Recomiendo:
0

¿División o victoria? La situación de la(s) izquierda(s)

Fuentes: Diagonal

Aunque se haya convertido en lugar común hablar de la división de la izquierda -así, en singular-, esta es una afirmación que contiene varias trampas. En primer lugar, no se puede dejar de reconocer que la pluralidad partidista en estas elecciones es mucho más visible que en anteriores citas, y no sólo por la izquierda. Ahí […]

Aunque se haya convertido en lugar común hablar de la división de la izquierda -así, en singular-, esta es una afirmación que contiene varias trampas. En primer lugar, no se puede dejar de reconocer que la pluralidad partidista en estas elecciones es mucho más visible que en anteriores citas, y no sólo por la izquierda. Ahí está el caso de Ciudadanos, un partido emergente que ha copado el centro derecha desplazando al Partido Popular hacia la derecha-derecha. Sin embargo, para los observadores no resulta suficiente para confirmar su fragmentación. Puede concluirse que ello se debe a que la formación naranja es lo que en Latinoamérica se llama «partido desafiante», una fuerza opositora que, pese a venderse como alternativa, reconoce la legitimidad de los actores políticos tradicionales. De ahí que Ciudadanos sea visto por el establishment como la muleta necesaria para mantener la estabilidad institucional en una coyuntura de crisis.

El estatus de las izquierdas transformadoras, de Podemos y de Izquierda Unida, es diferente por cuanto defienden -o se presupone que lo hacen- un «cambio constituyente». Hay que descartar de este grupo tanto al Partido Socialista, por ser una de las patas del régimen, como a La Izquierda, una extraña coalición electoral cuyos cabezas de cartel representan más a un viejo mundo en descomposición -el de una izquierda acomodaticia con los diferentes gobiernos socialistas- que a una novedad refrescante.

Pero el hecho de que sean transformadoras no ha sido suficiente para que estas izquierdas se unan. El proceso de confluencia ha sido un fracaso y Alberto Garzón ha insistido en que los motivos son ideológicos, aludiendo a cierto «giro al centro» socialdemócrata -¿otro más?- por parte de Podemos. Sin embargo, mientras las negociaciones seguían en curso, daba la impresión de que las desavenencias ideológicas no iban a ser un obstáculo. De hecho, de la suma de comunicados y desmentidos se deduce que los conflictos radicaron precisamente en la estrategia, en cómo presentarse a las elecciones, si como partido que hiciera la función de eje vertebrador -Podemos- o como candidatura unitaria que posibilitase la pervivencia de estructuras partidistas -Unidad Popular-.

Por encima de la oposición de propuestas que ahora enfatizan ambas listas -por ejemplo, renta básica versus trabajo garantizado-, se ve que Podemos e IU comparten posiciones frente a una de los principales focos políticos -el principal en estos instantes-: la cuestión de la unidad territorial. Si no, no se entiende que reediten en Catalunya una fórmula análoga a Catalunya Sí que es Pot, nucleada en torno al derecho a decidir, sumando también a Procés Constituent y contando además con el apoyo de la emblemática alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Por cierto que lo anterior no implica que subsistan algunas contradicciones internas. La invitación al diálogo con mensaje unitarista de fondo del «núcleo irradiador» podemita, aparte de intrínsecamente ambigua, ha generado ya varias disensiones en las propias filas moradas. Es muy probable que esta tensión no resuelta se traslade a la plataforma En Comú Podem, comandada por un número uno de perfil tan catalanista como Xavier Domenech. El verdadero reto aquí sería que una liga catalana de izquierdas, por más que mantuviera estrechos contactos con formaciones estatales, poseyera un discurso propio y libre de intromisiones externas.

Queda claro que la solución catalana, por las peculiaridades singulares de su contexto, no es exportable al conjunto del estado, donde Podemos e IU tratarán de sacar a relucir, hasta la exageración, lo que les separa. Seguramente, el hipotético pacto de coalición al que pudiesen haber llegado no habría conseguido crear un bloque de izquierdas tan potentes como para anular en su seno todas las disensiones. Es en esta tesitura cuando tenemos la posibilidad real de elegir entre los dos proyectos, desde una perspectiva más estratégica que ideológica. O de decidir que ambos empobrecen una perspectiva radicalmente innovadora.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/28241-division-o-victoria-la-situacion-izquierdas.html