El pasado 22 de mayo Raimon volvió a la Complutense, 40 años después, para conmemorar la lucha que muchos y muchas han convertido en herencia fosilizada que cada 10 años se saca de un cajón. Pero la historia no sólo sirve para recordarla, sirve sobre todo para tomar el testigo. En la página oficial de […]
El pasado 22 de mayo Raimon volvió a la Complutense, 40 años después, para conmemorar la lucha que muchos y muchas han convertido en herencia fosilizada que cada 10 años se saca de un cajón. Pero la historia no sólo sirve para recordarla, sirve sobre todo para tomar el testigo.
En la página oficial de la UCM puede leerse una frase patrocinando el concierto de Raimon: «El final de tantos días de lucha y esperanza fue la victoria del orden establecido, pero en ese momento algo cambió para siempre». No nos resignamos a la victoria del orden establecido y no nos vale con que algo cambiara para siempre en la nostálgica memoria de quienes abandonaron la lucha. El 22 fuimos al concierto de Raimon bajo el grito de «Diguem no a Bolonia»; nuestras pancartas eran las únicas en un hall abarrotado de gente y nuestros panfletos los únicos que llovieron sobre esa misma gente al final del recital.
Porque queda mucho por hacer, la lucha es el mejor homenaje. En defensa de los servicios públicos, en defensa de la Universidad pública, seguimos diciendo No a la LOU, No a Bolonia, no a la precariedad.
Noticia relacionada:
http://www.telecinco.es/informativos/cultura/noticia/37075/Raimon