La trágica lista de accidentes graves sufridos por familiares y amigos de presos dispersados sigue en aumento. Así, aunque la mayoría política y social vasca comparte que la dispersión va en contra de los derechos de la persona encarcelada y supone un castigo añadido sobre todo para sus allegados, semana tras semana las familias y […]
La trágica lista de accidentes graves sufridos por familiares y amigos de presos dispersados sigue en aumento. Así, aunque la mayoría política y social vasca comparte que la dispersión va en contra de los derechos de la persona encarcelada y supone un castigo añadido sobre todo para sus allegados, semana tras semana las familias y amigos de estos presos deben seguir viajando cientos e incluso miles de kilómetros en el escaso margen de tiempo que ofrece un fin de semana. La consecuencia es traumática:
16/01/04: de camino a la prisión de Zuera (Zaragoza), a 218 kilómetros de Euskal Herria, los amigos del preso vasco Egoitz Askasibar sufrieron un aparatoso accidente. El vehículo que les precedía frenó en seco -el conductor del mismo dio positivo en el test de alcoholemia- y chocaron contra él.
25/05/04: la mujer y hermana del preso vasco Ramón López sufrieron un accidente cuando se dirigían a la prisión de Alcalá Meco -1000 kilómetros a recorrer-. Aunque no sufrieron daños físicos, los daños materiales fueron cuantiosos. Las visitas vis a vis de este preso han sido trasladadas a días entre semana, lo que dificulta la asistencia a sus allegados, debiendo perder días de trabajo, etc.
29/05/04: la hermana y un amigo del preso Ibai Aiensa sufrieron un grave accidente cuando regresaban de realizar la visita en la prisión de Alcalá Meco, a 500 km de Euskal Herria. A consecuencia del mismo, debieron ser trasladados al hospital de Tutera, la hermana sufre una contractura en la espalda y esguince en las cervicales.
29/05/04: cuatro amigos del preso Jon Mintegiaga sufrieron un accidente cuando regresaban a casa tras una visita en Alcalá Meco. El coche ha quedado inservible y los cuatro amigos, que sufrieron varias contusiones, debieron regresar en taxi.
30/05/04: tras visitar al preso vasco Estanis Etxaburu en Granada -la prisión se encuentra a 903 kilómetros de Euskal Herria-, dos amigos del preso sufrieron un grave accidente a la altura de Somosierra -Madrid-.
05/06/04: dos amigos del preso vasco Alberto Rei sufrieron un accidente a las 5:30 de la madrugada cuando se dirigían a la prisión de Uzerche, en el Estado francés -820 kilómetros- donde el joven se encuentra preso. Aún así consiguieron llegar a la visita.
13/06/04: familiares de José Mari Tokero sufrieron un accidente sobre las ocho de la mañana cuando se dirigían a realizar la visita a la prisión de Teruel. A consecuencia del mismo, tuvieron que ser trasladados al hospital de Teruel en ambulancia, el coche quedó completamente destrozado. Todos ellos sufrieron numerosos golpes y tres de ellos se encuentran todavía en el hospital con lesiones de diversa consideración.
Leo Esteban, nueva víctima de la dispersión
Falleció a consecuencia de las graves heridas sufridas en un accidente
La dispersión tiene graves consecuencias, mucho más allá de una lista o estadísticas con los accidentes sufridos. Los familiares y amigos sufren secuelas graves que arrastran toda su vida.
Este es el caso de Leo Esteban, hermano del preso vasco Esteban Esteban Nieto, que falleció el pasado jueves 3 de junio tras quince años y diecinueve operaciones en las piernas y dos más en las caderas. Leo Esteban sufrió un accidente el 3 de abril de 1989, en Jaén, cuando se dirigía a la cárcel gaditana de Puerto de Santa María, donde su hermano estaba preso, a más de 1000 kilómetros de Euskal Herria «no perdí el conocimiento en ningún momento, notaba que me dolía muchísimo la pierna. Al incorporarme vi que tenía la pierna colgando.
Su hermano Esteban sufría una grave enfermedad -otra de las graves tragedias de esta política de dispersión, la desasistencia sanitaria-. Fue liberado el 7 de abril de 1999 y fallecía pocos meses más tarde, el 26 de septiembre del mismo año debido a la enfermedad incurable que había gestado en la cárcel durante años.
En una emotiva rueda de prensa, la familia de Leo y Esteban se preguntaba «dónde está la resolución que el Parlamento vasco aprobó contra la dispersión» «parece que los familiares no existimos, que somos de piedra, que no tenemos padres, madres, hermanos». Y es que esta brutal práctica sigue cobrandose vidas de forma silenciosa.