Grupos ambientalistas critican por insuficientes las propuestas presentadas a la Unión Europea (UE) para la política ambiental de ese bloque después de 2012, cuando termine el primer periodo de compromisos establecido en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático. Esas propuestas planteadas por la Comisión Europea, organismo ejecutivo de la UE, no establecen metas obligatorias […]
Grupos ambientalistas critican por insuficientes las propuestas presentadas a la Unión Europea (UE) para la política ambiental de ese bloque después de 2012, cuando termine el primer periodo de compromisos establecido en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático.
Esas propuestas planteadas por la Comisión Europea, organismo ejecutivo de la UE, no establecen metas obligatorias de reducción de las emisiones de gases invernadero, que retienen calor en la atmósfera, una vez que se cumplan los compromisos en la materia del Protocolo, destacan los activistas.
El documento de la Comisión, dado a conocer el miércoles por su comisario ambiental, Stavros Dimas, será discutido en Lisboa por los ministros de Ambiente de los 25 Estados miembros de la UE en marzo, y propone lograr que en 2050 la emisión de esos gases sea 15 por ciento menor que en 1990, sin establecer metas de mediano o corto plazo por considerarlo «prematuro» en este momento.
Según ese informe, es necesario lograr mayor participación internacional en la reducción de emisiones y un análisis más profundo de la incidencia en el cambio climático de las emisiones generadas por transportes aéreos y marítimos.
Además de aumentar el alcance del protocolo de Kyoto, firmado en 1997 para dotar de un instrumento vinculante a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la Comisión declaró su intención de procurar acuerdos bilaterales con Estados Unidos, que retiró su firma del Protocolo en marzo de 2001, y con países en desarrollo.
Dimas, abogado y griego, remarcó la necesidad de centrar la investigación en formas de capturar y almacenar dióxido de carbono, el principal gas causante de efecto invernadero, así como mejorar la eficiencia en el uso de energía y el aprovechamiento de fuentes renovables.
«Con un aumento promedio de la temperatura global de 0,6 grados, hay mayor cantidad de inundaciones, huracanes y otros desastres naturales. Si añadimos dos grados más, veremos mayores y más graves problemas. Sufrirán la agricultura, la silvicultura, la pesca, la biodiversidad y la salud», alertó.
La Comisión anunció su propuesta pocos días antes de la entrada en vigencia del Protocolo de Kyoto, el 16 de este mes.
Ese tratado comprometió a 39 países y territorios industrializados a lograr que su emisión de seis gases invernadero, y en especial de dióxido de carbono, sea en 2012 por lo menos 5,12 por ciento menor que la registrada en 1990. Se espera que la UE presente este año ideas para una estrategia posterior a 2012, y a eso apuntan la propuesta de la Comisión y la reunión de Lisboa.
Estados Unidos firmó el Protocolo en 1997, pero nunca lo ratificó, y su actual presidente, George W. Bush, decidió apartarse del acuerdo poco después de iniciar su primer mandato, con el argumento de que era perjudicial para la industria estadounidense.
La UE se propone retomar la cuestión del cambio climático en la cumbre con Bush que se llevará a cabo en Bruselas el 21 de este mes.
El bloque anunció el miércoles que tratará de estar en la vanguardia mundial de los esfuerzos para frenar el recalentamiento del planeta.
«Combatir el cambio climático no es una elección, sino una necesidad. Continuaremos guiando mediante el ejemplo, pero continuaremos presionando con fuerza a todos nuestros socios internacionales para que suban a bordo», afirmó Dimas.
De todos modos, los grupos ambientalistas lanzaron con rapidez críticas al hecho de que la UE no haya mencionado objetivos obligatorios de reducción de emisiones como parte de la nueva estrategia.
«Las liquidaciones de enero terminaron, pero la Comisión continúa abaratando su liderazgo en la batalla de la UE contra el cambio climático», comentó el experto en recalentamiento del planeta Mahi Sideridou, de la organización ambientalista internacional Greenpeace.
Ese grupo pide al bloque europeo que diseñe para después de 2012 una estrategia que incluya la adopción de metas obligatorias de reducción de la emisión de gases invernadero de por lo menos 30 por ciento en 2020, en relación con los niveles de 1990.
«La UE debe enviar una señal clara de que mantiene su compromiso con el mundo, y despreocuparse del avestruz del gobierno de Bush, que entierra su cabeza en la arena y se rehúsa a afrontar el cambio climático, opinó Sideridou.
Dimas reconoció que la batalla contra el cambio climático puede costar el equivalente a medio punto porcentual del producto bruto mundial, pero subrayó que si no se hace nada para frenar la emisión de gases invernadero, el costo de las consecuencias económicas y ambientales será de tres a cuatro veces mayor.
El ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) apuntó que el análisis de la Comisión Europea no considera los beneficios económicos asociados con reducción de gastos de salud causados por la contaminación atmosférica.
También ignora costos importantes que tendría no frenar el cambio climático, entre ellos los vinculados con el aumento de inundaciones y otros acontecimientos climáticos extremos.
«Combatir el cambio climático tendrá escaso impacto sobre el crecimiento económico, ya que se espera que el producto bruto de la UE haya aumentado 50 por ciento en 2025», arguyó Stephan Singer, director de la unidad de clima y energía para Europa del WWF.
«Pagaríamos un precio muy bajo por afrontar una de las mayores amenazas a la humanidad. En última instancia, los beneficios serán mucho mayores que los costos: nuevos empleos, nuevas tecnologías y nuevos mercados abiertos por energías limpias», explicó.