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Dialéctica -y conocimiento- sin dogma

Fuentes: Rebelión

Una cosa es la literatura. Otra, muy diferente, la geopolítica. Me ponen ambas aunque, a veces, lo confieso, la narrativa geopolítica puede resultar tan aburrida y repetitiva como el diario íntimo de un rey promiscuo y lujurioso: «Caro diario, hoy me he enamorado de Turquía, pero me interesa no decirle nada a Alemania, con la […]

Una cosa es la literatura. Otra, muy diferente, la geopolítica. Me ponen ambas aunque, a veces, lo confieso, la narrativa geopolítica puede resultar tan aburrida y repetitiva como el diario íntimo de un rey promiscuo y lujurioso: «Caro diario, hoy me he enamorado de Turquía, pero me interesa no decirle nada a Alemania, con la que sólo quiero sexo. Tengo que pensar en una estrategia para conquistarla y, al mismo tiempo, seguir manteniendo relaciones sexuales con Alemania, que tampoco es mala amante».

Lo mismo me pasa con la filosofía, aunque ésta, y no por culpa suya, más proclive que la literatura a la hora de sentar cátedra y prescripción ideológica con voluntad de absolutos. Cuando el motivo profundo de la reflexión filosófica y de la creación estética coloniza partidariamente a lo que les es dado a las dos: capire la realitá e il semplice piacere di creare un universo literario propio, los resultados suelen ser nefastos. Una cosa es tener una concepción política del mundo, otra, la ceguera a la que lleva el patriotismo de partido. Manuel Vázquez Montalbán, que de esto sabía algo más que nosotros. Tenía muy claro lo terriblemente difícil que era destilar material literario con intencionalidad política sin caer en un panfletismo patético.

Si la pulsión íntima de la filosofía es la búsqueda de eso que llaman verdad -sobre el mundo, el universo y uno mismo- y de eso otro que llaman felicidad, si el motivo profundo que impulsa a la filosofía es il vero piacere di capire la realitá, la dolorosa aventura de re-pensarnos en un mundo secular y cambiante, etcétera, creo que esa pulsión no puede satisfacerse de un modo aislado e individual, sino colectivo. Buscamos la verdad juntos entendiendo y discutiendo la perspectiva del otro, y nada hay más humano que eso. Buscamos la felicidad juntos discutiendo soluciones con el otro, y nada hay más político que eso. Hablar de la verdad y de la felicidad sólo en primera del singular, así pues, no tiene sentido, por un motivo muy sencillo: porque no se puede ser sin ser-en-relación a algo o alguien. De momento, el insoportable infierno de los replicantes postmodernos no ha sido quien de inventar incubadoras para mantener al yo en perpetuo estado de congelación.

La literatura, sin corsés canónicos, sin prescripciones hermenéuticas de cuño neo-colonial, tiene potencialidad suficiente para provocar un radical giro copernicano en nuestra -mal- acostumbrada mirada eurocéntrica. Precisamente, en Justicia poética: La imaginación literaria y la vida pública, Martha Nussbaum hace una crítica muy sensata a esa mentalidad absurdamente utilitarista que niega toda capacidad a la literatura para transformar la realidad. Evidentemente, el leitmotiv profundo del narrador no es transformar la realidad, así, a palo seco. Ya bastante revolucionario es que sea capaz de multiplicar por diez, por cien y por mil, si falta hiciese, las posibles miradas que proyectamos sobre el mundo, y por lo tanto, las decisiones que se derivan de ampliar la perspectiva y empatizar con las vidas y situaciones de personas y colectivos que desconoceríamos sin la intervención de la fiction/non fiction narrative.

Justicia Poética es un ensayo que nace de la convicción que Nussbaum comparte con Whitman, a saber: que la narrativa y la imaginación literaria no se oponen a la argumentación racional. Pueden darle ingredientes esenciales. Para muestra, un botón:

– «La falta de compasión va también con frecuencia acompañada por una confianza excesiva en los métodos técnicos para modelar la conducta humana; sobre todo los que derivan del utilitarismo económico».

– «Aunque soy una aficcionada a cuestiones legales e ignoro el aspecto más técnico y formal del derecho, creo enfáticamente que la reflexión sobre la narrativa puede hacer contribuciones al derecho en particular y al razonamiento público en general».

– ¿Para qué sirve narrar historias, pues, en un mundo en donde la vida cotidiana de mucha gente está dominada por múltiples formas de exclusión y opresión?».

Estas líneas resumen la patícula elemental del ensayo de la filósofa norteamericana. Su radical afirmación de que tanto el utilitarismo económico como el formalismo jurídico son instrumentos necesarios, pero insuficientes, para luchar contra las múltiples estructuras de desigualdad y exclusión social, son demasiado luminosas, demasiado empáticas y dolorosas para 9 de cada 10 abogados y economistas existentes en el Reino de Galicia.

Recuperar la capacidad para imaginar, empatizar y reconocer, no sólo la vida, sino también el dolor íntimo y físico de los demás, que diría Susan Sontag, es algo que las tablas macroeconómicas, las estadísticas, los porcentajes y la retórica jurídica no pueden despertar por sí mismas. No hay mejor muestra de ello que el caso omiso que nuestras élites político-culturales han hecho a The Fel Manifesto, un esperanzador texto escrito por la Foundation of endangered Languages. Texto que convendría leer en voz alta a la mayor parte de cierta gauche divine del Reino de Galicia cegada por el utilitarismo económico a corto plazo y la política cultural que lo ampara.

El objetivo de la FEL es, en esencia, combatir los efectos que la globalización económica tiene en el mapa socio-lingüístico y en la gramática cultural del planeta. ¿Cómo? Creando una organización transnacional para guardar documentación -audio y escrita- relativa a las lenguas y culturas en peligro de extinción, impulsando programas de sensibilización moral con las comunidades lingüísticas amenazadas, recuperando habilidades lecto-escritas en las mismas, impulsando su conservación y visibilidad en los soportes mediáticos y las tecnologías de la comunicación y haciendo énfasis en el valor y beneficios de la diversidad lingüística.

Para materializar estos objetivos, la FEL hace énfasis en la necesidad de una organización transnacional autónoma en el sentido de no constreñida o influencia, a priori, por motivaciones políticas conducentes a la producción de políticas de diferencia, sea racial, cultural, de género o religiosa. El espíritu, por así decirlo, de la FEL, es canalizar energías en la investigación socio-lingüística strictu sensu, siendo compatible esto, además, pero no relacionado, con el compromiso político individual de l@s investigador@s.

Estas líneas pueden dar a entender que la Foundation of Endangered Languages tiene un carácter totalmente apolítico. En absoluto. Lo que tiene es un carácter apartidario, y lo que sucede, sobre todo, es que empieza a construir la casa por los cimientos: por la investigación científica. Las conclusiones políticas -personales- son un a posteriori de la investigación, y no al revés, que es lo que lleva haciendo la mayor parte del cognitariado cultural de la izquierda nacionalista y no-nacionalista en el Reino de Galicia en toda su historia contemporánea reciente. A quien no le guste esta sentencia puede echarle sal y endulzármela con contra-argumentos.

Dentro de los objetivos de la FEL está, así pues, la monitorización de prácticas de recuperación lingüística y, también, la monitorización de pragmáticas de recuperación lingüística fuera de la razón instrumental del poder. Nadie niega que toda política llingüística, cultural, económica- tiene una filosofía y una tekné, una práctica subyacente, pero es necesario construir espacios autónomos de empoderamiento cultural en todos los campos del saber por una simple cuestión de ecología mental. Es suficiente con observar día a día los frames, los story-tellings y los marcos periodísticos realmente existentes en el Reino de España para concluir que estética sin ética, significante sin significado, presentismo sin memoria, pragmatismo mercantil e imagen sin reflexión son modos de hacer, modos de hablar y modos de producir información cuya intencionalidad no es otra que fortalecer el canon eurocéntrico en todos los ámbitos de las ciencias y las letras, así como en el imaginario social de las periferias de la Europa-Fortaleza i més enllá.

La primera estrategia de la mirada y el discurso totalitario es la manipulación semántica y la obturación -o manipulación- de la memoria histórica. De este modo, la lengua y la memoria colectiva, que forman parte de la antropología profunda de todo ser humano, pierde toda su pulsión crítica y reflexiva, toda su potencialidad para construir lo que Pierre Vilar llamaba Les lieux de la memorie. La manipulación semántica de la memoria histórica, siempre en movimiento, siempre abierta a la pluralidad de perspectivas, pero no por ello derivable al postmoderno perspectivismo absoluto, atenta contra la necesidad humana de retener experiencias pasadas para poder, en términos críticos, reflexionar y proyectarse políticamente. El aprendizaje individual, así pues, es rotundamente imposible sin la capacidad de la memoria para codificar, retener, recuperar e interpretar contextualmente información, y esto es tan cierto para el ser humano como para el resto de especies.

Que las ciencias sociales y lingüísticas no tengan valor en el mercado no es, precisamente, ninguna casualidad. Pero, en un futuro no muy lejano -es decir, ahora-, el doble objetivo de conservar los eco-sistemas y satisfacer las necesidades básicas y radicales del ser humano, sin volver a empezar un nuevo ciclo de acumulación que repita el viejo y crónico impacto socio-ambiental y la no menos vieja y crónica socialización pública de la deuda privada, no podrá vencer sin la finezza de la analítica social y su consiguiente comunicación.

Sería, así pues, de agradecer, a la comunidad científica gallega, en el campo de estas disciplinas, que tuviese algo más de presencia en los medios de comunicación. Y de agradecer sería, también, que pudiese investigar y debatir constructivamente sin tirarse sus ego-me-mei-mihi-me a la cara. Una ciencia local como impulso para el desarrollo auto-centrado de las potencialidades y recursos de Galicia es muy necesaria. Recordar esto no es descubrir mediterráneos, desde luego : falta hace que nuestros poderes públicos hagan lo justo y necesario para que a medio-largo plazo Galicia pueda disponer de un instituto de estudios culturales con espíritu interdisciplinar y abierto.

Hacer posible lo necesario sigue siendo, en palabras de Xosé Manuel Beiras, el leitmotiv, no sólo de una política en acto, sino también de un proyecto contra-cultural y decolonial que le sirva de base. Ademas de las voces que, en el Reino de Galicia, reclaman creación sin dogma, tengan en cuenta que también existimos voces que reclamamos ampliar el espectro de lo posible y deseable:

– ¡Va benne!, ¡anque dialettica e conoszenza senza dogma!

Mis más sinceras y humildes disculpas a la santa inquisición de la UPG, de la ejecutiva federal de Izquierda unida y del comité central del Partido comunista de España por tan impías y heréticas consideraciones. En caso de procederse a mi silenciamiento y baja administrativa de nuevo, traten de comunicármelo por carta o teléfono móvil. Muchas gracias.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.