El PNV ha pasado de movilizar 80 millones euros y cambiar la ley de Costas ‘ad hoc’ a presentar como no definitivo su plan para instalar un museo con dos sedes en la comarca con más problemas de suministro de agua y en la que ha crecido la contestación social.
Del “lo vamos a hacer, sí o sí” al “merece la pena que nos demos un tiempo” ha pasado menos de un año. El posible Guggenheim de Urdaibai, en Gernika y Murueta, ha sido enviado al congelador, por mucho que el PNV lo niegue. Es lo mismo que le pasó al anterior intento hace más de una década y la decisión ha trascendido en puertas de que se convoquen las elecciones vascas aunque, aparentemente, se tomó en diciembre. La primera frase la pronunció Elixabete Etxanobe en plena campaña del PNV para ser diputada general de Bizkaia. La segunda es del lehendakari, Iñigo Urkullu, quien precisamente recibió a Etxanobe en Ajuria Enea para tratar de escenificar con naturalidad el cambio de paso y venderlo como la apertura de un tiempo de dos años para analizar todos los factores sobre la mesa. A cambio, se ha planteado ofrecer a la comarca un plan de reactivación integral como los aplicados en Debabarrena o Ayala. Contestación vecinal, impacto ambiental, el problema del suministro de agua, cambios en Nueva York: elDiario.es/Euskadi repasa en diez claves el recorrido de este plan hasta su situación actual de ‘stand by’.
1 – El precedente de José Luis Bilbao
Levantar un segundo Guggenheim en Urdaibai es una idea anhelada durante años por el PNV de Bizkaia. Demostrado el éxito sin precedentes del museo de Bilbao y su influencia en la transformación de la capital vizcaína -el ‘efecto Guggenheim’-, en 2008 el entonces diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, lanzó la propuesta de una ampliación de la pinacoteca en Busturialdea como una medida estrella para revitalizar la comarca. Bilbao se encontró enseguida con la oposición del Gobierno vasco, que tenía como lehendakari al socialista Patxi López desde 2009. Ya por aquel entonces el diputado general de Bizkaia dijo esa frase que después han repetido tantas veces su sucesor Unai Rementeria y que ha heredado también la actual diputada general: “El Guggenheim de Urdaibai se hará sí o sí”. Entonces no pudo ser y ahora, de momento, tampoco, aunque como el diputado Bilbao, Rementeria y Etxanobe, Imanol Pradales, candidato del PNV a lehendakari, es también un convencido del “sí o sí”.
En aquel primer proyecto se hablaba de una inversión de unos 200 millones y tenía como emplazamiento previsto un edificio neoclásico del arquitecto Ricardo Bastida situado en una finca entre los términos municipales de Sukarrieta y Busturia, dentro de los límites de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, que es propiedad de la BBK -ahora Kutxabank- y que se dedicaba a colonias infantiles. Tras el desmarque del Gobierno vasco, por cuestiones ambientales, dudas sobre su rentabilidad y, sobre todo, económicas, la Diputación aseguró que seguiría con el proyecto en solitario, pero el entusiasmo de Bilbao chocó de plano con la crisis económica de 2008 que a Euskadi llegó un poco más tarde pero llegó. En 2009 Bizkaia perdió casi un 10% de su recaudación de golpe. Los números no sostenían una inversión de estas características y el segundo Guggenheim se quedó en un cajón… aunque no olvidado.
2 – El origen del segundo proyecto y la financiación prometida
En 2018, el plan estratégico del Guggenheim de Bilbao recuperó la idea de la nueva sede. Técnicamente, es una “ampliación discontinua” de la sede de titanio de Frank Gehry. En un momento económico que parecía propicio para acometer inversiones multimillonarias, el sempiterno director del museo, Juan Ignacio Vidarte -que procede de cargos institucionales propuestos por el PNV-, visitó Gernika y empezó a hablarse de la antigua fábrica de Cubiertos Dalia como futura ubicación. La pandemia de la COVID-19, que dejó la vida en suspenso, también frenó el proyecto durante casi dos años para renacer con fuerza al calor de los fondos europeos destinados a relanzar proyectos revitalizadores de la economía tras la crisis sanitaria. El Gobierno vasco lo incluyó en la lista de proyectos para optar a 81 millones de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) y, a partir de ahí el proyecto empezó a tomar la forma definitiva de dos subsedes (la de Gernika y los viejos astilleros de Murueta) unidas por una vía verde. También está en el plan estratégico de infraestructuras culturales de Euskadi para el período 2024-2028.
La financiación del proyecto por parte del Estado se ha beneficiado de las necesidades de apoyo del Gobierno de Sánchez por el PNV y el Gobierno central aprobó una partida de 40 millones de euros a la Diputación de Bizkaia para este proyecto. Etxanobe, en el mismo acto del “sí o sí”, se jactó que ese dinero para el proyecto lo gestionó el partido nacionalista. Se trata de una línea de crédito que procede del Ministerio de Transición Ecológica, el de Teresa Ribera, para “impulsar actuaciones singulares de desarrollo sostenible en el entorno del estuario de Urdaibai”, y entre otras cuestiones, “sustituir los antiguos emplazamientos industriales por espacios respetuosos e integrados con el medioambiente”. Ello incluye, entre otras cuestiones, la descontaminación de más de 63.570 metros cuadrados de suelo, la restauración del flujo natural de la ría en Murueta y la renaturalización de los espacios.
La Diputación tenía previsto otros 40 millones de euros para este proyecto. Salen de la cartera de Pradales (Infraestructuras) y no de Cultura. En 2022 dijo que era un dinero “blindado” para hacer las “obras”, como recogió ‘Deia’. Sí o sí. Se estima que el segundo Guggenheim de Bizkaia -tantos como hay en el resto del mundo: Nueva York y Venecia- precisa de una inversión total de unos 147 millones. Pero el Gobierno vasco nunca ha llegado a concretar su participación en la financiación. Ocurre a la inversa con la llegada de la alta velocidad ferroviaria a Bilbao: aquí es Bizkaia la que no encuentra los recursos en sus arcas y el plan lo promueven Estado, Gobierno vasco y Ayuntamiento.
3 – ¿El ‘Guernica’ a Gernika?
La franquicia Guggenheim bebe de la fundación con sede en Nueva York, donde está el museo original creado en 1959. El segundo es el de Venecia. El de Bilbao abrió sus puertas en 1997 y sigue batiendo todos los récords de visitantes. Pero no todos son luces. Berlín y Las Vegas cerraron sus Guggenheim y se han cancelado planes en México, Lituania o Finlandia. Sí está prevista para 2025 la inauguración en Abu Dabi. En el caso del segundo intento en Urdaibai, ya se definió una doble subsede conectada por una vía verde. Gernika y Murueta eran los puntos elegidos y, en concreto, espacios industriales abandonados. Como en Bilbao en 1997. Entre medias, el alcalde de Gernika, José María Gorroño, lanzó por su cuenta la idea de que el nuevo museo sería ideal para recibir el ‘Guernica’ de Pablo Picasso. El gran cuadro dedicado al bombardeo nazi-franquista de 1997 está en el Reina Sofía de Madrid y siempre se ha alegado que es imposible técnicamente un nuevo traslado por su delicado estado de conservación. En el pueblo que le da nombre solamente hay un mural en la calle y decenas de ‘souvenirs’ para turistas. Gorroño, que ha sido regidor con hasta cinco marcas diferentes, tiene el cargo en el aire ya que fue reelegido con la condición de que cediera la ‘makila’ a su hermano. No lo ha hecho y PNV y EH Bildu negocian su salida. Precisamente una de las condiciones que se han puesto encima de la mesa para pactar la estabilidad en el municipio es que se haga una consulta sobre la pinacoteca.
4 – El ‘efecto Guggenheim’: no es titanio todo lo que reluce
El Guggenheim ha dado a Bilbao el pasaporte a una selecta liga de las ciudades extraordinarias. Puedes leer aquí un reportaje sobre los 25 primeros años. Que forme parte de una terna con Nueva York y Venecia lo dice todo. Que fuese elegida para una película de James Bond o para que saliera el Tour de Francia también. El 18 de octubre de 1997 quedó inaugurado el museo diseñado por el canadiense Frank Gehry. Sobre la oposición actual a la nueva sede de Urdaibai, el consejero de Cultura, Bingen Zupiria recuerda que también la hubo entonces. ¿Qué es el ‘efecto Guggenheim’? Más allá de su atractivo cultural como referencia internacional del arte contemporáneo y de su simbolismo arquitectónico, el recinto ha transformado para siempre el urbanismo y la vida social y turística de la ciudad vasca más poblada. El alcalde, Juan María Aburto, calculó en el 60 aniversario que el retorno “ha multiplicado por sesenta” la muy cuestionada inversión inicial de 23.000 millones de pesetas (132 millones de euros al cambio de entonces pero quizás 250 millones si se aplicara la inflación hasta el presente). Y eso que nunca llegó el ‘Guernica’ de Picasso, que iba a ser el gran gancho según se recogía en la prensa de la época.
Pero no es titanio todo lo que reluce. En cuanto a la gestión económica, en 1999 el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas emitió un informe titulado ‘Museo Guggenheim Bilbao: Proceso de construcción y puesta en funcionamiento’ y en él se señalaban muchas sombras. Un ejemplo: “La desviación final del coste total de las inversiones respecto a los importes adjudicados supuso un incremento de 2.567 millones de pesetas (22%)”. Además, el director financiero entre 1998 y 2005, Roberto Cearsolo, admitió ante la Justicia que desvió 557.000 euros de las cuentas con técnicas como la falsificación de la firma de su superior, Vidarte, o transferencias a través de Internet, entonces incipientes. Este caso motivó una comisión de investigación en el Parlamento Vasco en la que también se analizó una compra de dólares que generó unas pérdidas millonarias a la institución por la devaluación del mercado de divisas. Aquellos trabajos fueron paralelos a los de las irregularidades en la puesta en marcha del museo dedicado a Balenciaga y a la moda en Getaria, constatadas también en los tribunales.
5 – El patronato del Guggenheim: preguntas sin respuesta
El PNV ha tratado de indicar que la decisión de posponer la decisión sobre la “viabilidad” y “factibilidad” del nuevo Guggenheim no es de ahora, ya que así se acordó en el patronato del museo, reunido el 11 de diciembre. Nada de ello aparece en la nota de prensa emitida tras el encuentro. Nada de ello dijo en Onda Vasca Etxanobe diez días después, donde siguió insistiendo en las bondades del proyecto. Todavía ahora el PNV de Bizkaia insiste que ni se enfría ni se paraliza nada, aunque el propio lehendakari dejó claro que es difícil posicionarse a favor de algo que no está perfectamente estudiado.
¿Cómo se gobierna el Guggenheim? Hay cuatro figuras clave. Por un lado, está la matriz, Nueva York. No ha pasado inadvertido que en los mensajes de las últimas horas se esté destacando que el 1 de junio de 2024 tomará posesión como nueva responsable de la fundación Solomon R. Guggenheim Mariët Westermann. No se ha aclarado si ha llegado algún mensaje crítico por su parte pero Zupiria ha reconocido que no sería prudente actuar sin conocerla. Por otro lado, ya en Bilbao, está Vidarte, el patronato (que reúne a Gobierno vasco, Diputación y Ayuntamiento así como a empresas privadas de variado tipo) y un comité ejecutivo más reducido y operativo. El consejero Zupiria ha remarcado expresamente que en el patronato hay tres relevantes medios de comunicación, los diarios ‘El Correo’ y ‘Deia’ y EiTB. ¿Cómo es posible que no haya trascendido hasta ahora algo que conocían desde hace más de un mes y en cuya decisión participaron? ¿Son confidenciales las deliberaciones de ese órgano? Nadie ha aclarado, sin embargo, cómo es posible que si ahora no está seguro la “viabilidad” y “factibilidad” del plan ya se hayan comprometido fondos por valor de 80 millones de euros desde las instituciones.
6 – La modificación de la Ley de Costas y el contencioso-administrativo
Otra pregunta es por qué se han dado pasos legales para poner en marcha el plan si aparentemente no había aún una decisión firme. Uno de los principales inconvenientes ambientales del emplazamiento ideado para el Guggenheim en Urdaibai estaba en su ubicación en el lugar que ocupaban los astilleros Murueta, a pie de las marismas protegidas como Reserva de la Biosfera, la única de Euskadi. La Dirección de Costas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, aceptó el pasado mes de noviembre modificar la normativa a petición de la Diputación Foral de Bizkaia, de forma que se reduce la protección de la costa a 20 metros, frente a los 100 que estaban establecidos hasta ahora. Costas rechazó todas las alegaciones presentadas por diferentes colectivos a esta reducción de la protección.
La plataforma Guggenheim Urdaibai Stop ya anunció entonces que recurriría la decisión y así lo ha hecho. Ha interpuesto ante la Audiencia Nacional un recurso contencioso-administrativo contra la modificación de la Ley de Costas. Portavoces de esta plataforma recuerdan que se está hablando de terrenos públicos, y que no se puede modificar la protección para favorecer los intereses privados del museo. Son conscientes de que será un proceso largo, pero mientras tanto intentarán que se paralicen todas las actuaciones destinadas a levantar las nuevas sedes. “Y si no hay suelo no hay edificio”, dicen.
7 – La oposición vecinal y las quejas de la oposición
Un paseo por Gernika y su entorno revela que hay oposición. Las pancartas críticas aparecen aquí y allá. La manifestación multitudinaria que recorrió las calles de la cabecera de la comarca en octubre contra el proyecto canalizó un malestar vecinal que duda mucho de los beneficios para la zona y que ve muchas desventajas, sobre todo desde el punto de vista medioambiental. La portavoz de Guggenheim de Urdaibai Stop, Eider Gotxi, advierte de que no pararán con sus movilizaciones que acompañarán a la vía judicial abierta. “No es suficiente para nosotros”, señala en relación al anuncio de Gobierno vasco y Diputación de aparcar el proyecto. “Queremos que se descarte de forma definitiva”, zanja.
El alcalde de Gernika acogió en su día con satisfacción la decisión de ubicar el Guggenheim. Pero el proyecto tiene en contra a buena parte de los partidos de la oposición en las Juntas Generales de Bizkaia. EH Bildu, que ganó las últimas elecciones municipales en Gernika a pesar de las vicisitudes con Gorroño, ha pedido a través de su portavoz en las Juntas Generales de Bizkaia, Iker Casanova, que esta moratoria anunciada para el proyecto se utilice para escuchar a la ciudadanía. “Esperamos que el anuncio sea una rectificación por parte del PNV y no una operación de marketing”, ha señalado. Desde Elkarrekin Podemos-IU también se han posicionado siempre en contra. Miren Gorrotxategi se felicitaba este lunes por la decisión de Gobierno y Diputación porque “era un proyecto antiecológico, innecesario, absurdo, insostenible, en mitad de una reserva de la biosfera, absolutamente alejado de las necesidades reales de la comarca y que no garantizaba ningún tipo de retorno”. La coalición de izquierdas ha pedido la comparecencia de la diputada general para que explique cuál será el destino de las inversiones previstas.
8 – El impacto ambiental (I): el problema del agua
La de Busturialdea es la comarca con más problemas de suministro de agua en Euskadi. Un dato: en el verano de 2022 hubo que fletar un barco desde el entorno de Bilbao para llevar recursos hídricos. Son comunes en período estival restricciones para riego, piscinas o lavado de vehículos cuando no se pueden explotar más los recursos porque hay que preservar el mínimo de caudal ecológico. Es “muy grave”, según la Agencia Vasca del Agua (URA). En un informe conocido este otoño, URA sostenía que el proyecto preveía en 140.000 personas más la afluencia a la comarca (de 46.000 habitantes más turistas) sin prever medidas específicas para abordarlo. Se recordaba que “no son admisibles futuros usos que generen nuevas demandas”. URA recalca que lleva “años” alertando de los problemas con el agua en esta zona y sostiene que la situación se vería “claramente agravada” si se produce la “materialización de los diferentes desarrollos propuestos”. El Guggenheim “sólo podrá materializarse una vez obtenida la previa disponibilidad de los recursos hídricos”. El plan es conectar la comarca al sistema del Zadorra. ¿Qué es eso? Son los embalses del entorno de Vitoria, que dan de beber a Álava y al área metropolitana de Bilbao. Etxanobe estos días no ha sabido dar un plazo para esa promesa.
9 – El impacto ambiental (II): el acuífero, la contaminación del suelo y el riesgo de inundación
En Gernika hay un acuífero. URA, en ese mismo informe, mencionaba que las instituciones ya detectaron problemas a finales de la década de 1990. Se sellaron “algunos pozos” porque las zonas industriales próximas los habían contaminado y no se podía continuar con el abastecimiento desde esas tomas. Hay datos de que a “15 metros” de Cubiertos Dalia había un sondeo llamado “Euskotren”, por el nombre de la compañía ferroviaria vasca, y del que se ordenó el “cese inmediato”. “No hubo resultados concluyentes” en las pesquisas sobre el origen de la contaminación pero “desde entonces” la masa subterránea “presenta un mal estado químico debido a las altas concentraciones de cloroetenos”. Hay programas de regeneración en marcha y las obras no deberían detenerlos. Pero URA insistía en que el nuevo museo debería estar “supeditado” a impedir que se produzcan nuevos vertidos a las aguas. Igualmente, el propio subsuelo de Cubiertos Dalia tiene contaminantes en un volumen “intenso”, en este caso de “organoclorados”. Mover tierras para construir puede suponer que eso también se filtre al acuífero.
Sobre la sede de Cubiertos Dalia, el cercano río Oka genera también una zona de “riesgo potencial significativo” de aluviones, en opinión de URA. Hay obras hidráulicas para reducirlo pero, con todo, “la materialización del equipamiento cultural podría verse condicionada por el cumplimiento de la regulación de usos en las zonas inundables”. Las obras no podrán suponer un “agravamiento” de estos peligros, lo que implica medidas concretas para sótanos o garajes, además de vías de evacuación o estanqueidad.
10 – El impacto ambiental (y III): 140.000 visitantes y más coches
Esas 140.000 personas anuales, en su mayoría concentrados en los meses de verano, generan más problemas. La asociación vecinal Zain Dezagun Urdaibai denunció en su día que llevar adelante el proyecto supondría la “liquidación de facto de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai como espacio natural protegido” dentro del programa de la Unesco, y supondría “daños permanentes, irreversibles y afecciones significativas sobre el patrimonio natural” de esta zona. Entre otras cuestiones, por el trasiego de vehículos y autobuses, al menos en el entorno más cercano a las futuras sedes del museo, ya que el acceso directo a la sedes estaría vetado a los coches. La Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco comenzaron a estudiar fórmulas para que el acceso fuera fundamentalmente a través del tren, aprovechando la actual línea de Euskotren que une Bilbao con Bermeo. En concreto, se contempló a la posibilidad de ubicar una nueva estación en la zona de Murueta, uno de los dos enclaves del museo. Esta línea de ferrocarril ya tiene parada en Gernika, la otra sede prevista. Pero no se realizó más que un compromiso de estudio de la viabilidad del proyecto de accesos. El área de Transportes está controlada por el PSE-EE en el Gobierno vasco de coalición con el PNV.