La trama de niños robados en España traspasa fronteras para convertirse en la temática del documental francés ¿Dónde estás? Les enfants volés. Sus realizadores, Sandrine Mercier y Juan Gordillo, presentan su trabajo en España el miércoles 27 en el Instituto Francés de Madrid. Varios medios de comunicación galos se han hecho eco de la problemática […]
La trama de niños robados en España traspasa fronteras para convertirse en la temática del documental francés ¿Dónde estás? Les enfants volés. Sus realizadores, Sandrine Mercier y Juan Gordillo, presentan su trabajo en España el miércoles 27 en el Instituto Francés de Madrid. Varios medios de comunicación galos se han hecho eco de la problemática española después de su proyección en el festival Cinespaña de Toulouse, en el mes del documental en Aquitania y en el Fipatel de Biarritz. La cadena pública France 3 lo ha emitido en dos ocasiones, lo que ha permitido difundir el entramado del secuestro de niños más allá de la gran pantalla.
La implicación de la Iglesia sorprende a los franceses que han visto la cinta. «El poder eclesiástico en España regía la vida civil, y parte de esa herencia aún se mantiene. En Francia, que somos mucho más laicos, sorprende esta circunstancia», explica Juan Gordillo, y reconoce que se quedó impactado al comprobar que el robo de bebés constituye una problemática en vigor. «No es una historia en blanco y negro, sino a todo color porque esto ha pasado hasta los años 90», afirma su compañera Mercier. «Hay hijos que buscan a sus madres. Madres que aún buscan a sus hijos».
El documental refleja el rapto de recién nacidos, una práctica que comenzó en los años de la Guerra Civil. Durante el Franquismo, al abrigo de las teorías del psiquiatra Vallejo-Nájera sobre el exterminio del gen rojo, 30.000 bebés fueron robados. Este dato lo recoge el exjuez Baltasar Garzón en su auto del 18 de noviembre de 2008. Los neonatos se entregaban a familias adeptas al régimen para que estas les reeducaran en el nacional-catolicismo. Otros se regalaban a cambio de algún favor, o se llevaban a países extranjeros. Chile, México, Francia, Alemania o Austria aparecen entre los lugares de destino.
Una de las protagonistas del documental da cuenta de ello. Lily Ceballos fue entregada a una familia mexicana gracias a una intermediación que hizo la Iglesia española con la del país centro americano en 1968. Su padre le contó la verdad sobre sus orígenes hace un año. Un acta de nacimiento falsa dice que Lily nació en Mérida, capital de Yucatán.
«¿Quién soy hoy? Parte de quien me crió pero también parte de quien me engendró. Permítanme vivir esta nueva que he descubierto», reconoce en uno de los momentos del documental. En él, Mercier y Gordillo acompañan a la mexicana en sus primeros pasos de la búsqueda.
La historia de Victoria Alcaide, una de las niñas (ahora 73 años) que fue prohijada en la casa cuna de Córdoba en 1941 también se recoge en la película. «Mis padres adoptivos me revelaron mi verdadero nombre cuando tenía 18 años. Desde que fallecieron busco mis orígenes», cuenta quien cree que pudo ser una niña robada. Su sospecha la basa en las contradicciones que ha encontrado en sus documentos. Victoria vive en la población francesa de La Tour-du-Crieu. «Los franceses que han visto el documental quedan muy impactados. También los hijos de exiliados españoles que nunca pensaron que esto tuviese tal magnitud».
SILENCIO INSTITUCIONAL
Otro de los interrogantes que tratan de resolver los realizadores es el hecho de que el Estado condene regímenes dictatoriales en otros países y que no haya reconocido a las víctimas del Franquismo. «Primero [el Estado] ha negado que se robasen niños y después no han hecho nada. Las víctimas necesitan el reconocimiento tal como se hizo con las de la dictadura argentina», relata incrédulo Gordillo. Sin embargo, en España, la misma Sala de lo penal que condenó al militar argentino Adolfo Scilingo fue la misma que impidió que la policía judicial abriese los archivos parroquiales en los que hay datos cruciales para la investigación en España.
«¿Por qué no se abren los archivos y se investiga para poder construir una historia con H mayúscula?», se sobresalta Mercier. «Si esto ocurriese en Francia se abriría una comisión multidisciplinar para investigar los hechos», apunta Gordillo.
Sirviéndose de los testimonios del sociólogo Francisco de Tena, el periodista Jesús Duva y el abogado Guillermo Peña, entre otros, los autores del documental denuncian el silencio del Estado español durante tanto tiempo. Parte del audiovisual se graba en la hemeroteca del diario El País. Allí comprueban que en 1977 ya existían noticias en las que se relata el robo sistemático de bebés. Incluso en 1979, un incendio en el hospital madrileño La Paz acabó con documentos e historias clínicas.
El fotógrafo Germán Gallego aportó en 1981 otro testimonio clave para justificar el robo continuado de bebés. En una fotografía, capturó la imagen de un bebé congelado en la nevera de la clínica San Ramón. Se trataba de uno de los dos cuerpos que el centro utilizaba para mostrar a las madres que insistían en ver el supuesto cadáver de su hijo.
«Yo como fotógrafo quería ver eso. No me lo creía. Me sacaron al niño de la nevera e hice las fotos», relata Gallego en el documental. La fotografía de Gallego fue portada de la revista Interviú. «Aún así no pasó nada. Solo me llamó una persona de asuntos judiciales», remacha.
LUCHA PERMANENTE
Soledad Monzón, otra de las protagonistas del documental, personifica a las madres que buscan a sus hijos sin cesar. Convertidas en sus propias investigadoras, ante la falta de apoyos y recursos institucionales, dedican la mayor parte del tiempo a buscar a sus descendientes. Tiempo que le quitan al resto de su vida. Sandrine Mercier y Juan Gordillo esperan que su trabajo contribuya a romper el silencio imperante en la sociedad española y se actúe para superar una de las páginas de la historia y así construir el presente.