La cultura como factor de desarrollo y su diversidad, como derecho universal que se opone a las hegemonías dominantes, son ideas centrales del Foro Cultural Mundial que tiene lugar en esta ciudad brasileña hasta este jueves. Un Estado con «visión de la diversidad cultural interna y externa» puede fortalecer sus políticas públicas, expandir el concepto […]
La cultura como factor de desarrollo y su diversidad, como derecho universal que se opone a las hegemonías dominantes, son ideas centrales del Foro Cultural Mundial que tiene lugar en esta ciudad brasileña hasta este jueves.
Un Estado con «visión de la diversidad cultural interna y externa» puede fortalecer sus políticas públicas, expandir el concepto de cultura y abrir «infinitas posibilidades de inclusión social», dijo el ministro de Cultura brasileño, Gilberto Gil, quien presentó no menos de seis ponencias durante el Foro, además de participar en otras actividades paralelas.
Entusiasta del nuevo concepto de economía creativa, que comprende desde obras artísticas y artesanales hasta las nuevas tecnologías de la información, el ministro, más conocido como compositor y cantante, expuso muchas de sus ideas sobre la cultura como herramienta de desarrollo económico y social.
Los nuevos medios digitales permiten «romper las barreras entre productores y consumidores» y generar los «prosumidores», destacó Gil, al tiempo que definió la cultura como «libertad, ruptura e innovación».
La tensión entre diversidad y hegemonía fue el tema de una de las seis conferencias centrales del Foro, paralelas a las cuales se desarrollaron decenas de debates, talleres, muestras artísticas, y espectáculos de música y danza.
El mundo vive un momento crítico de disyuntiva entre el concepto de diversidad, que favorece al «florecimiento cultural», y el de hegemonía, que «reduce opciones», afirmó Garry Neil, coordinador canadiense de la Red Internacional para la Diversidad Cultural (RIDC), un movimiento de organizaciones no gubernamentales y activistas individuales, con mas de 500 afiliados en 70 países.
Las fuerzas por la «homogeneización» cultural, entendida como concentración económica y de medios de comunicación, globalización y acuerdos comerciales multilaterales, son muy fuertes y hasta «preponderantes», admitió.
La RIDC ganó «un poderoso instrumento» con la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, adoptada en octubre de 2005 por la Conferencia General de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), afirmó Gil, aunque observó que este tratado no es vinculante, es decir que no obliga sino que recomienda.
Según reza su artículo 29, esta convención entrará en vigencia tres meses después de la fecha de depósito del trigésimo instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. Hasta la fecha van 20 países.
Sin embargo, la diversidad cultural enfrenta enemigos menos evidentes que la hegemonía audiovisual de Hollywood. En una fuerte denuncia, la antropóloga Tassadit Yacine, de Argelia, destacó que la descolonización no representó la superación de la «dominación cultural» y de la tendencia a la homogeneización.
En Argelia y en sus vecinos del norte de África, la «imposición» del árabe como lengua oficial tras la independencia significó la marginación y el intento de supresión del idioma bereber, hablado por minorías de varios países de la región, ejemplificó. Es una de las consecuencias de la «importación de modelos» de potencias coloniales, «sin reflexión», destacó.
Otro procesos que conspiran contra la pluralidad y la variedad de culturas es el desencadenado por la masiva migración hacia Europa, un continente donde la diferencia genera discriminación social y económica, en lugar de enriquecimiento cultural, acotó. La diversidad cultural requiere el reconocimiento de «la autonomía de cada grupo sin que se sienta inferior», opinó.
Es necesario «respetar la diversidad dentro de cada país», además de defenderla en el ámbito internacional, sostuvo por su parte Balla Moussa Daffé, consejero de la Presidencia de Senegal y presidente de la Red de Actores Socioculturales de este país de África occidental.
El objetivo de esa red es rescatar y promover «las culturas autóctonas» y diversas, conquistando legitimidad para «luego luchar por la diversidad en otros países», explicó a IPS. La dominación cultural de hoy se debe mucho a los desequilibrios económicos, «no tenemos equipos para llevar nuestra expresión al mundo», reconoció.
«Nuestro problema es económico y cultural», resumió, el cual contrasta con la primacía de la cultura manifestada por artistas.
Las debilidades económicas constituyen «un obstáculo para la afirmación cultural» de los pueblos africanos, sentenció Daffé, farmacéutico y ex ministro de Ciencia y Tecnología de Senegal, quien se acercó al tema cultural cuando investigaba la farmacopea nativa.
La diversidad cultural enfrenta resistencias y controversias, reconoció el brasileño Leonardo Brant, experto en mercadeo cultural y miembro del Consejo Directivo de RIDC. Estados Unidos rechazó la mencionada convención de la Unesco y defiende que sólo hay diversidad cultural si hay libre mercado y competencia, observó.
La importancia de este tema tanto para la identidad como para el avance de los pueblos es un hallazgo reciente. El debate se intensificó en 1998 en una conferencia de la Unesco sobre cultura y desarrollo, que dio pie a una Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, en 2001.
Basándose en el primer anteproyecto de convención elaborado durante las reuniones de expertos independientes (entre diciembre 2003 y mayo 2004) se preparó el proyecto de la citada Convención, que fue adoptado en la Conferencia General en octubre de 2005.
***** + Red Internacional para la Diversidad Cultural, RIDC (http://www.incd.net) + Forum Cultural Mundial (http://www.forumculturalmundia