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Educación para la Ciudadanía: el ejemplo práctico del rey de España

Fuentes: Rebelión

El deterioro de la enseñanza pública, planificado y orquestado tanto por los gobiernos del PP y PSOE es evidente. Sin embargo, una de las grandes diferencias que encontramos entre ambas legislaturas es el «buen rollito» que caracteriza a los ministros de Educación de los gobiernos del PSOE. Esta vez nos han sorprendido con una nueva […]

El deterioro de la enseñanza pública, planificado y orquestado tanto por los gobiernos del PP y PSOE es evidente. Sin embargo, una de las grandes diferencias que encontramos entre ambas legislaturas es el «buen rollito» que caracteriza a los ministros de Educación de los gobiernos del PSOE. Esta vez nos han sorprendido con una nueva materia: Educación para la Ciudadanía. El objetivo: enseñar a los alumnos a ser buenos ciudadanos.

En fin, no faltan cabezas bien pensantes que argumentan que una de las primeras cosas que habría que hacer para educar en la Ciudadanía sería sacar una ley que cerrará de inmediato todos los colegios concertados y privados del Estado español, y paralizara la Convergencia Europea, y no una materia basada en una pedagogía barata y el «rollito Psoe». Pero esto es otro debate.

Los contenidos de Educación para la Ciudadanía son de mucha actualidad: la sociedad, la democracia, la tolerancia, el respeto a la diferencia, nuestro sistema político, etc.

Imagino, que como ocurre con otras materias, cuando lleguemos a la lección en la que se estudia el modelo político actual español, los libros de texto( exceptuando algunos como los de la editorial Akal) nos hablarán de los grandes logros de la monarquía española, del papel del rey en la transición, de su función como embajador de España por el mundo, omitiendo, por supuesto, cualquier vinculación con el dictador Francisco Franco o cualquier referencia a sus actividades actuales, y todo ello irá acompañado de fotos muy bonitas de los reyes y los principitos, ejemplo de buena familia y de la modernización de la sociedad española. Porque si hay algo que los españoles tenemos que agradecer al rey de España es que ha sabido civilizarnos y traernos la democracia para que no volvamos a matarnos entre hermanos como en el año 36. Sin olvidar que nos salvó del golpe de estado del 23 F. Así nos lo cuentan los libros de texto.

Sin embargo, a raíz de los acontecimientos del pasado sábado en la Cumbre Iberoaméricana nos encontramos con un nuevo hito en la historia de Juan Carlos de Borbón, que debe ser recogida en nuestros manuales escolares. A partir de este momento en los libros de texto no sólo debe estudiarse lo imprescindible que ha sido la monarquía española en la democratización de España,y lo campechano y majo que es el rey, sino también cómo, el propio rey, con una valentía sin precedentes, paró los pies al «dictador» Hugo Chávez y defendió los intereses de todos los españoles marchándose de la sala cuando el presidente Daniel Ortega se atrevió a criticar el papel que juegan las multinacionales españolas en América, en concreto el de Unión Fenosa.

Ahora bien, cualquier docente comprende que todo tema estudiado en clase debe ir acompañado de unas buenas actividades que ayuden a nuestros alumnos a fijar bien los contenidos. En este caso, parece bastante factible plantear una dinámica de grupo en la que se lance un tema de debate, en la que los alumnos españoles, en representación de los neocolonizadores y de la monarquía española, increpen y manden callar a sus compañeros ecuatorianos y bolivianos (sudacas, en general) cuando estos argumenten sus planteamientos, puesto que atendiendo a nuestra coherencia democrática y al gran respeto y agredecimiento que sentimos por la monarquía, a nadie, ni educadores ni padres ni madres, les debe parecer mal que se realice una actividad de este calado en clase.

Nuestro monarca nos ha dado una verdadera lección para todos los que nos dedicamos a enseñar, y en concreto para la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y no sólo el Rey, ojo, sino todos los medios de comunicación del régimen y sus políticos. Y a la vista de los hechos, lo lógico, digo yo, es que a partir de este fin de semana, mañana mismo ya, en todos los centros educativos del Estado, cualquier alumno, ante cualquier situación que le disguste, esté en su derecho de decirle a cualquier profesor y a cualquier compañero: » Oye, tú, ¿por qué no te callas?», y si no se calla, pues oye, te piras de clase y santas pascuas. Y ¡ay de esos profesores de mano dura que crean que pueden poner una amonestación al alumno por semejante actuación¡ Eso, sin duda alguna, sería lo más antimonárquico y antipatriótico que ha visto madre, vamos de república bananera de Hugo Chávez.

 

Desde luego que sí, que las personas que nos dedicamos cada día a la tarea de la docencia tenemos mucho que aprender del espectáculo dado en Santiago de Chile, no tanto por Juan Carlos de Borbón como por sus fieles medios de comunicación y políticos.

Y así es y se sabe, en una buena clase de Ciudadanía no cabe la disidencia, y desde luego lo que no sería de recibo es que en las aulas los profesores perdiéramos el tiempo explicando a nuestros alumnos si el rey de España tiene o no acciones en Unión Fenosa, u otras multinacionales, si sabía lo del golpe de Estado de Venezuela o no, o el por qué de tanto nerviosismo; o peor aún, que recordáramos aquellos discursos de Julio Anguita argumentando a favor de la III República ¡Por dios!