a la entrevista, en su caso, con personas cuya trayectoria intelectual nos resulte sugerente y provechosa, sea para analizarla en sí misma, sea para conversar y confrontarnos con ella.
Somos plenamente conscientes de que esta nueva época de la revista presenta ventajas -derivadas de un soporte «virtual» que procurará un acceso más fácil y universal a nuestra publicación- pero también inconvenientes, dudas y no pocas incertidumbres. Respecto a estas últimas, trataremos de superarlas y encararlas con denuedo y habilidad; estamos convencidos y convencidas de que el empeño lo merece y, por supuesto, nuestras lectoras y lectores también.