Este próximo martes 18 de mayo en el Congreso de los Diputados se votará la toma de consideración de la Ley Trans registrada el pasado 17 de marzo por los partidos ERC, CUP, Junts, Compromís, Mas País y Nueva Canaria.
Esta propuesta de ley fue registrada tras la lucha protagonizada por decenas de activistas trans y familiares de personas trans que llevaron a cabo una huelga de hambre para exigir a los partidos políticos que registraran la ley trans en el Congreso, sorteando así los obstáculos puestos por el PSOE para que una ley que reconozca y garantice los derechos de las personas trans fuera posible. Además, el borrador de esta ley presentada el 17 de marzo es el más completo de los tres presentados hasta la fecha, es la llamada Ley Trans de los Colectivos Trans.
Pese a que el PSOE se vende a si mismo como garante de los derechos LGTBI+, la realidad en lo que respecta a los derechos de las personas trans es bien distinta. No es ningún secreto que el principal escollo para que se reconozcan los derechos trans y se legisle en esa dirección ha sido el PSOE, pese a todo ese halo de progresismo con el que se disfraza.
Las declaraciones de algunos de sus dirigentes, principalmente de la vicepresidenta Carmen Calvo, diciendo que esta ley crearía inseguridad jurídica”, o que reconocer los derechos de las personas trans “pone en riesgo los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles”, el persistente bloqueo del trámite de la Ley Trans presentado por el Ministerio de Igualdad, el intento de fusionar la ley trans con la ley LGTBI, diluyendo los derechos de las personas trans y privándolas de una legislación específica que pueda poner fin a décadas de discriminación hacia el colectivo, o el deleznable argumentario transfobo (también firmado por Carmen Calvo) hecho público por el PSOE en junio del año pasado, son episodios que ponen de manifiesto la transfobia interiorizada por el PSOE.
Para los partidos socialdemócratas, como el PSOE, los derechos y las luchas LGTBI+ son un caramelito, una oportunidad de venderse a si mismos como “progresistas” y rascar votos de ciertos sectores de la sociedad. Así ha actuado el PSOE en los últimos años, vendiéndose como un partido aliado de los derechos LGTBI+.
Pero este martes los partidos políticos, entre ellos el PSOE, tendrán que retratarse en el Congreso durante la votación de la Ley Trans de los Colectivos Trans. Será entonces cuando veamos si el PSOE continua con su deriva transfoba, boicoteando la tramitación de la ley. Y es que una abstención o un voto en contra vendrá a confirmar la oposición frontal del PSOE a los derechos de las personas trans. Cualquier otra opción que no sea un voto a favor será entendida por las personas y colectivos trans como pura y dura transfobia institucional teñida de roja y disfrazada de progresismo.
La posibilidad de que el PSOE se abstenga, con la excusa de que “ya estamos preparando una ley LGTBI+ con varios artículos sobre las personas trans”, o peor aún, de que voten en contra con el mismo argumento, está ahí. No hay que olvidar que, muchas de las cosas que recoge la propuesta de ley trans que están pidiendo los colectivos son las que se quedaron fuera en la ley del 2007, precisamente por los recortes que hizo el PSOE a la misma.
Mañana 15 de mayo colectivos trans volverán a salir a la calle en varias ciudades del estado para recordarle al PSOE (y al resto de los partidos) que los derechos humanos no se debaten, no se negocian, los derechos humanos se reconocen y se garantizan. Y punto.
Este martes veremos si el PSOE deja de ser un obstáculo para los derechos humanos de las personas trans, o si continúa enterrando nuestros derechos en CAL VIVA.