Su ropa, sus relaciones y sus publicaciones en redes sociales sirvieron de excusa a un buen número de medios para culpar a la joven de su propia desaparición. Con ello demostraban de nuevo que lo que a todas luces parecía un acto de terrorismo machista más, requería que centráramos nuestra atención en la culpa de la víctima.
«No fue discreta», dice Antena 3 en ‘Diana en la red’. «Su autoestima es baja», aseguró Telecinco. «Se ha esfumado» del instituto, relató El Mundo. Los medios de comunicación cuestionaron la ropa, el estilo de vida y las costumbres de Diana Quer ante la pasividad de la opinión pública, que daba por válidas estas explicaciones sin apenas cuestionarlas.
La Guardia Civil recuperó el cadáver de Diana Quer, la joven de 18 años desaparecida el 22 de agosto de 2016 en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), el 31 de diciembre. El detenido, José Enrique Abuín Gey, alias ‘El Chicle’, condujo a los agentes hasta la parroquia de Asados, en Rianxo (A Coruña), horas después de confesar el crimen.
Como siempre mantuvo la madre de la joven, se confirmaba así que Diana Quer no había desaparecido por voluntad propia. Una corazonada que muchos medios se dedicaron a enterrar. Como es habitual en los casos de violencia machista (de nuevo un caso vuelve a levantar el debate sobre la necesidad de redefinir la violencia de género como se entiende en la Ley Integral de 2004), la maquinaria mediática puso a funcionar su fábrica de prejuicios pocos días después de la desaparición de la joven.
Culpar a la víctima
El 8 de septiembre, Antena3 emite ‘Diana en la red’, que escarba en las redes sociales de la joven. En el programa se afirma que la joven «fuma», sale con chicos y que «esa noche no fue discreta». En su afán por buscar culpables, culpar a la víctima es todo un clásico de los medios mainstream, que hoy en día siguen diciendo que las mujeres asesinadas por sus parejas «mueren» o «pierden la vida».
En periodismo basura Antena 3 entra en competición con Telecinco, que se jactó de contar con una grafóloga para sembrar dudas sobre Diana Quer. «Diana Quer es inmadura y con una autoestima muy baja», concluía la experta en la línea de desacreditar la actuación de la joven y culparla de su propia desgracia.
El Mundo no se quedó atrás en lo de poner a funcionar su fábrica de basura, de la mano del periodista Javier Negre. Negre dedicaba a la desaparecida una pieza titulada «Las otras desapariciones de Diana Quer», con la que se jactaba de sus dotes investigativas para llegar a conclusiones que poco tenían que ver con el terrible desenlace de la joven. La pieza empieza así: «Mes de abril. Son las ocho y media de la mañana en un aula del instituto público Arquitecto Ventura Rodríguez de la localidad madrileña de Boadilla del Monte. […] Es turno de cantar la Q… de Diana Quer. La maestra alza la mirada hacia el pupitre verde donde se suele sentar la adolescente. Está vacío, pero no desliza lamento alguno. No le sorprende».
Culpar a la familia
La familia también fue señalada por varios medios como posible culpable de la desaparición. Todo valió para entrar en su intimidad sin respeto y sin cautela. Los problemas de pareja, las discusiones entre la madre y la hermana de Quer… todo era caldo de titular en un río revuelto en el que solo ganaban los pescadores de información sórdida.
Negre, que ha colaborado también en el programa Espejo Público de Antena3 para aportar datos de su prolífica investigación sobre los Quer, metía el pie en la separación de los padres para disparar contra la madre y dejar una sombra de duda sobre su salud mental. Con un tono de salsa rosa revenida lanzaba este reportaje titulado «El Amor Cero de los Quer» en el que aseguraba que «Quer (padre) ha confesado a su entorno que ‘la peor decisión de su vida’ fue enamorarse de su antigua pareja y vive el ‘duelo’ de la ausencia de su hija releyendo un libro que ocupa desde hace un año su mesilla de noche: Amor Zero: Cómo sobrevivir a los amores con psicópatas.»
Diana López Pinel, madre de Quer, se convertía en el foco de la ira no solo por su separación del padre, sino también por las supuestas discusiones con sus hijas. Fueron muchos los medios que situaron la atención en este aspecto, como por ejemplo esta noticia de Libertad Digital: «La fuerte discusión de Diana Quer con su madre y su hermana días antes de desaparecer».
Mención especial merece este artículo de 20minutos, que arroja dudas sobre los padres de Diana Quer y, encima, culpa a los lectores: «Desde la misteriosa desaparición de la joven Diana Quer no he dejado de recibir mensajes de lectores del blog, conocidos y colegas de profesión, que apuntan en una misma dirección: el recelo hacia los padres de Diana tras sus numerosas apariciones en los medios de comunicación».
La mala madre y la mala esposa
El injusto prejuicio de la «mala madre» también tuvo un papel en esta historia. Muchos medios se hicieron eco de la «exclusiva» de Espejo Público sobre los mensajes en los que la madre de Diana Quer le recomendaba «tomarse un Orfi».
En lo de señalar malas madres, esDiario tuvo especial inquina al titular que «Las fiestas con hombres de la madre de Diana enredan la desaparición de su hija».
Este medio se hace así eco de una «exclusiva» de El Programa de Ana Rosa, que «desvelaba» la existencia de una «casa azul» de difícil acceso que, supuestamente, estaba relacionada con la familia. Tanto Diana López Pinel como Juan Carlos Quer negaron la existencia de esta casa.
La mujer de ‘El Chicle’ también ha sido centro de la ira de los mass media. Y no por una hipotética colaboración a la hora de encubrir el crimen, si no por su actitud que algunos infieren de ‘mala esposa’. Como ejemplo, esDiario volvía a la carga el 30 de diciembre y tildaba de «traición» el cambio en su testimonio que acabó con la coartada del asesino.
El último día de 2017 las persianas de la realidad se abrían para descubrir un terrible final de la historia. El periodista Negre se atrevía a mandar «un fuerte abrazo a la familia de Diana Quer» después de que se confirmaba el asesinato de la joven. El periodista deseó «un infierno a El Chicle o la salvaje ley de la cárcel» por Twitter. Nada dijo de la intoxicación mediática con la que se ha envenenado a miles de lectores y la red se ha empeñado en recordárselo. La hipocresía, esta vez, no ha pasado el filtro.