En los últimos meses se está realizando una competición encubierta por el desarrollo a gran escala de proyectos de energías renovables, también en Navarra. Si en un principio alertamos sobre la extensión de polígonos eólicos a zonas montañosas de la zona norte (Lesaka, valles del Ulzama y el Arga al norte de Pamplona, y ladera sur de Urbasa y Andia en Tierra Estella y el Valle de Etxauri), ahora tenemos que hablar de grandes polígonos solares.
Todo ello responde a la burbuja que crece en torno a los puntos de conexión de los proyectos de energía renovable a la red eléctrica. A nivel estatal, las solicitudes para esas conexiones superan los 430 GW, lo que supone una cifra que supera en mas de 4 veces la potencia instalada en el sistema eléctrico, que eran 105 GW en enero de 2019. Así mismo, se debe tener en cuenta que en el momento de mayor consumo de electricidad del Estado, en 2007, se consumieron 45,5 GW de potencia instantánea, algo que no ha vuelto a suceder, una vez iniciada la crisis de 2008.
Navarra no es ajena a esta competición por conseguir engancharse a las líneas eléctricas. En el último año el Boletín Oficial de Navarra ha registrado un gran número de solicitudes de “Interlocutor Único de Nudo”, que es la figura por la que una empresa logra ser considerada por la administración como único representante para establecer las prioridades de acceso a la red en cada nudo de esta. Si vemos todas las designaciones de este tipo en el último año por parte del Gobierno de Navarra, nos podemos hacer una idea de todos los proyectos fotovoltaicos y eólicos que han podido llegar a ser concebidos en Navarra.
Recientemente leíamos el articulo de opinión de Juan Manuel Sarasibar Segura, por el que afirmaba que en Navarra hay en tramitación plantas solares fotovoltaicas con una potencia capaz de producir “más de 3.000 megavatios”. Visto lo indicado en todas esas solicitudes “de enganche” y dado que no todas ellas podrían llevarse a cabo por situarse en las mismas zonas y tratar de utilizar el mismo nodo, nos parece un poco exagerada la afirmación, si utiliza los mismos datos que nosotros. Aun así, es evidente que el número de solicitudes es muy grande, y por lo tanto, la superficie que ocuparían en el territorio es aun mayor. Hay que tener en cuenta que los promotores informan de que conseguir captar un megavatio de energía solar se necesitan 2 Hectáreas (Ha) de terreno donde colocar las placas.
Porque ese es uno de los mayores problemas de la forma que han elegido las empresas para desarrollar sus proyectos en la actualidad. Se trata de grandes polígonos solares, que ocupan grandes superficies de terreno contiguas, en su mayor parte terrenos ahora dedicados a la agricultura de secano.
En Navarra ya existen polígonos de este tipo, sobre todo en la Ribera, pero de mucho menor tamaño (50 – 80 Ha los mayores) y ubicados en zonas marginales. Sin embargo, poco a poco el tamaño de los proyectos está aumentando y trasladándose a zonas de mayor productividad agrícola. A primeros de año conocíamos algunos proyectos ya aprobados, uno Cascante de mas de 100 Ha, y otro en Corella de 135 Ha.
Sin embargo, parece que lo peor está por llegar y se está empezando a tramitar ahora. En estos días se está hablando del proyecto de la empresa Solaria en la falda sur de El Perdón, en los términos municipales de Uterga, Muruzábal y Adiós, con un primer proyecto de 550 Ha, y otro posterior de 280 Ha. En términos generales, y a modo de comparación, podemos decir que el primer proyecto supondría la misma superficie que unos 750 campos de futbol, y el segundo la superficie de 380 campos de futbol llenos de placas solares.
Pero no es el único proyecto gigantesco que hemos podido conocer en estos meses y en zonas cercanas a Pamplona. Las empresas Syder y Solarig también estarían impulsando otros dos proyectos, si atendemos a los planos que nos han hecho llegar personas que los han podido conocer. Ambos se situarían en la falda norte de El Perdón. Uno de ellos en los términos municipales de las Cendeas de Zizur y Galar, cercano a los pueblos de Zariquiegui, Galar y Esparza de Galar, y tendría unas 450 Ha, según hemos podido medir. El otro estaría en la Cendea de Galar y Beriain, situado entre las poblaciones de Subiza, Arlegui, Salinas de Pamplona y Beriain, y con unas 475 Ha. Y para acabar, aunque seguramente habrá muchos mas que no conocemos, recientemente hemos sabido también de la existencia de otro en Olite, en el terreno comunal de Santa Brigida, que podría alcanzar las 150 Ha.
Por lo tanto, nos encontramos, una vez mas, con grandes proyectos de energías renovables, similares en su magnitud e impacto a los polígonos eólicos que ya hemos denunciado.
Porque, de manera similar que los eólicos, son instalaciones que en este caso captan la energía renovable proveniente del sol. Sufren, por tanto, también de estacionalidad y bajo factor de carga, dado que la energía que pueden captar varía con el momento del año y la climatología. Por este motivo, y para maximizar la capacidad de producir electricidad, necesitan poner más placas fotovoltaicas, y para ello aumentar la superficie utilizada por estas. Además, para su fabricación se necesitan grandes cantidades de metales y minerales, muy diversos y algunos de ellos escasos. Todos ellos se extraen de minas en lejanos países, con grandes impactos ambientales.
De este modo, la tendencia de los promotores es a utilizar grandes superficies agrícolas para colocar las placas solares. Esto supone la desaparición de una gran cantidad de terreno útil para la agricultura, así como la alteración del medio en el que viven especies animales y vegetales, que ven desaparecer sus áreas de campeo. Se produce por lo tanto una doble perdida, de biodiversidad, y también de terrenos agrícolas útiles, sobre todo los situados en la Cuenca de Pamplona, de gran producción cerealista.
Con estos proyectos solares nos encontramos, por lo tanto, en la misma encrucijada que nos propone la instalación de grandes polígonos eólicos en nuestros montes. Por un lado es necesario disminuir drásticamente nuestro consumo de combustibles fósiles, que suponen cerca del 80% del consumo actual de energía en Navarra. Y sin embargo, los proyectos que se proponen para ello no van a la raíz del problema. Se trata de grandes proyectos con grandes impactos ambientales, y que producen electricidad, cuando esta solo supone el 20% del consumo actual de energía en Navarra y cuando una gran parte de la misma ya se produce de manera renovable.
Tal y como afirmábamos en el caso de los polígonos eólicos, creemos que la piedra angular de la transición energética ha de residir en una disminución drástica del consumo de energía que realizamos en los países desarrollados. Solo ese decrecimiento será capaz de posibilitar que la humanidad pueda pervivir dentro de los límites planetarios. Y el consumo restante de energía, evidentemente, tendrá que ser de energías renovables y sostenibles, siendo para ello imprescindible que tendamos a proyectos pequeños, basados en la utilización sostenible de los recursos locales y para el consumo en su entorno mas cercano.
Pablo Lorente Zapatería es miembro de Sustrai Erakuntza (https://sustraierakuntza.org/)