Destrucción del medio ambiente y corrupción urbanística son dos elementos que no se pueden desligar en Andalucía, especialmente, en su franja costera, el interior más cercano a éstas, así como en las grandes ciudades andaluzas y sus alrededores próximos. La especulación del suelo, y las consiguientes promociones y construcciones inmobiliarias, han venido produciendo unos beneficios […]
Destrucción del medio ambiente y corrupción urbanística son dos elementos que no se pueden desligar en Andalucía, especialmente, en su franja costera, el interior más cercano a éstas, así como en las grandes ciudades andaluzas y sus alrededores próximos. La especulación del suelo, y las consiguientes promociones y construcciones inmobiliarias, han venido produciendo unos beneficios extraordinarios que de ninguna manera hubieran sido tales sin la corrupción de cargos públicos municipales, permitiendo no sólo todo tipo de atropellos legales, sino también todo tipo de atentados contra el medio ambiente, aunque debemos tener en cuenta que muchos de esos atentados contra el medio ambiente han sido legales, así como muchos «pelotazos urbanísticos».
En esta semana, la organización ecologista Greenpeace ha dado a conocer su informe anual sobre el estado del litoral del Estado español titulado «Destrucción a toda costa»; el diario malagueño Málaga Hoy del miércoles 27 de junio lo recogía de esta manera: «La costa andaluza es la peor valorada de todo el litoral español con 41.800 viviendas ilegales y con el número más elevado de casos de corrupción urbanística, según recoge el informe Destrucción a toda costa de Greenpeace«. En el propio informe podemos leer: «El agotamiento del suelo y de los recursos naturales parece imparable en Andalucía«, y con ello, siguiendo el mismo informe, nos encontramos que: «Con casi 24 millones de turistas visitando su territorio anualmente, Andalucía se enfrenta a una grave disyuntiva respecto al modelo de turismo que quiere: naturaleza o cemento. Los datos indican que, aunque los políticos se llenan la boca con el respeto al medio ambiente, lo que se impone es el ladrillo«.
Frente a esto, debemos constatar un hecho muy preocupante: la inmensa mayoría de concejales y alcaldes acusados de corrupción urbanística en Andalucía, muy especialmente en la provincia de Málaga, han repito sillón de concejal o alcalde, y en determinados casos, consiguiendo amplias mayorías absolutas o aumentando el número de votos obtenidos en las pasadas elecciones municipales del 27 de Mayo.
Debemos preguntarnos hasta qué punto el pueblo andaluz es consciente de los peligros que le acechan, ¿acaso falta información sobre lo que está sucediendo?, ¿falta una cultura política crítica y defensora del medio ambiente en Andalucía?, ¿simplemente no interesa?, ¿o hasta qué punto el pueblo y los trabajadores son cómplices directos o indirectos de esta situación? Estamos hablando de cuestiones sumamente importantes que afectan al empleo, el desarrollo económico y social, la calidad de vida, la cultura, etc., en definitiva estamos hablando de la situación de un país, Andalucía, mostrando una vez más en toda su crudeza su realidad dependiente con todas sus consecuencias, su papel subordinado, sin una voz propia que defienda los intereses del pueblo y la clase obrera de Andalucía, en este mundo del capitalismo en su fase imperialista global, del capitalismo parasitario y destructor de lo más importante: la vida.
Algunos datos del informe de Greenpeace
Si los datos del informe «Destrucción a toda costa» son demoledores para todo el litoral del Estado español, para Andalucía lo son aún más.
Andalucía consume alrededor de 12,81 hectáreas de suelo al día, de las que 9,23, es decir, el 72% corresponde a las provincias costeras y tiene al ladrillo como uno de sus principales motores económicos.
Según el Informe Económico y Financiero de Andalucía 2005, el 17,8% del capital invertido en Andalucía procede de paraísos fiscales como Liechtenstein, el vecino territorio andaluz ocupado por Gran Bretaña de Gibraltar, y las Islas Vírgenes, en resumen, una cuarta parte del volumen total imputable al Estado español.
El porcentaje medio andaluz de suelo urbanizado en la primera franja de 500 m. está en un 22,2%, superando con creces esa media, como no, la provincia de Málaga con un desorbitado 59,9% (destacando localidades como Mijas con un 85% y Marbella con un 82%), y Cádiz con un 32,5%.
Andalucía vierte anualmente 3.273 millones de metros cúbicos de aguas residuales, industriales, agrícolas y urbanas. Destacando la Bahía de Algeciras y el polo químico de Huelva como auténticos puntos negros.
Andalucía es el lugar del Estado español con mayor densidad de campos de golf, de los 92 campos existentes, el 83% llevan asociadas promociones urbanísticas, y de estos el 12% son campos de golf residenciales. Además hay proyectos de construir casi 200 campos de golf más según la Federación Andaluza de Golf, que podrían llevar aparejadas la construcción de 160.000 viviendas, una tercera parte de las cuales en la provincia de Málaga, a pesar de las prohibiciones y limitaciones de la Junta en este sentido.
Cuevas de Almanzora (Almería) tiene previsto un crecimiento de población de un 3.600%, Vera (Almería) en un 2.960%, y Mijas (Málaga) en un 460%. A pesar también de las limitaciones que el Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (POTA) imponen en este sentido.
El consumo de agua es el segundo más alto del Estado, con 180 litros por persona y día, cifra que en la Costa del Sol y Almería llega a los 400 litros.
El informe destaca a la provincia de Cádiz y dice que: «Ostenta el dudoso honor de ser el tramo de litoral con más infracciones urbanísticas, en zona de servidumbre de protección de la costa tiene en su haber 306 entre 2005 y la primera mitad de 2006«.
Algunas conclusiones de este informe
Andalucía sigue teniendo en el ladrillo como uno de sus principales motores económicos, a pesar del descenso en su aportación en el PIB del 2006 con respecto al 2005.
La franja costera andaluza es una de las más saturadas de ladrillo de todo el Estado, especialmente en las provincias de Málaga y Cádiz; en los 817 km de costa andaluza se han contabilizado 683.350 viviendas y plazas turísticas proyectadas, de las que casi la mitad corresponden a Almería.
A pesar de que el POTA limita los incrementos de población en un 30% en los próximos 8 años, sólo el 9% de los municipios andaluces cumplen dicho Plan, concebido según la Administración andaluza para evitar los procesos urbanizadores insostenibles. Pero según pone de manifiesto este informe la implicación de la Junta en estos procesos urbanizadores insostenibles, que dice querer evitar, es incuestionable, el caso del El Algarrobico, en Carboneras, Almería, es paradigmático en este sentido: la Junta autoriza la construcción de un hotel en primera línea de costa, pero ante la presión del movimiento ecologista interviene, aunque aún no lo ha demolido. Lo mismo podemos decir de Marbella y de la mayoría de las viviendas ilegales, que por cierto, han sido «indultadas» en un 90%. La implicación de la Junta es evidente y clara.
En la franja costera andaluza es donde más se concentran las investigaciones de la Justicia relacionadas con delitos urbanísticos, 16 alcaldes están siendo investigados por las diferentes fiscalías por delitos urbanísticos. Siendo Marbella y la famosa «Operación Malaya» el paradigma absoluto de la corrupción urbanística.
De nada pues vale el artículo 203.1 del nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía cuando dice que: «Los poderes públicos de Andalucía velarán por un unos eficiente y sostenible del suelo, a fin de evitar la especulación urbanística y la configuración de áreas urbanizadas insostenibles«. Todo un brindis al sol, por eso hubo gente que no nos lo creímos, y por eso y por muchos más motivos, votamos no a ese Estatuto. Los hechos nos dieron y nos dan continuamente la razón.
Reforzando el poder de la corrupción
Siguiendo el ejemplo señalado anteriormente, el Alcalde de Carboneras (Almería), del PSOE, dimitió cuando la Junta decidió intervenir en el asunto del hotel de El Algarrobico, pero ha salido de nuevo elegido alcalde en las pasadas elecciones del 27 de Mayo.
Pero los casos más sangrantes se dan, una vez más, en la provincia de Málaga, por ejemplo, Juan Vera resultó nuevamente elegido Alcalde de Tolox con una impresionante mayoría absoluta, consiguiendo 9 de los 11 concejales, cambiando al Partido Andalucista (PA) por la candidatura de Convergencia Andaluza (CA), una formación política de reciente creación, que dice ser andalucista pero que en realidad está formada por los sectores más españolistas y más de derecha salidos del PA y del PSA, además de oportunistas salidos del PSOE andaluz, entre otros oscuros personajes independientes de la escena política municipal andaluza. Los votantes, por tanto, no han tenido en cuenta que Vera está imputado por delito urbanístico, y un juzgado tiene paralizados los proyectos de construcción de varias urbanizaciones que suman cerca de 2.500 viviendas.
Otro ejemplo, este más conocido por toda la repercusión mediática que ha tenido, es el del Alcalde de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón (PP), que ha revalidado su mayoría absoluta con 12 concejales, uno más de los que tenía hasta ahora. Martín Serón y su edil de Urbanismo, Gregorio Guerra, que también repite, están en libertad bajo fianza de 100.000 euros e imputados por los presuntos delitos de prevaricación y cohecho por, presuntamente, hacer uso de sus cargos para cobrar sobornos a empresarios. Aún recordamos las imágenes televisivas de Martín Serón asegurando ser víctima de un complot del PSOE y recibiendo el apoyo de numerosos vecinos del pueblo.
En Manilva, Salvador Zotano, Alcalde y candidato del PSOE, ha amortizado su paso por la Alcaldía y ha subido de uno a cuatro concejales tras las elecciones del 27-M. Todo ello pese a que está imputado en un par de causas, una por presunto tráfico de influencias por la contratación de una empresa de electricidad de la que era apoderado y otra por votar en 2004 a favor de la construcción de un recinto ferial en un suelo de protección oficial. En este sumario también están imputados los cuatro ediles de IU, que repetirán, y el candidato del PP, Francisco Miguel Álvarez, hasta hace pocas semanas en el Partido Democrático de Manilva, es decir, que en Manilva no se libra nadie, ni la derecha, ni las más que presuntas izquierdas (PSOE e IU).
El Alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes (PP), también con causas judiciales abiertas, ha barrido y se ha colocado en 17 concejales. El de Mijas, Agustín Moreno (PSOE), mantiene su mayoría absoluta, aunque ha perdido votos en una durísima campaña donde Moreno se ha caracterizado por ejercer el poder absoluto, cual cacique en su cortijo, en los medios de comunicación mijeños, persiguiendo a la oposición, especialmente a la candidatura de izquierda nacionalista andaluza representada por Alternativa Mijeña, que ha venido denunciado sistemáticamente todas las barbaridades cometidas por este auténtico cacique; por su parte, el de Estepona, Antonio Barrientos (PSOE), ha obtenido once ediles, cinco más que en 2003, también con causas pendientes. En este sentido, también podemos señalar al Alcalde de la ciudad de Málaga, Paco de la Torre, que ha conseguido revalidar su mayoría absoluta, a pesar del descenso de votos, y del que se sospecha su implicación en varios casos de corrupción, en concreto en un caso de «mobbing inmobiliario», que el programa de Telecinco CQC puso de manifiesto.
Nadie se libra, las líneas divisorias entre la derecha y la izquierda, y también entre españolistas y andalucistas, están desdibujadas, prácticamente se han borrado, y con ellas, los principios de una defensa del medio ambiente, del derecho a la participación democrática activa del pueblo y los trabajadores en los asuntos que le incumben, la tan cacareada «democracia participativa»; el principio de la defensa de los trabajadores contra la precariedad, la temporalidad, los accidentes laborales, a favor de salarios dignos y en contra de toda discriminación. La constatación de que al margen de partidos políticos se comparte en esencia un mismo modelo de desarrollo económico basado en la especulación de terrenos, la masiva ocupación del suelo con construcciones urbanas, la super especialización en el turismo (de playa o rural), y la consiguiente explotación masiva de una mano de obra precarizada y temporal en condiciones indignas, es evidente, salvo honrosas excepciones.
¿A alguien le importa?
Habrá quien diga que todo esto ocurre por la falta de una cultura crítica en el pueblo andaluz, cayendo no pocas veces en tópicos difundidos sobre la más que presunta indolencia del pueblo andaluz, o por una falta de conciencia de lo que puede suponer en un futuro no ya muy lejano la destrucción brutal del medio ambiente, o la especialización absoluta en muy pocas actividades económicas que se sobre explotan al máximo, sin ton ni son, y sin importar el futuro más inmediato. Sin embargo, las razones hay que buscarlas en la especialización productiva impuesta sobre todo a la Andalucía costera y los estados de conciencia, por supuesto no automáticos ni mecánicos que generan el pueblo y en los trabajadores. En palabras de Karl Marx, y sin caer en la cita repetitiva de los clásicos del socialismo científico, « El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario el ser social es lo que determina su conciencia «.
En el «Informe sobre la Situación Socioeconómica de Andalucía 2005», del Consejo Económico y Social de Andalucía, se indica que el VAB (Valor Agregado Bruto, que equivale a los valores que se agregan a los bienes y servicios en las distintas etapas del proceso productivo) del sector secundario andaluz es el 23,1% del total, indicando que su evolución ha sido positiva, y que este sector empleaba en el 2005 a 763.825 trabajadores (¿se contarían también a los inmigrantes ilegales?), algo más de la cuarta parte del total, experimentando un crecimiento del 7,71% respecto al 2004. En cuanto a la construcción el Informe dice literalmente: « Efectivamente, este sector ha sido el principal motor de la economía andaluza por octavo año consecutivo, siendo el sector que ha aumentado su VAB en mayor proporción «, situándose en algo más del 7%. En el 2005, el 93% de las construcciones de vivienda fueron de renta libre, el resto fueron de protección oficial, disminuyendo incluso su construcción en algunos casos con respecto al 2005. Según datos de este Informe, en el 2005, Andalucía concentró 61.805 unidades de viviendas de obra nueva, una cifra superior a otros lugares del Estado. La construcción se situaba en el 2005 en el 14,1% (¿se habrá contabilizado a los trabajadores inmigrantes ilegales?) de los ocupados en Andalucía. En cuanto al sector servicios nos dice: « Un año más, el Sector Servicios sigue predominando sobre el conjunto de los sectores económicos de la economía andaluza, encabezando la ordenación sectorial según el peso que representa en el total regional tanto desde el punto de vista de la producción como del empleo «.
Así las cosas, a pesar de los índices de precariedad y temporalidad, o las penosas condiciones de trabajo que pueda abundar en estos sectores, no es menos cierto que estos sectores por su fuerte demanda continúa de puestos de trabajo han tirado del empleo. Si observamos, por ejemplo, las autovías veremos las furgonetas que transportan trabajadores a los tajos de la Costa del Sol venidos diariamente de los pueblos del interior de las provincias de Málaga, Cádiz, Sevilla, Córdoba o Granada. Existe constancia de pueblos del interior andaluz que quedan entre semana literalmente vacíos porque una parte importante de su población está trabajando en la costa, regresando al pueblo los fines de semana. Igual podemos decir de la hostelería. A todos ellos se une una importante población trabajadora inmigrante.
Nadie se cuestiona el modelo, ya que es el modelo económico que da de comer y vestir, que da para comprarse un terreno, un chalet o un piso, que da para un coche, a ser posible de lujo para aparentar, o que da para los whiskys de los fines de semana; para los trabajadores inmigrantes es el modelo que sirve para enviar dinero a casa, para los planes de futuro en el país de origen, o para empezar una nueva vida en otro lugar. La dependencia es brutal y las alternativas no se vislumbran, y más si tenemos en cuenta la planeada destrucción del campo (la pesca está ya prácticamente destruida), y la industria andaluza, con todo el desmantelamiento industrial en zonas como la Bahía de Cádiz, o en la Málaga y la Sevilla metropolitanas.
También en este sentido, no son pocos los habitantes autóctonos de zonas costeras o de zonas de interior próximas a la costa, o a grandes metrópolis andaluzas, que se han beneficiado de la venta de sus terrenos, o de determinadas ilegalidades consentidas por los alcaldes o los concejales de turno. El caso de Alhaurín el Grande (Málaga) y su Alcalde Martín Serón puede ser paradigmático.
Pero nada se mantiene para siempre, todo está sometido al cambio. El parón de la construcción es ya un hecho, el exceso de oferta es evidente y ni siquiera puede ya ser absorbida por extranjeros comunitario y su alto poder adquisitivo, como ha ocurrido en las zonas costeras andaluzas, a ello se añade el ascenso continuado de los tipos de interés. Aunque las consecuencias del estallido de la denominada «burbuja inmobiliaria» pueda ser más o menos suave, nos encontraremos con un territorio saturado hasta no poder más de ladrillo y cemento, sin a penas lugares que explotar, con escasas opciones productivas porque han sido o trasladadas o desmanteladas, un turismo que no podrá disfrutar de nuestro envidiable clima, ni de nuestra naturaleza, en definitiva, un medio ambiente destrozado y degrado, un lugar donde no va a valer la pena vivir y trabajar.
El caso es que pocos piensan en eso, y en estas elecciones municipales se ha demostrado claramente, apostando por el mismo modelo desarrollo en sus diferentes versiones. A esto debemos añadir la escasez de opciones políticas transformadoras de izquierdas que apuesten y den a conocer un modelo diferente de desarrollo, e igualmente, la inexistencia en Andalucía de un sindicato único de clase, defensor de los derechos de los trabajadores en una perspectiva de acción sindical sociopolítica.
La destrucción de un país, la destrucción de Andalucía…, y la Humanidad
No se puede separar todos estos hechos de la situación de Andalucía como una nación dependiente en todos los sentidos. Se trata de una situación de opresión nacional.
El papel subordinado de Andalucía hace que las coyunturas económicas propicias sean excesivamente positivas, y que las negativas sean sencillamente desastrosas. En este caso incluso hablamos de la destrucción de un país debido a su papel dependiente y no es exagerado.
Evidentemente, estos problemas afectan no sólo a Andalucía, sino a todo el Estado español, y a otras muchas zonas del mundo, pero estos problemas no se presentan exactamente de la misma forma en todos los lugares, de una forma mecánica y matemática independientemente del territorio. En Andalucía, el triunfo de este modelo de desarrollo no se puede desligar en ningún momento de su papel histórico dependiente y subordinado, a merced de decisiones externas. Como consecuencia, si observamos el propio informe de Greenpeace nos encontramos con que Andalucía presenta una situación cuantitativa y cualitativamente peor que otros lugares del Estado.
En este sentido, no podemos olvidarnos de la desvirtuación, como forma de destrucción, de las señas de identidad nacional-culturales andaluzas, nuestra cultura, como parte esencial del sector servicios, especialmente, en las zonas costeras; en definitiva, nuestra cultura como una mera mercancía que se produce y que se realiza en el mercado, como toda mercancía. Pero no sólo eso, sino la desvirtuación/destrucción de las señas de identidad andaluzas en el objetivo de una sociedad funcional, sin antecedentes, sin memoria histórica de lucha y conflicto, ni de combates entre opresores y oprimidos. Un pueblo alienado que obedezca las ordenes del gran capital imperialista y sus pautas de comportamiento: consumismo, egoísmo, racismo, xenofobia, hipocresía, etc.
La alternativa de izquierda revolucionaria y nacional andaluza urge, ya que los pasos hasta ahora dados son insuficientes, Andalucía necesita una auténtica transformación política, económica, social y cultural para evitar su destrucción, un movimiento capaz de concienciar y levantar a este pueblo. El lema « socialismo o barbarie » que lanzaran los bolcheviques en 1917 sigue estando de actualidad, quieren la barbarie, la destrucción de la civilización humana, a costa de aumentar sus beneficios, y en esa perspectiva socialista y transformadora en Andalucía tenemos que tener muy presente la letra de nuestro himno: « Sea por Andalucía libre, los pueblos y la Humanidad «. Tenemos que salvar Andalucía porque tenemos que salvar a la Humanidad entera del desastre que se nos avecina.