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Las deudas del Fútbol

Deudores

Fuentes: L'informatiu

El martes conocimos, gracias a la pregunta formulada en el Congreso por la diputada de Izquierda Unida Caridad García, que el fútbol español debe a la Agencia Tributaria más de 750 millones de euros, de los cuales casi 490 corresponden a los clubes de Primera División, 184 a los de Segunda y 78 a los […]

El martes conocimos, gracias a la pregunta formulada en el Congreso por la diputada de Izquierda Unida Caridad García, que el fútbol español debe a la Agencia Tributaria más de 750 millones de euros, de los cuales casi 490 corresponden a los clubes de Primera División, 184 a los de Segunda y 78 a los de categorías inferiores. La cifra, que no recoge el dinero que los clubes adeudan a la Seguridad Social, sorprende por su magnitud, aunque no por lo inesperado: los pagos tardíos o inexistentes de los mismos al erario público han sido una constante a lo largo de los últimos años. De hecho, los últimos cuatro años esta cantidad se ha incrementado en casi 150 millones. Entretanto, el grueso de la sociedad, deslumbrada por el oropel que hay en torno a los Messi, Cristiano Ronaldo o Beckham, mira para otro lado.

Mientras Hacienda y la Tesorería General de la Seguridad Social dejan de ingresar este dinero necesario para el mantenimiento del actual estado del bienestar, el contribuyente medio ha de soportar que un pequeño retraso en sus pagos comporte sanciones que, en algún caso, pueden llevarle a la ruina. Una empresa o sociedad -incluso deportiva- que no pague lo debido corre serio peligro de desaparición. Una amenaza que, sin embargo, en el caso del fútbol tan solo se ha materializado en casos muy concretos y nunca en el de los que más deben: los equipos de Primera División sestean confiados mientras su deuda sigue aumentando a costa de todos.

Los impagos al estado, sin embargo, no son la única manera en que los clubes de fútbol se benefician de su poder e influencia. Las recalificaciones de terrenos para beneficiar económicamente a las Sociedades Anónimas Deportivas han sido una constante a lo largo de la última década. En la mayor parte de las ocasiones, a costa de la construcción de equipamientos públicos necesarios para las ciudades, como polideportivos, hospitales o escuelas.

A la luz de estaos hechos se antoja necesaria no la pregunta de si el fútbol recibe un trato de favor -que lo recibe-, sino de si este es justo o no, y más en el contexto de una crisis económica como la actual. El fútbol (entendamos como tal el de elite) es un fenómeno de enorme calado, que arrastra multitudes y moviliza a más personas de las que lo harían otras manifestaciones políticas, sociales o culturales. Para los políticos es, por lo tanto, una enorme bolsa de votos y por ello resulta impopular demonizarlo. Asistimos atónitos, pues, al desfile de buenas intenciones, sonrisas y palmaditas en la espalda a gestores incompetentes que gastan dinero a manos llenas sin que nadie les diga nada. Mientras, la soga que llevamos al cuello nos aprieta cada día un poco más.

Fuente: http://www.linformatiu.com/opinio/detalle/articulo/deudores/