Con este título encabezó Roberto Montoya su libro sobre los drones aparecido en 2014 del que tomamos numerosas citas para este artículo. Titular por cierto muy acertado, ya que los drones son ciertamente eso, un aparato bélico no tripulado, destinado a sembrar la muerte de civiles y militares, de forma indiscriminada, a miles de kilómetros […]
Con este título encabezó Roberto Montoya su libro sobre los drones aparecido en 2014 del que tomamos numerosas citas para este artículo.
Titular por cierto muy acertado, ya que los drones son ciertamente eso, un aparato bélico no tripulado, destinado a sembrar la muerte de civiles y militares, de forma indiscriminada, a miles de kilómetros de distancia del puesto del operador.
La historia de los drones en España se ha puesto de actualidad, con la inversión decidida este mes de octubre por parte del Ministerio de Defensa a través del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) dependiente del mismo y de la Xunta de Galicia. Se trata del aeródromo de Rozas ubicado en el municipio de Castro de Rei, Lugo, que se convierte mediante un aporte de 55 millones de euros en el mayor centro de investigación sobre drones en España, con el objeto de permitir a distintas multinacionales del sector investigar sobre su uso. Además de este aporte del Ministerio de Defensa, la Axencia Galega de Innovación contribuirá a las investigaciones a desarrollar con otros 25 millones de euros para estas empresas.
De esta manera, España se suma al carro de la OTAN y sus aliados, como ya lo hizo facilitando el empleo de la base de Rota y participando en misiones en el extranjero. En este caso, pese a sus vergonzantes afirmaciones de que no se trata de un uso militar, no puede caber ninguna duda al respecto. Así lo confirman los muertos civiles y militares producidos en muy distintos países, con los perversos métodos del anonimato y el desprecio por los mas elementales derechos humanos. La guerra toma así su cara más despiadada y cruel: la muerte a larga distancia.
Siguiendo la política ya aplicada en el empleo de mercenarios, con una verdadera privatización de la guerra, sus gestores son las mismas multinacionales que operan en todo el mundo, cosechando beneficios millonarios con los conflictos armados, incluso los no declarados como también ocurre con el uso de los drones.
Las multinacionales en el caso español
Son nueve las empresas que se presentan al concurso para el uso del citado aeródromo:
Boeing Research and Technology (segunda multinacional en temas de defensa a nivel mundial); Thales Programas de Electrónica y Comunicaciones (grupo francés líder en sistemas electrónicos para defensa, aeronáutica y seguridad, cuarto a nivel mundial); Airbus (consorcio europeo de aviación, compuesto básicamente por Alemania, Francia y España, competidor de la norteamericana Boeing); Elbit Systems (empresa israelí de electrónica); Inaer Helicópteros (empresa italiana del sector); Agustawestland(empresa anglo-italiana de helicópteros); Spa and Telespazio Ibérica (participada por Thales, empresa de ámbito europeo de servicios espaciales); Indra (multinacional española de consultoría en el sector de defensa); Everis Aeroespacial y Defensa (consultora de origen español); y la UTE Uvas Galicia. (A este concurso no se presentaron empresas de Rusia o China).
Empleo y funcionamiento de los drones
Según el Pentágono, los drones «son una aeronave que no lleva un operador humano a bordo y es capaz de volar bajo mando a distancia o programación autónoma». Llegan a tener 50 horas de autonomía de vuelo, con empleo civil o militar, para uso de información o bélico, pueden portar armamento, misiles o similares. Sus precursores, las bombas V, se utilizaron para el bombardeo de Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Israel los empleó desde 1973 en sus numerosas guerras, en Líbano, Irak y otras, y actualmente es el principal exportador de estas armas. Estados Unidos cuenta con unas 13 bases de drones en su territorio y cerca de 1500 pilotos u operadores; y se están entrenando mas pilotos de estos que de caza- bombarderos.
Según informa Montoya en su libro, a partir de 2007 se fueron incorporando cada vez mas drones armados con misiles, complementando los dedicados a labores de vigilancia y para señalar los objetivos a los comandos terrestres, navales o aéreos. Se calcula que entre 2007 y 2014 pudieron morir hasta 180 personas en ataques estadounidenses con drones, siendo un 50 % de ellos civiles.
El futuro de la muerte por control remoto
En la actualidad varios países como Estados Unidos, Israel, Reino Unido y Pakistán, incorporan los drones como arma de uso cotidiano para abatir a sus enemigos, y otros 40 países incorporan a su arsenal diversos modelos de drones. Pedro Morenés, ministro de Defensa español que fue representante en España de Instalaza, fabricante de bombas de racimo, decía en 2013 «que tenía confianza en que las fuerzas armadas pudieran contar en 2015 con aviones no tripulados. Es sin duda por donde va el futuro». Morenés ya lo sabía, como confirman los datos con que iniciamos esta nota.
En 2007 las fuerzas armadas españolas compraron distintos modelos del dron Searcher a Israel por varios millones de dólares, y adquirieron en 2008 a Estados Unidos 27 mini drones RQ-Draven y también varios modelos ScanEagle.
El ministerio de Defensa informó en 2014 que sus drones en Afganistán habían efectuado 5000 horas de vuelo y 826 misiones de reconocimiento, vigilancia y escolta.
El uso de los drones no está sometido a ningún tipo de control jurídico: la violación de derechos humanos no figuran entre sus delitos. Así como Estados Unidos y algunos otros estados no reconocen los Protocolos de la Convención de Ginebra ni aquellos que rigen la Corte Penal Internacional de La Haya, que son los únicos capaces de juzgar a sus soldados, mercenarios o espías que cometieran crímenes de guerra o de lesa humanidad, lo mismo ocurre con los delitos cometidos por los drones. Esto les confieren una especial utilidad para el imperio: la de dar a sus efectivos una verdadera impunidad a escala global. A menos que fueran capturados fuera de Estados Unidos, esos soldados no podrían ser sometidos a juicio, cualesquiera que fueran los delitos cometidos.
Al igual que los mercenarios, los drones son armas sofisticadas utilizadas en la guerra global que actualmente practica el Imperio. Teatro de guerra no declarada, legislación inexistente, responsabilidad nula. Guerras crecientemente deshumanizadas, con víctimas que no distinguen entre civiles o militares, ancianos o niños, cuarteles u hospitales, como recientemente ocurrió en Afganistán donde efectivos estadounidenses asesinaron a niños y personal sanitario en un centro hospitalario de Médicos sin Fronteras. Así serán crecientemente las guerras del Imperio.
Como sin quererlo, el Día de la Fiesta Nacional de España, llamado por el franquismo Dia de la Raza, confluyeron varios elementos significativos de la política del Partido Popular. Así fue el desfile del 12 de octubre, como acto central militarista de ese día; la ayuda financiera a las multinacionales del sector, como Boeing y Thales, y también a algunas españolas, para fortalecer su investigación sobre los drones; los 80 millones de euros donados por el Estado y la Junta de Galicia, sustraídos en los Presupuestos a la investigación con fines pacíficos; gastos militares en perjuicio de la pretendida austeridad. Presupuestos austeros con los salarios de los trabajadores y con los servicios sociales. Este es el camino por donde nos conduce el Partido Popular y sus aliados.
Daniel Pereyra es miembro del Consejo Asesor de VIENTO SUR.