Un grupo de ciudadanos de la localidad conquense de Las Pedroñeras, pertenecientes a la Plataforma para la Defensa de los Caminos Públicos de La Veguilla, han visto como sus denuncias sobre el cierre de las vías de uso público en la mencionada finca han caído en saco roto. Este cierre se materializó el pasado 1 […]
Un grupo de ciudadanos de la localidad conquense de Las Pedroñeras, pertenecientes a la Plataforma para la Defensa de los Caminos Públicos de La Veguilla, han visto como sus denuncias sobre el cierre de las vías de uso público en la mencionada finca han caído en saco roto.
Este cierre se materializó el pasado 1 de diciembre, al llegar a un acuerdo el dueño de La Veguilla, Rafael Santamaría, y el ayuntamiento de Las Pedroñeras (PSOE). Santamaría, máximo accionista de Reyal Urbis -una de las grandes inmobiliarias españolas- y amigo íntimo del presidente del Congreso de los Diputados José Bono (a quien le construyó el chalé de Olías del Rey y gran parte de las instalaciones de la Hípica de Toledo), ha conseguido que el consistorio le conceda la propiedad de todos los caminos públicos que cruzan la finca, así como del tramo del río Záncara que también la atraviesa, por un plazo de 30 años. Todo ello a cambio de casi dos millones de euros para el Ayuntamiento, la entrega de 28 hectáreas de terreno para uso y disfrute del municipio, la construcción de un camino perimetral y la habilitación de un sendero ecológico.
«Mucho dinero y poca vergüenza»
Casi nadie en el pueblo se explica como se ha llegado a esta situación, aunque muchos intuyen que el dinero, la influencia y las amistades del constructor le han permitido hacerse con este enclave de 3 mil hectáreas y con caminos públicos de toda la vida. «Mucho dinero y poca vergüenza» decía una pancarta en la que aparecía fotografiada en una manifestación Yolanda Picazo, cuando todavía era sólo concejal (PSOE) de la localidad. En esa época, Picazo abanderó el movimiento vecinal contra el cierre de las vías públicas.
A principios de 2008 se creó la Plataforma para la Defensa de los Caminos Públicos de La Veguilla. El alcalde de aquel entonces, Jesús Esteban Iniesta, era favorable al acuerdo con el constructor, mientras que los concejales Yolanda Picazo y Juan Ortega estaban francamente opuestos. En agosto dimitió el alcalde, alegando razones personales, y Picazo le sustituye en el cargo mostrándose inmediatamente a favor del acuerdo con Vega del Záncara, la sociedad de Rafael Santamaría. Adujo que los intereses generales primaban por encima de los suyos propios y que con los casi dos millones de euros se taparían las deudas del Consistorio. Pero su compañero Juan Ortega, consecuente con su postura, dimite de su cargo y abandona el Ayuntamiento.
«Preservar para nuestros hijos y nietos lo que hemos heredado de nuestros mayores», era lo que defendía Picazo antes de llegar a la alcaldía. Por su parte José Bono fue en su día un firme defensor de la utilización pública de los caminos y de su preservación, como demuestra el Decreto Ley que aprobó su Gobierno el 25 de octubre de 1995 sobre la Libre utilización de los caminos y vías de uso público en terrenos sometidos a régimen cinegético especial. El preámbulo dice textualmente: «…mujeres y hombres de nuestra tierra expresan su amor a la naturaleza con la práctica de diversas actividades deportivas o de ocio que tienen como marco los campos y montes de Castilla-La Mancha. Estos ciudadanos exigen y merecen la tutela de sus derechos, sobre todo cuando su ejercicio supone la utilización de bienes públicos como los caminos, veredas y cañadas». En el mismo decreto se establece que sin perjuicio de lo establecido en la Ley 3/1995 de 23 de marzo, de Vías Pecuarias, «es infracción grave el cerramiento o cercado de terrenos sin autorización, o con incumplimiento de los requisitos establecidos en la misma, que impida o dificulte el libre tránsito por los caminos y vías de uso público».
Todo eso no vale para Las Pedroñeras, pues el poder y la influencia de Santamaría se ha impuesto a la voluntad mayoritaria de los vecinos que claman porque los caminos sigan siendo libres. Ahora los miembros de la Plataforma manifiestan abiertamente que «existen indicios razonables de que la mano del señor Bono está detrás de este acuerdo».
El amigo de Bono
Rafael Santamaría, uno de los empresarios de la construcción más fuertes del Estado -aunque su grupo pasa por momentos muy difíciles- y también con importantes intereses en el sector de la hostelería, adquirió la finca La Veguilla en el año 2006. A sus 3 mil hectáreas le añadió con posterioridad otras dos fincas colidantes. El cierre de los caminos le permitirá disfrutar con tranquilidad de su casa de recreo de 400 metros cuadrados de planta y seis pequeños apartamentos adosados, para los que hizo falta arrancar numerosos pinos, encinas y otras especies de monte bajo. Cuando derribó los edificios antiguos formó una colosal escombrera en medio de uno de los caminos y sepultó la histórica fuente de La Parra.
Para más información:
http://caminosdelaveguilla.wordpress.com/
Cronología de una infamia